El olor a marihuana invadía. La hinchada cantaba y a unos pocos pasos Lucas Villalba acompañaba cantando y con un repiqueteo que se afirmaba en los tapones del zapato. Tan solo un alambrado de distancia había entre los jugadores y los hinchas de Nacional en Belvedere, que estaban ubicados detrás del banco de suplentes, desde donde Ovación siguió al detalle el partido frente a Liverpool.
Además de fútbol, la tarde dejó muchas otras cosas. Hubo quejas desde el inicio por la perspectiva, el costo alto de las entradas ($700) y los vaivenes que mostraba en cancha el equipo. Las banderas colgadas le dificultaron la visión a los hinchas, que, en puntitas de pie, se esforzaban por estirar el cuello al máximo y hasta ponían su palma de la mano sobre la frente para atajarse del sol.
El primer iluminado de la tarde fue Jeremía Recoba, que pateó desde la otra punta de Belvedere y direccionó un remate bien esquinado. Aunque la pelota picó varias veces antes de llegar al arco, lo agarró a contrapierna al arquero Sebastián Lentinelly, que justo había dado un paso hacia su izquierda y se le coló abajo contra el palo.
“Por lo menos algo entrenan”, soltó desde la tribuna un hincha, que por lo bajo husmeaba en el celular de alguien más para ver la repetición del zapatazo desde afuera del área.
La alegría duró poco porque, al minuto, Diego Herazo se resintió de la pubalgia y, cuando todos quisieron acordar, los de enfrente ya estaban gritando el empate.

Abel Hernández fue más astuto que Julián Millán y, después de ganarle de cabeza a Gabriel Báez y descargar hacia atrás, corrió derecho a buscar el rebote en el segundo palo. Menos de una semana después de hacerle dos goles a Peñarol, también cayó como víctima Nacional.
El equipo de Lasarte se fue desinflando y terminó la primera parte con un juego muy estático. Por momentos, hasta predecible. A Luciano Boggio le comieron el medio y Christian Oliva tampoco tuvo un gran día. Lucas Morales y Gabriel Báez, los otros dos que podían dar oxígeno por afuera, completaron una muy mala performance.

Ya para el segundo tiempo, la cosa cambió, cuando entró sangre nueva. Nacional había salido a esperar, pero los cambios de ritmo de Lucas Villalba y la chispa de Bruno Arady lo fueron prendiendo. Los pibes que tanto pedía la gente fueron los mismos que elaboraron la jugada del segundo gol: diagonal, remate directo al arco y a cobrar de rebote.

La historia quedó 2-1 y parecía inclinarse para un lado, pero Morales se durmió y Liverpool, siendo menos en el segundo tiempo, llegó al empate en una jugada que empezó de un lateral y tuvo un solo toque previo al gol de Nicolás Vallejo, que le comió la espalda y definió de primera.
Belvedere sonrió, el puntero se asentó y del otro lado los hinchas pidieron la cabeza de Lasarte, pese a que esta vez acertó con los cambios.
A Diego Herazo se le cargó la zona del pubis —arrastra una pubalgia— y salió de la cancha. Descansará frente a Juventud el próximo domingo, según pudo saber Ovación. Luis Mejía, en tanto, sufrió traumatismo de hombro, confiaron las fuentes.