COPA LIBERTADORES
El mediocampista abrió la cuenta a los 2' ante el Pata Blanca y dio un pase magnífico para el segundo. Llegó a tres goles en el elenco boliviano y su jerarquía da muestras de vigencia.
En la previa todo era soñado. Plaza Colonia llegaba al Hernando Siles con dos goles de ventaja y una propuesta defensiva para conservar el resultado. La línea de cinco prometía resguardar a un equipo que se sabía que en la altura iba a perder intensidad ofensiva.
Pero el plan se desmembró muy temprano cuando apareció un enemigo conocido: Rodrigo Amaral. El mediocampista uruguayo sacó un remate exquisito a los 2‘ que vulneró la valla de Guirín. Y desde allí comenzó a avisar que Plaza debía aprender a sufrir durante todo el encuentro.
La confirmación llegó con el gol de Prost tras un elegante pase de Amaral. Sí, una vez más. El exjugador de Nacional tuvo un partido de ensueño que está lejos de ser cuestión de azar. Desde que llegó al Tigre boliviano se encuentra en estado de gracia: un gol cada 101 minutos en el certamen local más un grito de gol y un pase filtrado en el debut por Copa lo ratifican. No habrá podido ser en el tricolor, tampoco en Racing de Avellaneda o en Fénix, pero queda claro que hubo borrón y cuenta nueva para un futbolista que inició una nueva obra en Bolivia de la que es el director.
El equipo se acomoda a sus características con dos puntas que se llevan las marcas y le dejan libre el callejón central, el sitio donde el más sabe brillar. Por allí fue que eludió a dos rivales para convertir, y por ese lugar también asistió en dos ocasiones a Prost, que se perdió la ventaja en la llave debajo del arco.
En Plaza Colonia no fue una noche con inspiración. A la dificultad de la altura se le sumó un equipo inconexo que, aunque repitió nombres, tuvo rendimientos casi antagónicos respecto del equipo que deslumbró en el Centenario. El único destello de luz lo proporcionó Dibble a los 26 minutos con un remate de larga distancia que reventó el ángulo izquierdo.
Espinel tuvo que borrar el libreto y escribir uno nuevo para la segunda mitad. Greising, que sufrió los desbordes de Vaca en la primera mitad, fue sustituido por Redín, que tampoco pudo controlarlo. De hecho, el número 10 había marcado la ventaja, pero estaba en fuera de juego. De todas formas, era cuestión de minutos para que llegara el desenlace anunciado: un centro cerrado de Vaca con pique de por medio desestabilizó las manos de Guirín, que le dejó servido el segundo gol a Prost.
Y por si a la noche atigrada le faltaba brillo, Vaca continuó la función: no tuvo rivales por su banda y fue figura junto con Amaral. Aun cediendo 20‘ por una dolencia que lo obligó a salir, el exjugador de las juveniles celestes demostró con jerarquía que hace tiempo está de vuelta. Y Plaza quedo en las puertas de una clasificación histórica con La Paz como cómplice del local.