Si hay un aspecto del presente de Nacional en el que Martín Lasarte se debe sentir ampliamente orgulloso es en el rendimiento de Christian Oliva. Desde que llegó el experimentado entrenador, el volante no solo se metió entre los titulares, sino que su rendimiento ha sido muy fructífero, y ayer fue una nueva demostración con un clásico cuasi redondo, que se opacó en algo sobre el final cuando vio la tarjeta roja después de un cruce con el delantero Facundo Batista.
Hay dos cosas de su juego que lo ponen hoy como uno de los futbolistas más destacados de Nacional: 1) su intensidad para recuperar la pelota; 2) su salida prolija, en algo en lo que se ha superado con creces respecto a otros momentos de la temporada e incluso en su anterior pasaje en el tricolor.
El rendimiento del juvenil Gonzalo Petit -principalmente su incidencia en el resultado final- provocó que hoy no se hable tanto de Oliva, que tuvo un socio ideal: Alexis Castro.
El argentino, otro de los predilectos de Lasarte, fue de los jugadores más importantes en la ofensiva de Nacional, teniendo protagonismo en la definición de jugadas, desde la que falló mano a mano con Aguerre apenas instantes después del gol de la apertura de Leo Fernández hasta el tiro a los 69’ que provocó una buena reacción del arquero de los Mirasoles.
Aunque el rendimiento de Lucas Sanabria tuvo altibajos en el clásico de ayer, Lasarte sabe que si hay un lugar que está firme en Nacional, ese es precisamente el mediocampo.