Estaba en su casa junto a sus tres hijos y le sonó el celular. Vio que era Antonio Pacheco, lo atendió. El Tony le propuso ser su ayudante de campo en su cuerpo técnico. “No lo dudé por la calidad de persona y por lo que representa para el fútbol uruguayo. Es un honor que me tenga en cuenta”, confesó Omar Pérez a Ovación.
Los dos forjaron “una gran amistad” cuando compartieron equipo en Peñarol desde 2007 hasta 2009.
El Loco tuvo una extensa carrera. Jugó en Nacional, Peñarol, Rampla Juniors, Cerro, Rostov de Rusia, Castellón de España, Banfield, Aucas, entre otros equipos del fútbol uruguayo. En 2016, con 39 años, decidió retirarse en el club Río Negro. “En mí último año salí campeón en San José y dije: ‘ya está todo hecho’”, comentó.
A partir de esa situación, Pérez arrancó un proceso para saber cuál iba a ser su nueva carrera y se inclinó por la dirección técnica. Una de sus primeras oportunidades fue la de dirigir al Club Náutico de la Liga Universitaria de Deportes y esto fue por recomendación de Pacheco. “Estuve cuatro años”, contó.
En 2020 el Loco dirigió a un equipo profesional y fue Sud América, que se encontraba en la Segunda División. El año pasado se desempeñó como asistente técnico de Carlos Aguiar en Oriental, club que también estaba en el ascenso.
Observa y analiza el fútbol con el Tony con un gran motivo. “Estar preparados para cuando nos llegue la oportunidad”, subrayó. Además, añadió: “Estoy ilusionado”.
Estos años como entrenador y asistente técnico le sirvieron al Loco para darse cuenta cuál es su gran vocación. “Enseñar a los demás a través de las vivencias que tuve en el fútbol”, enfatizó.
Esa cualidad de querer enseñar la adquirió gracias a su padre, Omar. “En casa soy Omarcito”, lanzó con una carcajada. Eso a raíz de que su padre “fue futbolista y conoce mucho del deporte”.
Omar no solo le enseñó al Loco, sino también a su otro hijo, Diego “Ruso” Pérez, quien tuvo una larga trayectoria en la selección uruguaya y en el fútbol europeo.
“Nuestro gran profe fue papá ya que nos ayudó mucho. Todos los días nos mostraba en qué debíamos mejorar y lo fuimos canalizando”, argumentó.
El Loco es cuatro años más grande que el Ruso. A raíz de esto, comentó el consejo que le dio a su hermano que, según él, fue un punto de inflexión en la carrera del exjugador de la Celeste.
“Él era una persona que marcaba e iba ‘al bulto’ cuando era joven. Entonces, el jugador técnico lo esperaba para gambetearlo. Yo era uno de esos futbolistas que lo atacaban y le dije: ‘frenate un metro antes y aguantá’. Después de eso, empezó a recuperar más pelotas y a no hacérsela tan fácil al delantero porque ya no seguía de largo”, explicó el exjugador que se desempeñó como un volante central.
En consecuencia a esto, en la casa de los Pérez “se respira fútbol”. “La tele siempre está prendida y tiene un partido de fondo”, contó con mucho entusiasmo el Loco.
La importancia de la familia
El Ruso cerró un 2023 inolvidable: fue el asistente técnico de Marcelo Broli en la selección uruguaya Sub 20, que fue campeona del mundo en Argentina.
No faltan las charlas del Loco con el Ruso sobre “fútbol y funcionamiento de la selección con respecto a entrenamientos y logística”.
De esta forma, se definió “como un rehén del fútbol” por lo que vivió con su padre, hermano y ahora transita con su hijo, Mateo, que juega en las divisiones formativas de Danubio. “Voy a verlo a todas las canchas”, dijo con mucha alegría.
“Mateo me pregunta, le contestó, lo ubico y le enseño. Pero la tiene clara porque ya de niño ‘mamó’ lo que es un vestuario, incluso con el tío en la selección uruguaya. Él sabe que debe estar preparado, entrenado y, sobre todo, tiene que escuchar. Tiene que disfrutar el recorrido con responsabilidad”, aseveró Pérez.
También le advirtió a Mateo que no cometiera el gran error de su vida: “No haber estudiado de joven”.
En este sentido, expuso una de las situaciones que afrontó por no estar preparado. “Nunca estudié inglés y cuando fui a jugar a Rusia no pude entablar una conversación”, recordó el Loco.
Se refirió a otro caso y fue cuando quiso llevar a cabo el curso de director técnico. “Primero cursé tercero de liceo para poder inscribirme al curso de entrenador. Pero por la calle y las vivencias que tuve puedo tratar de che y usted a quien sea. Tengo esa picardía, pero tenés que estar preparado para lo que es el mundo”, sostuvo.
Eso se lo repite todos los días a Mateo, quien realizó un gran 2023 en las formativas de la franja: hizo 20 goles al jugar por primera vez de delantero y fue convocado a la selección uruguaya Sub 15.
“Su prioridad es el estudio”, sentenció con firmeza y lo evidenció al mencionar que este año Mateo “va a cursar quinto de liceo y, gracias a dios, nunca se llevó una materia a examen”.
Son varias las oportunidades en las que el Loco le señaló la importancia del estudio a su hijo. Tal es así que recordó una de las charlas que mantuvo con él para dejarle en claro que no lo debe abandonar por su carrera deportiva: “Estás haciendo lo que te gusta desde niño. Pero te estás encaminando para una carrera que es muy corta. Tenés que prepararte para cuando dejes el fútbol”.
Eso se lo remarcó a raíz de lo que vivió en su etapa ya que fue futbolista por más de 20 años y no logró “salvarse económicamente”.
“Se lo inculco a mi hijo para cuando deje el fútbol. Porque en ese momento sos ‘un viejo’ para esa carrera, pero sos muy joven en la vida. Si no diversificás bien el dinero no vas a poder mantener una determinada calidad de vida después de los 40 años. Hay que ser inteligente”, le manifestó a Mateo.
“Si te dedicás a esto, tenés que prepararte de la mejor manera para bancar esa diferencia económica y ser una persona culta para cuando dejes el deporte porque te va ayudar y a dar más oportunidades en tu nuevo camino”, le aconsejó el Loco a su hijo.
En el plano futbolístico, definió a Mateo como un jugador que tiene cualidades de él y de su tío. “Es potente. No tiene miedo y sabe jugar de primera”, afirmó.
El Loco es muy exigente y eso quedó claro por cómo le enseña a Mateo. “Un día viene mi padre y me dice: ‘Omarcito, lo estás mirando como si fuera un jugador de primera y tiene 14”, expresó.
El Loco tiene dos hijas más: Nazarena y Bianca. Ambas están ligadas al deporte ya que la primera estudia para recibirse de profesora de educación física, mientras que la otra practica gimnasia artística.
En la casa de Omar Pérez se respira fútbol y, a su vez, el estudio es una obligación. El Loco se prepara para predicar con el ejemplo y así hacerlo bien cuando tenga su primera oportunidad de trabajo junto a un gran amigo como el Tony Pacheco.