Pablo Peirano tenía 35 años, era el capitán de Boston River y un día recibió un llamado de Sebastián Taramasco y Juan Verzeri que puso fin a su carrera. Le ofrecieron sumarse a trabajar en el cuerpo técnico de la selección Sub 20 y, en palabras de ellos, “no tuvo margen ni para hacer el duelo”. Al tiempo les agradeció.
Hoy, los caminos los separan -uno es el asistente de Diego Aguirre y el otro dejó de trabajar en Nacional el pasado enero-, pero una nueva oportunidad de oro se presenta en su vida. Y, más allá de su CV, la verdadera pregunta es: ¿quién es Pablo Peirano y qué dice su último antecedente laboral?
El flamante entrenador de Nacional se define como un DT que no se abraza a la posesión, aunque sí lo ve como un “método”, que no necesariamente es continuo. Más bien prefiere un “juego rápido”, pero “no apurado” y que el control de la pelota sea para atacar por fuera y por dentro.
“Si tenés la posibilidad de saltear la presión con un pase, sí; si ves que estás en riesgo, hay que saltar hacia más adelante”, decía en una entrevista con el programa 13 a 0, en 2018, al ser consultado sobre su idea de juego. “Eso de seguir insistiendo (con la posesión) a medida que te van comiendo, no; a veces te superan y tenés que usar otra forma”.
🗣️ Pablo Peirano desde Los Céspedes: el sueño de estar en Nacional, la situación del Diente López y la identidad de su equipo.
— OVACIÓN (@ovacionuy) April 7, 2025
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En esa larga y distendida charla también desnudó que le gusta que sus equipos sean “compactos”, dinámicos, agresivos al atacar y que tengan una identidad propia. De eso dieron fe en redes sociales los testimonios de algunos hinchas de Independiente Santa Fe, que valoraron su trabajo en 2024 por haberle devuelto la “competitividad” al equipo, que un año antes ni siquiera había entrado a los cuadrangulares del campeonato colombiano.
Con él, hicieron récord de puntos en un año de torneos cortos (91) y llegaron a la final (perdieron por penales con Bucaramanga, un equipo menor que rompió una sequía de 75 años), clasificaron a Copa Libertadores, pero quedaron afuera de la fase previa con Deportes Iquique, también por penales, y eso le costó la posterior salida del club.
Afín a la formación 4-2-3-1, Peirano tiene muy buen conceptuado al plantel de Nacional, según le expresó en una charla al vicepresidente Flavio Perchman el pasado viernes en su casa: “No podemos pensar en atacar cuando estamos defendiendo”.

Mamó de las inferiores de Danubio -que lo compró cuando estaba en la Quinta de Miramar Misiones- la idea de jugar máximo a dos toques y no esperar a que la marca lo asfixiara. La metodología dio sus frutos porque en el 1993 salieron campeones todas esas divisiones juveniles, menos una categoría, y a los dos años él debutó con Ildo Maneiro en Primera e hizo un gol.
Dijo haberse subido a una “Ferrari” cuando acompañó a Gerardo Pelusso en Nacional (2014), Al-Arabi SC e Independiente Santa Fe y luego le dio alas para crecer solo. Hasta el jueves se quedará concentrado en Los Céspedes, donde algunas pautas serán claras: “Nos levantamos, comemos juntos y mantenemos los horarios”.

Pablo Peirano jugaba en La Picada y usaba la camiseta número 95. Estaba en la selección de la Liga de Palermo y, como la de él no podía comprarlos, la familia de Jorge Piñeyrúa fue la primera en regalarle un par de zapatos. "Te debo unos zapatos", le dice hasta hoy, cada tanto, cuando intercambian. Practicaban en donde hoy está ubicado el shopping de Tres Cruces y coincidieron en una prueba en Nacional. En la actualidad, lleva a su hijo a jugar en un club de barrio enfrente a su casa.