Por Ángel Asteggiante
Peñarol venció a Nacional por 2-0 por el clásico correspondiente a la novena fecha del Torneo Apertura. El aurinegro retomó la punta del certamen y le sacó cinco puntos de diferencia a su tradicional rival. La semana que viene visitará a Cerro Largo, su escolta, que lo tiene soplándole la nuca a dos unidades.
El aurinegro lo ganó de entrada en la planificación. Alfredo Arias leyó el partido a la perfección y se impuso en la pulseada ante Álvaro Gutiérrez, que se quedó sin invicto en clásicos oficiales (venía con cinco triunfos y tres empates en la espalda).
El DT mirasol se la jugó con Leo Coelho en el fondo, que venía con una distensión muscular, y sorprendió con los ingresos de Santiago Homenchenko y Kevin Méndez. Reforzó la mitad de la cancha y Peñarol se hizo mucho más fuerte para recuperar la pelota y salir jugando. Nacional no la tuvo casi nunca. Encima, el ingreso del juvenil, Arias le permitió soltarse mucho a Sebastián Rodríguez, uno de los puntos altos del equipo. Con su característico buen pie y manejo de pelota llevó los hilos de un Peñarol que en el primer tiempo mereció irse en ventaja.
Es cierto que en cuanto a situaciones de gol no fue avasallante, pero fue mucho más en el juego. Tuvo la posesión de la pelota, fue el único de los dos que tomó riesgos y contó con dos chances claras que generó Ignacio Laquintana, la figura de la tarde, y que falló Matías Arezo simplemente por cuestión de centímetros.
Tan flojo fue lo de Nacional en los primeros 45’ que Thiago Cardozo fue un simple espectador más.
Nacional la pasó muy mal por el sector de Camilo Cándido, ampliamente superado por la velocidad y explosión de Laquintana, y su único mérito antes del descanso fue que terminó con el arco en cero.
El partido le pedía a gritos cambios a Gutiérrez, que de todos modos apostó por los mismos nombres para el segundo tiempo.
Gastón Pereiro, impreciso y de escasa participación, fue de todas maneras el que generó las únicas dos chances que tuvo Nacional en los primeros minutos del complemento: primero con una mediavuelta tras un rebote que encontró a la salida de un tiro de esquina y después con un contragolpe que él mismo lideró y donde terminó asistiendo a Federico Martínez que, tras quedar cara a cara con Cardozo, estrelló su remate en el palo.
Eso fue lo único de Nacional. No cambió ni cuando el Guti mandó a Francisco Ginella, Alfonso Trezza y Emmanuel Gigiliotti a la cancha buscando un revulsivo. El DT armó un 11 para cederle el terreno a Peñarol y la pasó muy mal. Él mismo lo reconoció tras el clásico: “Somos un equipo que deja jugar al rival, mi autocrítica es que después que la recuperamos, que sucedió muchas veces, el porcentaje de pérdida de pelota que tuvimos fue muy grande y eso es lo que más me preocupa”. Lo más reprochable viendo el partido de ayer es que Nacional no haya cambiado la idea cuando ya en la primera media hora había quedado claro que de esa forma le iba a ser muy difícil irse con algo del Campeón del Siglo.
Peñarol demoró demasiado para ponerse en ventaja y tal vez sea lo único a corregir de ayer. Eso sí: fue el único que se decidió a ganarlo y por eso encontró su premio en el final. A los 78’ Pedro Milans se filtró en el área, llegó hasta el final y tiró el centro atrás. La Joya Hernández la dejó pasar y llegó Kevin Méndez de frente para sacar un potente remate contra el palo y dejar sin chances al arquero de Nacional.
Nacional salió con todo en busca del empate y dejó muchos espacios en el fondo. Peñarol lo aprovechó de contragolpe y le bajó el telón al partido. Rodrigo Saravia se sacó a Fabián Noguera de encima y puso la pelota en el área para un Laquintana que no tuvo piedad y le rompió el arco a Sergio Rochet para bajarle el telón al partido (89’).
Fue 2-0 en el tanteador. En el análisis táctico hubo bastante más diferencia. Arias leyó mejor el partido ante un Gutiérrez que demoró en buscar otra cosa.