ENTREVISTA
"El orgullo más grande es el cariño de los hinchas de Nacional, porque no es solo de Peñarol. No te podés hacer querer por una hinchada hablando mal del otro", afirmó.
Paolo Montero no usa redes sociales. Tampoco quiere que sus hijos. Alfonso y Francisco, le muestren cosas. Cambia de número de celular "cada 15 días" para no perder la privacidad. Por eso, muy pocos tienen su contacto, a tal punto que ha pasado que hasta sus propios hijos le escriben a un número que ya no tiene en un hecho curioso.
Cuando el periodista de Ovación le muestra la foto en la que se lo ve parado frente a cinco futbolistas franceses, atrás el árbitro y con cara de serio, en el Mundial de Corea y Japón de 2002 (partido que finalizó 0-0), reacciona: "Ahhh, sí, mil veces vi esa foto". En ese momento algunos jugadores rivales estaban señalando al autor de la falta y otros le decían al juez que mirara la repetición en la pantalla gigante del estadio, por eso las manos señalando para diferentes lugares al mismo momento. En tanto, quien recibió la infracción estaba tendido en el suelo.
¿Qué te genera esa imagen? "Eso fue, si no mal recuerdo, una patada que pegó Darío Silva, que era para echar, maaaal. ¿Sabés qué pasó? Mirá (toca la foto)... Trezeguet jugaba conmigo, Candelá era muy amigo de Zizou (Zinedine Zidane) y yo andaba con Zizou. Desailly también, jugaba en el Milan, y yo los conocía a todos. Entonces yo así (hace un gesto como tapándose la boca), que no se nota en la foto, les decía en italiano a estos (señala a todos menos a Trezeguet) y en español a Trezeguet, 'bo, no fue para tanto, no exageren'. Para que no den manija, ¿viste? Aparte como en Corea y en Japón estaba la pantalla gigante... Se veía clarito que era para echar. No me acuerdo si fue el negro Darío o el Gato Romero, pero uno fue seguro".
La patada a Cornejo que no fue ni amarilla
Paolo Montero siempre se caracterizó como un jugador con mucho temperamento y de jugar, en ocasiones, un juego brusco. A lo largo de su carrera hay patadas recordadas que recorrieron el mundo. Una de ellas fue la que le cometió a Fernando Cornejo en un Chile - Uruguay.
"Nooo, ¿esa sabés lo que pasa? En esa jugaba el Negro Méndez (Gustavo) y le dije 'hoy te abandono negro'. Ese fue mi primer partido de la selección volviendo de la lesión. Nosotros, previo a la Copa América de 1995 jugamos en el Tróccoli contra los suplentes del Colo Colo, vos fijate lo que era. Y me voy a llevar una pelota, pero sin necesidad, en la mitad de la cancha, y cuando me la voy a llevar, así (se levanta y grafica la jugada) con el pie de apoyo. Me rompí y me perdí la Copa América. Y yo volví ahí, en Chile, el día de ese partido", recuerda.
"Y yo le dije al Negro Méndez '¡Pah! Hoy... Y así fue. Él me decía que no me haga echar. Y esa fue la patada. Y no me sacaron ni amarilla...", agrega hasta con cierta incredulidad.
Hoy juegan Uruguay-Chile, a mi se me viene a la mente esta caricia (?) de Paolo Montero a Fernando Cornejo. Ni amarilla, antes que pregunten.pic.twitter.com/YTxb1Pe2R5
— La Okocha (@la_okocha) June 21, 2021
¿Qué te genera que se te recuerde de esa manera, como un futbolista de juego brusco? "Yo lo que vivo en la calle es síntoma de orgullo. Desaparecí. Porque hay gente que no sabe dónde vivo yo. Cambio el teléfono cada 15 días... La gente, que ya no me ve ni por la tele, por ningún lado, y que te vean por la calle y que te saluden o te pidan una foto, es un síntoma de orgullo. Lo más lindo que hay es el cariño de la gente. El orgullo más grande, lo vivió él conmigo previo a un clásico (señala a uno de sus hijos) es el cariño de los hinchas de Nacional, porque no es solo de Peñarol. Mi viejo es una leyenda ahí, yo nunca le falté el respeto tampoco. No se le falta el respeto a nadie; no te podés hacer querer por una hinchada hablando mal del otro. No, no. Ganalo en la cancha y vos, no vendas humo. No hables mal de Peñarol, que él es hincha de Nacional, para que te quiera la barra de Nacional, ¡no! Ganatélo ganando los clásicos".