PERSONAJE
Diez respuestas del atacante que defiende a River Plate a preguntas que lo sacan del deporte y permiten conocerlo desde lo personal.
Juan Manuel Olivera es uno de los referentes de River Plate y esta vez dejó de lado los botines, pero contó con toda su experiencia para responder preguntas que van más allá de su actividad profesional.
Soy un tipo...
Simple, familiero y muy amigo de sus amigos. Y que le gusta aprender cosas todos los días. Soy un tipo que a esta altura disfruta de todo mucho más, disfruta de cada entrenamiento y de cada partido como si fuera el último.
No aguanto...
A la gente que habla por detrás. No aguanto a los que se rinden ante la primera adversidad. No aguanto que la gente no se ponga en el lugar del otro para tratar de comprenderlo; que no tenga empatía.
Si fuera presidente...
Lo primero que haría sería tratar de rodearme de los mejores o más idóneos en todos los campos. Me aseguraría trabajar con los mejores porque creo que no es un trabajo de uno solo, sino de un equipo. Después apuntaría a la desigualdad que tiene la sociedad hoy. A que todos puedan vivir dignamente, que puedan acceder a lo básico.
Amo...
A mi familia, a mis amigos más cercanos. Amo el fútbol. Amo compartir el día a día con mis hijos, Santino y Josefina, desde lo más simple como acostarlos o pelearme con ellos y volver luego a charlar. Amo todo lo que es el día a día con ellos. Eso me enamora.
El mejor recuerdo...
El nacimiento de mis hijos. Es algo único y mágico. Pude estar por suerte en el parto de los dos. Con Santino, el mayor, llegué justito porque estaba jugando en Libertad de Paraguay y justo habíamos venido a jugar Copa Sudamericana contra Defensor. Salí derecho del estadio al sanatorio y llegué media hora antes del nacimiento.
Eliminaría del mundo...
La pobreza y la desigualdad que hay. Es normal que unos tengan más y otros menos, pero creo que las diferencias no deberían ser tan grandes Que los que tengan menos se acerquen a los que tengan más. Que todos puedan acceder a lo básico, como tener un trabajo digno, o agua potable, por ejemplo.
No iría nunca...
Ya estuve por tantos lugares y algunos muy distintos y complejos que no me negaría a ninguno. Pero no iría a donde no me quisieran, a donde sé que no voy a ser bienvenido. O a donde sé que me voy a sentir muy incómodo; una reunión o lo que sea donde voy a pasar mal. Preferiría no tener que ir, aunque a veces no queda otra.
La noche perfecta...
Una muy buena cena con mi señora, en un restaurante lindo y con una buena copa de vino en la mano. O simplemente una comida casera, como unas buenas milanesas o una rica pasta y meterme a la cama con mis dos hijos y mi señora a mirar una buena película.
Si estoy deprimido...
No sé si alguna vez estuve deprimido. Pero sí estuve un montón de veces amargado, frustrado o bajoneado y cuando eso pasa trato de aislarme. Trato de bajar los decibeles solo y después busco compartir tiempo con mis hijos, jugar o charlar. Cosas simples para darme cuenta cuáles son las cosas que verdaderamente importan.
Me doy un festín...
En un buen asado con amigos, compartiendo con ellos, jugando a las cartas, teniendo buenas charlas y hasta mirando y comentando un buen partido de fútbol. Y me doy un festín yendo a ver atajar a mi hijo en el baby fútbol. Es algo que me encanta, que lo disfruto mucho, aunque también lo sufro un montón por la posición en la que juega. ¡De arquero!