En la última década y, especialmente, en el último quinquenio, el fútbol uruguayo vivió (y vive) una época tormentosa. Desde renuncias de autoridades hasta paros de árbitros y jugadores, la palabra “paro” se ha vuelto casi sinónimo del deporte nacional.
Si bien la etapa de los paros incrementó en los últimos cinco años, las turbulencias vienen de mucho más lejos. Si nos remontamos a 2014, ya nos encontramos con una crisis institucional dentro de la Asociación Uruguaya de Fútbol(AUF) que terminó con la renuncia del entonces presidente Sebastián Bauzá y un pequeño paro resuelto por la falta de Policías. En el año 2015, los jueces, a través de su agremiación, la Asociación Uruguaya de Árbitros de Fútbol (AUDAF), amenazaron con parar las actividades haciendo alusión a las condiciones de trabajo y seguridad en los estadios. Finalmente, la huelga no se concretó.
El año 2016 quedó marcado por el llamado “clásico de la garrafa”, un incidente que puso en evidencia la violencia dentro y fuera de los estadios y que terminó con el encuentro entre Peñarol y Nacional del Torneo Clausura 2016 suspendido. Este episodio fue icónico y movilizó a todas las autoridades del fútbol en búsqueda de más seguridad.
A partir del año 2017, los conflictos comenzaron a alcanzar su punto álgido. Un paro que se extendió desde el 16 de octubre hasta el 30 del mismo mes dejó al fútbol uruguayo paralizado durante dos semanas tras la movilización de la agrupación “Más unidos que nunca”, que nucleó a la mayoría de futbolistas del medio local y se rebeló contra las autoridades de entonces de la Mutual Uruguaya de Futbolistas, lo que provocó su remoción. Los reclamos del movimiento continuaron durante todo el año 2018.
Las turbulencias continuaron precisamente en 2018, con la renuncia de Wilmar Valdez a la presidencia de la AUF y las amenazas de la FIFA con desafiliar a la federación uruguaya. Pedro Bordaberry terminó tomando las riendas en la intervención y fue el responsable de velar por el organismo hasta que se eligió a Ignacio Alonso en 2019. Los árbitros, por su parte, también se hicieron escuchar reclamando por sus derechos de imagen, lo que generó tensiones con la empresa Tenfield, que ya se encontraba en conflicto con los futbolistas.
Aunque en 2018 la actividad no llegó a paralizarse, el 2019 tuvo dos paros impulsados por los árbitros. En abril, los encargados de impartir justicia en las canchas detuvieron las actividades desde el 26 hasta el 30 del mes en busca de mejores condiciones laborales. Más tarde, en noviembre, AUDAF paró nuevamente tras un asalto a uno de sus colegas -Marcelo De León- al que le dejaron un graffiti amenazante en su casa.
El año 2020, marcado por la pandemia de COVID-19, trajo consigo un nuevo conjunto de desafíos. El fútbol se detuvo completamente, al igual que la mayoría de las actividades en Uruguay, el 13 de marzo, y no regresó hasta el 8 de agosto, lo que totalizó 149 días sin fútbol. Este hecho provocó que el campeonato se extendiera hasta el primer trimestre de 2021.
Mientras el año 2021 transcurrió sin paros, pero con un certamen más corto -de mayo a diciembre- y sin Torneo Intermedio, la calma fue efímera. En el año 2022, las amenazas de hinchas a varios árbitros provocaron un nuevo paro que se extendió desde el 5 hasta el 9 de marzo. En junio, cuando todo parecía más tranquilo, las actividades se detuvieron en solidaridad con jugadores, funcionarios y dirigentes de Villa Española, agredidos en un encuentro. El conflicto se extendió por siete días, entre el 30 de junio y el 6 de julio.
El año 2023 no fue diferente, la Mutual de Futbolistas le advirtió desde 2019 a la AUF que pararía de no llegarse a acuerdos por los salarios mínimos de los futbolistas de Segunda División. El conflicto comenzó el 7 de setiembre y se extendió por 28 días.
Hoy en el año 2024, nos encontramos nuevamente frente a un paro que tras cinco días de reclamos y negociaciones llegó a su final, luego de que el Ministerio del Interior intercediera y acercara las partes. El conflicto es solo la punta del iceberg de una situación que totaliza 70 días en las últimas 10 temporadas, sin tener en cuenta lo sucedido en 2020 y los casos en los que el fútbol se detuvo por luto.
2020
La pandemia marcó una etapa compleja para el fútbol uruguayo, si bien no fue un paro por problemas de seguridad o sindicales, la situación sanitaria hizo que el campeonato no tuviese actividad desde el 13 de marzo hasta el 8 de agosto de ese año. El campeonato terminó en 2021.
2022
El 5 de marzo, AUDAF decidió suspender las actividades luego de que el árbitro Martín Soppi denunciara amenazas. A fines de junio hechos de violencia que sufrieron jugadores, técnicos, funcionarios y dirigentes de Villa Española, provocaron un nuevo parate.
2023
El 7 de setiembre del año pasado, con solo tres fechas del Torneo Clausura disputadas, la Mutual de Futbolistas Profesionales tomó la determinación de suspender las actividades. Los futbolistas reclamaban la aprobación de las mejoras salariales de los jugadores de la Segunda División, así como la modificación del Estatudo del Jugador en la que además se preveían contratos para deportistas de entre 18 y 21 años, modificaciones al seguro de lesiones y aumento del cupo de extranjeros por plantel y partido. Si bien el paro se levantó el 4 de octubre, el 3 de febrero de 2024 tuvo su aprobación final.
2024
El sábado pasado, en el Parque Viera, juez de línea Federico Piccardo fue golpeado por una piedra arrojada desde la tribuna donde estaba la parcialidad de Racing, esa misma noche se determinó la suspensión del resto de la quinta fecha del Torneo Apertura que estaba en disputa.
AUDAF anunció un paro y publicó una serie de medidas que pide a la AUF como garantías para que vuelva la actividad deportiva. Entre las solicitudes de los jueces está que la Policía esté en las tribunas para que realicen un cordón en el momento que entren y salgan de las distintas canchas, que se implemente la manga y se les brinde traslado.
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