CATAR 2022
Es futbolista y hace cuatro años que le facilita el balón a los jugadores en cancha. Ante Perú demoró todo lo que pudo el juego, lo expulsaron y Josema le prometió una camiseta.
En la mayoría de los partidos, por no decir todos, los alcanza pelotas suelen pasar inadvertidos. Pero este jueves en el duelo Uruguay-Perú Paul Ortíz se convirtió en un héroe celeste a sus 19 años, aunque cumple 20 el 30 de marzo.
Su función es verificar que siempre haya balones disponibles y, como lo dice su nombre, estar atentos a las pelotas que se van para hacérselas llegar de nuevo a los jugadores en el menor tiempo posible. Hace cuatro años que Paul es alcanza pelotas. "Llevo años haciendo esto porque la primera vez hice las cosas bien y desde ahí siempre me llamaron", comenta Paul. Pero ante Perú hizo todo lo contrario en el Centenario.
"Escuché los resultados por el altavoz y ahí pensé: vamos uno a cero y el partido está apretado, tengo que hacer el mayor tiempo porque hay que ganar como sea; este partido no se nos puede escapar", expresa el alcanza pelotas, que desde allí empezó ralentizar sus caminatas o dejar pasar algunos balones.
Hubo un momento donde la gente se percató del accionar de Paul. Fue cuando le llegó una pelota en los últimos minutos, debía devolvérsela al arquero Pedro Gallese, quien lo miró varias veces y le gritó que estaba haciendo tiempo. Pero, sabiendo que ganar significaba la clasificación, el alcanza pelotas estrella de la noche dejó caer el balón en el agua para no entregárselo tan rápido. Tampoco tenía otras pelotas cerca para entregarle, porque se había encargado de mantenerlas fuera de su alcance. "Yo me hacía el sordo", sostuvo Paul sobre el grito del arquero peruano.
El árbitro, Anderson Daronco se dio cuenta enseguida y lo fue a buscar. Paul Órtiz hizo caso omiso al rezongo del juez y siguió caminando, pero el cuarto árbitro sí lo agarro y le dijo que se tenía que ir del mítico escenario. No lo hizo, pero el personal de Conmebol le fue con el mismo pedido.
Lo aplaudió el Centenario
Por supuesto que Paul no quería retirarse, menos con lo poco que faltaba de partido, así que se escondió donde los árbitros no pudiesen localizarlo y disfrutó de la clasificación con la que contribuyó. Tenía ropa en el vestuario así que no podía irse. "Me saqué el chaleco, me escondí en la tribuna y después fui a buscar mis cosas. No me podía perder el final", explica Paul, que mientras se retiraba recibió el aplauso de la gente que se había percatado de su acción. "Una locura que el Estadio me estaba ovacionando a mí. Todavía sigo sin creerlo", recordó.
Como jugador de fútbol, quien tuvo su último pasaje por Miramar Misiones en 2021 y que ahora está en búsqueda de un club, mientras se prueba en dos nuevos equipos (uno del Este y otro capitalino), Paul tuvo toda la picardía y la llamada viveza criolla para intentar obstaculizar a los peruanos y ayudar a Uruguay.
Cuando llegó a su casa en Paso Carrasco su familia le preguntó un poco alarmada que le habían dicho y qué había pasado, pero a Paul eso ya no le importaba. "Les dije: 'No sé, me echaron, yo hice todo lo que pude para que pudiéramos ganar y se ganó. La expulsión dejó de importarme, había música, fuegos artificiales, estábamos en el Mundial'".
Más regalos
Pero la noche mágica para Paul no terminó ahí, sino que también recibió una camiseta de la selección uruguaya y se tomó fotos con los clasificados a la salida del vestuario. Obtuvo selfies con Facundo Torres, Federico Valverde, Facundo Pellistri y Nicolás de la Cruz.
Luego de la ovación del público y de los regalos, Paul Ortíz siguió cumpliendo sueños, porque este viernes se levantó con miles de interacciones en sus redes sociales, mensajes y llamadas perdidas. Incluso lo entrevistaron en 12PM (Azul FM) donde charló con José María Giménez, quien le dijo a Paul que era su "ídolo" y le prometió una camiseta.
"Hice enojar al juez, al golero, recibí una expulsión, pero Uruguay clasificó", Así recordará Paul Ortíz una gran noche para él y también para la selección. Al final, los de afuera no son de palo.