La gente de Nacional está malhumorada. Sale Sebastián Sosa a la mitad de la cancha a hablar con el juez y uno le grita: “Volvé a la cueva, violador”. Se para el partido para atender a un hincha desmayado -sí, otro de Nacional que se desploma en la tribuna en pleno partido- y la protesta es por la pasividad de los médicos, que atraviesan el arco de Luis Mejía caminando y no en el carrito del Suat. Qué decir de Martín Lasarte, la principal víctima de los insultos en Belvedere y el apuntado, una vez más, por el bajo rendimiento del equipo.
Van tres minutos y el murmullo es tan silencioso como ensordecedor. Todos miran a través de la pantalla de los palcos y nadie entiende cómo es expulsado Diego Polenta en tiempo récord. Lasarte se lleva las manos a la cabeza, Jeremía Recoba sale aplaudido, pero también caliente y 15 minutos después Juventud de Las Piedras encuentra el gol después de un tonto penal de Lucas Villalba, que quiso despejar, llegó tarde y no tuvo su mejor día.
Agustín Rodríguez toma la responsabilidad, lo cambia por gol después del rebote que deja con su atajada el arquero y festeja el gol a lo Cristiano Ronaldo haciendo el típico “siu” que caracteriza los festejos del portugués.
Así arrancó la tarde en el Gran Parque Central, donde el menú ofrecía un partido atractivo, pero el ambiente ya hacía presumir que algo malo se venía para Nacional.
Los gritos se triplicaron, las pinceladas de Rómulo Otero crecieron y el cuerpo técnico intentó comunicarse -sin éxito- con Lucas Morales en más de una oportunidad para que jugara bien abierto con Villalba, que estaba corrido hacia el centro. Los gritos de la hinchada silenciaron el apunte: “No somos amargos como Peñarol, por eso te pido que salgas campeón”, se escuchaba desde la cabecera Abdón Porte.
El viento no cambió demasiado en el segundo tiempo y la marea empezó a subir. Cobró Nicolás López -por su desempeño irregular-. Cobró Julián Millán -por sus desatenciones defensivas-. Por supuesto el entrenador, que en la mímica hacía en simultáneo los mismos gestos que Esteban Conde y se quedó con 10 jugadores a los 3’ por la expulsión de Polenta. Y también un hincha: “No lo griten antes”, se escuchó después de un tiro libre de Otero, el mejor de los tricolores.
Bruno Arady, desfachatado y a las risas por el mimoseo del profe Tulbovitz antes de entrar, le cambió la cara al equipo y provocó la falta previa al empate de Emmanuel Mas en un gol en contra. Pero, de contragolpe y en el final, Rodrigo Chagas cumplió con la ley del ex y su padre se aguantó no gritar el gol en la tribuna.
Final en el GPC: 1-2.
— Diego Domínguez 🌐 (@Digadoma) March 30, 2025
Nacional, condicionado por la expulsión de Polenta a los 3, tuvo en Rómulo Otero a su mejor exponente.
Juventud se quedó a esperar en el 2T y le hizo daño aprovechando el hombre de más.
Desazón total del profe Marcelo Tulbovitz. pic.twitter.com/Q3YAmn1Lme