TORNEO CLAUSURA

Dos triunfos al hilo y la chance de seguir peleando por el título de campeón del Torneo Clausura habían ilusionado a los hinchas de Peñarol en una temporada que viene siendo para el olvido. Pero Plaza Colonia le arrebató la ilusión a todos los carboneros.

Es más, hasta la forma de jugar que el equipo de Mauricio Larriera había mostrado en sus últimas dos presentaciones generaban mucha expectativa de cara a un partido como el de ayer ante un equipo que se hizo fuerte en el Estadio Campeón del Siglo y se llevó la victoria por 3 a 1.

Un triunfo frente a River Plate 2-0 y una victoria de atrás sobre el Montevideo City Torque por 2 a 1 ponían a Peñarol como firme candidato a pelear por el título del Clausura, pero todo se vino abajo en solo 45 minutos.

La primera parte, si bien el carbonero no fue un aluvión, la jugó mejor que su rival, generó chances y a pesar de que tuvo errores defensivos importantes, terminó 1-1 sin merecerlo. Pero los goles no se merecen, se hacen.

Plaza Colonia los hizo y le dio un cachetazo casi que definitivo a Peñarol, que ahora depende de un milagro gigante para poder luchar por el Campeonato Uruguayo.

¿Qué pasó? El equipo de Mauricio Larriera no logró repetir las actuaciones anteriores y eso se explica en una mala noche de sus jugadores, pero también en una concentración casi que máxima de un rival que neutralizó el fútbol mirasol, que presionó alto por momentos, que atacó las bandas y que aprovechó groseros errores defensivos.

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El primer gol “pata blanca” llegó porque nadie fue capaz de sacar una pelota del área tras un córner y Facundo Píriz la empujó sin marcas. El segundo cayó luego de un tiro de esquina al área grande y un quede defensivo de Juan Acosta que fue ampliamente superado por Haibrany Ruiz Díaz en las alturas. El tercero, si bien fue un golazo de Diogo De Oliveira con una magnífica definición, se gestó luego de que tres jugadores de Peñarol perdieran tontamente la pelota que robó el brasileño en la mitad de la cancha.

Y como por si eso fuera poco, a los groseros errores a la hora de defender, en Peñarol se sumó la nula creación de fútbol. Plaza Colonia pobló la mitad de la cancha para evitar que Facundo Torres y David Terans tuvieran contacto con la pelota. Lo logró. Puso dos líneas de cuatro para cortar los circuitos de juego mirasol por las bandas. Lo logró.

Peñarol no ofreció variantes a ese planteo del “pata blanca” y murió de ojos abiertos. La intención no cambia y la idea tampoco, pero la derrota frente a Plaza Colonia dolió en un equipo que se olvidó de lo todo lo bueno que venía haciendo. Y se olvidó en un partido de vital importancia. Ahora depende de un milagro.