Enviado a Buenos Aires — Argentina
Parecía una noche mágica del aurinegro y terminó sufriendo. Diego Aguirre fue fiel a su método en Copa Libertadores, que no siempre luce pero le venía resultando efectivo. Basta con repasar los planteos en la fase de grupos de la edición anterior para evidenciarlo: no le molesta conceder el protagonismo, pero aspira a ser letal de contraataque.
Esta vez fue dominado por Vélez Sarsfield y llegó a ponerse en ventaja, pero no pudo salir ileso del Amalfitani al caer 2-1 con un rival que fue puro corazón y vértigo. Aguirre ideó un equipo corto y trató de llevarlo a la acción. El desafío fue supremo porque enfrente tuvo a un Fortín que logró hacer brillar a Maher Carrizo, quien exigió a Maxi Olivera en un duelo repleto de condimentos.
Jaime Báez se vio obligado a hacer todo el recorrido por la banda y colaborar en el retroceso, sobre todo porque enfrente estaba un rival que por momentos usaba laterales como atacantes.
A los 15‘ fue el propio Agustín Lagos quien se filtró por el segundo palo y cabeceó desviado para la suerte del visitante. La reacción inmediata llegó a los 21 minutos luego de un despeje a medias de Vélez: Leo Fernández apiló rivales a puro enganche y definió con potencia, pero le faltó dirección. Después Martín Campaña, de irregular arranque en la Liga AUF Uruguaya, evitó un gol en el duelo con Agustín Bouzat. Peñarol arrancó el complemento a pura intensidad. Primero avisó con un centro olímpico del 10 que reventó el palo y advirtió al arquero Marchiori.
En la jugada siguiente no falló y Fernández hizo lo que más sabe: lastimar al rival con calidad. Después llegó el plan soportar del Mirasol, que no se incomodó cuando el Amalfitani lo abucheó, pero pareció quedarse corto en el recambio de futbolistas y lo terminó padeciendo: primero falló en la contención de Carrizo, que lo empató. Desde entonces el estadio fue una olla a presión que apoyaba, pero exigía ganar con cánticos.
Los cambios forzados de Maximiliano Silvera y Javier Cabrera, que estaban tocados físicamente, diezmaron al equipo. Pero el técnico tuvo responsabilidad al idear un plan para soportar que no resultó exitoso. Los ingresos de Alexander Machado, Camilo Mayada y Eric Remedi no estuvieron a la altura y en la última Álvaro Montoro, que entró con la jerarquía de un grande, convirtió lo que pintaba para noche celestial en un vacío mirasol, que comenzó la fase de grupos sin puntos, al igual que Olimpia de Paraguay que cayó en Bolivia ante San Antonio Bulo Bulo.
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