Pasaron de la algarabía a la concentración. En Peñarol ya dejaron atrás la victoria agónica ante Liverpool que les dio el pasaje a las dos finales del Campeonato Uruguayo y ahora tienen el desafío de renovar la motivación sabiendo que ante los negriazules estarán en igualdad de condiciones. Ni por encima ni por debajo. “Ahora tenemos que estar tranquilos; si te creés que sos el demonio o Gardel estás equivocado. La responsabilidad nuestra es no entrar en la euforia”, dijo su presidente Ignacio Ruglio en 100% Deporte (Sport 890).

El plantel liderado por Diego Aguirre descansó el domingo por la tarde, volvió a hacerlo ayer por la mañana y en la tarde retomó la actividad pensando en el cruce en Belvedere, que será mañana a las 17:00. Tres jugadores aurinegros habían terminado con alguna molestia física el trámite en el Centenario: Lucas Hernández, Matías Arezo y Valentín Rodríguez.

En el primer caso se trataba de una sobrecarga que no pasó a mayores. Y en el segundo fue una cuestión natural de cansancio después de haber jugado más de 100 minutos. Pero ambos transmitieron tranquilidad en la interna del club dado que entrenaron a la par del grupo y están disponibles para la primera final.

En el caso de Valentín Rodríguez, que ingresó para disputar toda el segundo tiempo de la semifinal y debió retirarse a los 91’ reemplazado por Franco González debido a una molestia muscular, según supo Ovación debió entrenar diferenciado y es poco probable que pueda estar disponible para el encuentro de mañana, pero no está descartada su presencia en la convocatoria del sábado, cuando se juegue el último partido en el Estadio Campeón del Siglo desde las 19:00.

A horas de un partido decisivo, la Fiera Aguirre tiene la tranquilidad de que la línea de cinco que dispuso para el primer juego ante el negriazul está en óptimas condiciones en caso de que la vuelva a considerar necesaria. De hecho, Maximiliano Olivera, quien hacía dos meses no podía jugar por lesión, completó todo el partido sin ningún tiempo de inconvenientes y les envió una buena señal. La verdad estará mañana en cancha.