Peñarol y el primer tropezón en la Libertadores: el planteo que no salió y la oportunidad que dejó escapar

El equipo de Diego Aguirre cayó con Rosario Central en el Gigante de Arroyito en la primera jornada del Grupo G en un partido que estuvo rodeado de hechos violentos en suelo argentino.

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Lucas Hernández en el partido entre Rosario Central y Peñarol.
Lucas Hernández en el partido entre Rosario Central y Peñarol.
Foto: AFP.

Enviado a Rosario - Argentina
Los jugadores parados mirando el piso. Diego Aguirre masticando bronca. La hinchada cantando en la tribuna. Y otra ilusión de ganar afuera que se esfumó para Peñarol en la Copa Libertadores.

Es que parece ser una historia de nunca acabar. El mirasol volvió a perder una vez más jugando fuera de casa por este torneo tras caer 1-0 anoche con Rosario Central en el Gigante de Arroyito en la primera fecha del Grupo G que también tuvo la goleada de Atlético Mineiro frente a Caracas en Venezuela 4 a 1.

Y las copas siguen siendo un gran escollo para un Mirasol que además de volver a perder, enfila una racha de ocho derrotas al hilo fuera de fronteras siendo la peor de un equipo uruguayo en toda la Copa Libertadores.

Ayer el Carbonero tenía una oportunidad de dejar atrás esa serie de malos resultados y comenzó sufriendo ante un Rosario Central que rápidamente tomó el protagonismo del encuentro en su casa y ante su gente.

El Canalla dominó campo y pelota y de a poco empezó a generar peligro sobre el área de un equipo aurinegro que se defendió bien y que no tuvo una sola aproximación sobre el arco rival.

Maximiliano Silvera disputa la pelota en el partido entre Rosario Central y Peñarol.
Maximiliano Silvera disputa la pelota en el partido entre Rosario Central y Peñarol.
Foto: AFP.

Central generó algunas chances de peligro con remates de media distancia que no llegaron a destino pero logró inquietar a la zaga aurinegra en varios pasajes de una primera parte en la que Peñarol no generó una sola jugada de riesgo en ofensiva más allá de tener en Gastón Ramírez al jugador más importante porque cuando la pelota pasó por los pies del 10, siempre hubo algo distinto en el ataque Mirasol, aunque nada desnivelante.

Y cuando parecía que la primera parte se terminaba sin goles, el Canalla tuvo su quinto tiro de esquina en 45’ y tras el centro que sirvió Ignacio Malcorra, Facundo Mallo ganó en las alturas y cabeceó, la pelota dio en el horizontal y en el rebote apareció Carlos Quintana para anotar el 1-0 y hacer explotar al Gigante de Arroyito.

Todo el plan de Peñarol se vino abajo y el equipo salió al complemento a buscar el protagonismo que no había tenido en la primera parte. Lo logró generando algunas chances claras pero falló a la hora de la definición.

Maximiliano Silvera tuvo dos pelotas de gol y no pudo convertirlas. La primera con un zurdazo de primera que pasó por arriba del horizontal a los 60’ y la segunda a los 73’ tras sacarse de encima a Fatura Broun y definir con el arco libre pero encontrándose con un tremendo cierre de Carlos Quintana, quien anotó uno y evitó otro transformándose en gran figura del canalla.

El festejo de Carlos Quintana en el partido entre Rosario Central y Peñarol.
El festejo de Carlos Quintana en el partido entre Rosario Central y Peñarol.
Foto: AFP.

Diego Aguirre movió el banco y con los ingresos de Lucas Hernández, Nahuel Acosta y Franco González a los 61’ y luego de Matheus Babi a los 77’, el equipo mejoró y ganó protagonismo ante un Central que se replegó demasiado y que se aferraba a su arma letal: el contragolpe.

Pero el equipo de Miguel Ángel Russo no pudo desnivelar, le cedió la pelota y el terreno a Peñarol y el mirasol no supo cómo llegar al empate porque salvo esas chances de Maxi Silvera, no inquietó a Fatura Broun.

El sabor amargo por el resultado supera al ímpetu, la actitud y el temple que tuvo el equipo en el final de un partido que lo fue a buscar con más ganas que fútbol, pero del que se fue con las manos vacías en otro olvidable estreno internacional.

En el calendario del mirasol aparecen Deportivo Maldonado y luego Caracas, un rival a vencer con urgencia en el Estadio Campeón del Siglo para acomodarse en el Grupo G y soñar con el pasaje a octavos.

Peñarol la peleó y tuvo sus chances en Rosario, pero no las pudo aprovechar y otra vez se vuelve a Uruguay con las manos vacías.

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