Cuando uno visita el interior de la casa de Martín Lasarte, hasta el día de hoy se encuentra con una plaqueta especial. Quienes lo hayan escuchado con atención en alguna entrevista, sabrán de qué referencia se trata. Pero para los que no, aquí va una pista: año 2006.
Nacional había cerrado la temporada gritando campeón y fue la segunda consecutiva en la que el entrenador levantaba un título del Campeonato Uruguayo. La particularidad, eso sí, es que a diferencia del año previo, esa vez Peñarol había terminado último en el Torneo Clausura, con apenas siete unidades (la muerte del hincha de Cerro Héctor Da Cunha le costó un descuento de 12 puntos).
Pasó el tiempo y Lasarte recibió como regalo un reconocimiento en el que la tabla de posiciones muestra a su equipo primero y al rival de todas las horas último. Hasta hoy lo tiene guardado.
El domingo, el calendario lo volverá a poner cara a cara con Peñarol, al que todavía no le ha podido ganar un solo partido oficial de 90 minutos como director técnico de Nacional.
Hay, además de cuatro triunfos en amistosos, una salvedad que igualmente le adjudica un triunfo y es el recordado clásico de la garrafa de 2016 -que no se jugó y, pase por tribunales mediante, declaró como ganador al tricolor-.
La otra más reciente que asoma en el horizonte es la final del Intermedio 2024, jugada el pasado agosto, que aunque la terminó con la medalla de campeón colgada al llevarse el clásico en los penales, en realidad, para la estadística contó como empate 1-1.
Los tiempos que corren le dicen, por un lado, que su plantel se fortaleció y ya no tiene el espacio vacío por la falta de centrodelanteros (Rubén Bentancourt estaba lesionado, Federico Santander llegó con lo justo, Diego Herazo no pudo formar parte de la convocatoria y Gonzalo Petit tuvo que salir a la cancha de apuro). Pero, por otro, que Peñarol destapó su otra cara y el alma copera lo tiene a un paso de la final de la Copa Libertadores.
Con todo eso presente, Lasarte ayer dio una conferencia de prensa en la que detalló algunos puntos de su plan táctico para el clásico del domingo. Si bien dijo que no iba a “comentar situaciones puntuales de jugadores”, confirmó la información de Ovación acerca de Exequiel Mereles, quien ayer se limitó a trotar en el entrenamiento.
Además, dio a entender que volverá a plantarse con tres volantes en mitad de cancha -“podés empezar de una manera y terminar de otra”- y confirmó que su postura será ofensiva. “Ya quedó atrás aquello de que alguien solamente está para el ‘dame’ y no para correr. Tienen que trabajar y correr todos”.
El mejor ejemplo de esa definición es, a día de hoy, el caso del Diente Nicolás López, por quien tuvo que ajustar su pizarra táctica intentando no “resentir” al equipo. “Esa es la búsqueda. Creo que todavía no la hemos encontrado”.
Según supo Ovación, en el entrenamiento de ayer, que se llevó a cabo en el Gran Parque Central, el DT colocó al paraguayo Antonio Galeano en el fútbol táctico, lo que en principio podría dejar en el banco de suplentes a Diego Zabala y Jeremía Recoba. Jugaría junto a Mejía; Lozano, Coates, Polenta, Báez; Oliva, Sanabria, Castro; López, Bentancourt.
La cabeza no solamente está puesta en la oncena, sino también en los relevos. Allí Mereles y Guillermo López pelearán por un lugar.
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