Políticos, pero con zapatos de fútbol en mano: cinco que fueron clave para el país y estuvieron en el deporte

Historias de aquellos que dejaron su huella en el país, pero que también mostraron su fanatismo por los clubes que los identificaban como hinchas.

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Daniel Fernández Crespo, presidente de Liverpool y Aguada.
Daniel Fernández Crespo, presidente de Liverpool y Aguada.
Foto: Archivo El País.

Miguel Méndez
En un país de pasiones muy marcadas, el fútbol y la política transitan la calle codo a codo. Por eso no es extraño que varias personalidades públicas del Uruguay hayan estado íntimamente relacionadas con los dos. Estas son cinco de las más destacadas aunque la lista, seguro, podría ser mayor.

Daniel Fernández Crespo, negriazul y aguatero

Antes de ser una de las principales avenidas de Montevideo, Daniel Fernández Crespo (1901-1964) fue una persona. Una persona que estuvo vinculada a cargos de responsabilidad desde joven. Maestro de profesión, en 1932 ingresó al Parlamento por primera vez, en representación del Partido Nacional. Y apenas un año más tarde, el 13 de febrero de 1933, asumió la presidencia de Liverpool.

Era un momento muy fermental del fútbol uruguayo: además de ser los vigentes campeones del mundo, recién se había instalado el profesionalismo. Y aunque fue amateur uno de los primeros torneos bajo la batuta de Fernández Crespo, para 1938 Liverpool ya estaba en Primera, con dos títulos conseguidos en el camino, entre los que se destaca el de la Divisional Intermedia.

Daniel Fernández Crespo, presidente de Liverpool y Aguada.
Daniel Fernández Crespo, presidente de Liverpool y Aguada.
Foto: Archivo El País.

La etapa de Fernández Crespo en el equipo de la Cuchilla fue particularmente exitosa, no solamente por estos hitos deportivos, si no también por haber conseguido el usufructo de Belvedere, en 1938, cuando existía un proyecto de construir un hospital allí. Tres años después, y tras ocho mandatos consecutivos (en esa época eran anuales). Fernández Crespo deja la presidencia negriazul; hasta la llegada de José Luis Palma, ningún gobernante de ese club había sido electo tantas veces.

Para ese entonces ya era presidente de Aguada (1939-1942), club que atravesaba un momento histórico porque estaba en conquista del “Cuatrenio de Oro” entre 1940 y 1943.

Tabaré Vázquez y su vínculo con Progreso

La historia de Tabaré (1940-2020) y el Club Atlético Progreso se remonta a su abuelo: José fue uno de los fundadores del club. Y sus hijos tuvieron activa participación: uno (el tío de Tabaré) fue jugador y otro (el padre) delegado.

El oriundo de La Teja era arquero y, aunque parezca mentira, cuando se fue a probar a un club lo hizo en Wanderers y no en el Gaucho. Pero estuvo poco en el equipo del Prado, el barrio tiraba. En 1958 fue uno de los fundadores del Club Arbolito, donde nunca logró ser titular. Ese icónico centro de La Teja cobijó varias medidas sociales y culturales durante ese período. En el 78 fue electo vicepresidente de Progreso, con el club en la C; en la temporada siguiente ya era el mandamás y el equipo había ascendido.

Tabaré Vázquez observando a Progreso desde la tribuna.
Tabaré Vázquez observando a Progreso desde la tribuna.
Foto: Archivo El País.

Se mantuvo como presidente hasta 1989, año en el que la institución fue campeona del Uruguayo.

En paralelo sumó varios hitos más: fue tesorero del Mundialito (1980-81) y presidente de la Liga Universitaria, entre el ‘84 y el ‘87. Bajo su mandato, la selección de los estudiantes disputó la Universíada en Kobe, Japón. Se dice que estuvo cerca de ser presidente de la AUF, por 1987, pero que no llegó a tal cargo por pedido del presidente de la República Julio María Sanguinetti.

Julio María Sanguinetti, sinónimo aurinegro

El dos veces elegido presidente de la República es desde hace varios años Presidente Honorario del Club Atlético Peñarol. Estuvo en la dirigencia durante la presidencia de Washington Cataldi y fue secretario. Sanguinetti, que se llama Julio María por Sosa (expresidente de Peñarol, del Consejo Nacional de Administración, diputado y senador por el Partido Colorado), cumple con una de las máximas que han regido a este país durante muchos años: votante colorado es Manya.

Según sus propias palabras, nunca tuvo la intención de jugar al fútbol porque tenía muy malas condiciones. Aun así, siempre lo practicó. Era zaguero o lateral.

Julio María Sanguinetti en el último acto electoral de Peñarol.
Julio María Sanguinetti en el último acto electoral de Peñarol.
Foto: Gianni Schiaffarino.

Como hincha tuvo vivencias bastante particulares, como cuando alquiló junto a unos amigos un avión de la Fuerza Aérea para ir a ver un partido ante el Santos de Pelé en San Pablo, que tuvo un resultado histórico: 5-4 para el local. En 2008 unos hinchas quisieron postularlo como candidato a presidente del club pero él lo rechazó. Sin embargo, de tanto en tanto es una de las voces autorizadas para hablar de la realidad peñarolense. Entre tantos recuerdos que conserva, tiene una medalla que Peñarol le había regalado a Wilson Ferreira, un gran nacionalófilo, que había hecho gestiones en favor de su rival de siempre.

Wilson Ferreira y sus raíces tricolores

Antes de vincularse a la política, Wilson (1919-1988) estuvo muy vinculado al deporte rey, al Club Nacional de Football y a la Asociación Uruguaya de Fútbol. Su hijo Juan Raúl lo recuerda como alguien “muy bolso pero tremendamente antimanya”. Y cuenta que, mientras fue neutral en la AUF, acompañó a Washington Cataldi para realizar gestiones en favor de Peñarol. Fueron exitosas y desde el club le regalaron una medalla, que escondió celosamente de su familia. Luego de fallecido sus hijos la descubrieron y se la hicieron llegar a Sanguinetti.

Ferreira Aldunate no era bueno para jugar al fútbol y dejó de hacerlo luego de lesionar, sin ningún tipo de intención, a un arquero rival en Melo. Lo suyo era la dirigencia. Antes de los 30 años ya estaba adentro de Nacional y realizaba cosas que ahora son normales pero en esa época eran bastante extravagantes, como hacer socios a sus hijos el día en el que nacían. Llegó a ser presidente interino de la AUF.

Wilson Ferreira y un vínculo especial con Nacional.
Wilson Ferreira y un vínculo especial con Nacional.
Foto: Archivo El País.

Estuvo cerca de postularse a presidente de Nacional en 1968 (incluso se lanzó la candidatura) pero finalmente desistió. Según el relato de Juan Raúl, lo hizo por pedido de su esposa: “Lo de la política lo entiendo pero llegar a las 4 de la mañana a casa porque no pudiste cerrar la compra de un jugador, no”, le habría dicho. Miguel Restuccia fue elegido presidente. Su popularidad no paraba de crecer, por lo que el dirigente político terminó de opacar definitivamente al futbolístico. De hecho, su faceta deportiva es bastante poco reconocida al día de hoy.

Hugo Batalla y un recuerdo en la AUF

Liverpoolense como Fernández Crespo, Batalla (1926-1998) fue presidente de la AUF y vice de la República, todo en la década del 90. Abogado y fundador de la Lista 99 del Partido Colorado, dentro de la cancha era un buen centrocampista. Jugó en las formativas de Liverpool y en tres equipos de la Liga Universitaria aunque debió dejar cuando su involucramiento político fue mayor, a principios de la década del 60. Para ese entonces ya había sido directivo del negro de Belvedere, entre 1957 y 1960 (llegó a vicepresidente).

Su vida política osciló entre el Partido Colorado y el Frente Amplio hasta que en 1991 le ofrecen la presidencia de la AUF y agarró viaje.

Hugo Batalla tuvo su pasaje por la Asociación Uruguaya de Fútbol.
Hugo Batalla tuvo su pasaje por la Asociación Uruguaya de Fútbol.
Foto: Archivo El País.

Le tocó un período especialmente complicado: conflicto entre los jugadores y Luis Cubilla, el DT de la selección, enfrentamientos con Francisco Casal y, además, fueron años muy violentos en los estadios de fútbol: en 1992, y tras el asesinato a un hincha de Basáñez llamado Wellington Castro, se vivió una de las huelgas más grandes en nuestro principal deporte.

En paralelo a su función en la Asociación, era vice de la CONMEBOL. Tras la eliminación para la Copa del Mundo de 1994 renunció a ambos cargos, en setiembre del ´93, tras un par de años extremadamente intensos.

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