CATAR 2022
Oscar Tabárez mandó a la cancha a Agustín Álvarez Martínez para que juegue los últimos 26 minutos junto a Luis Suárez y se entendieron muy bien.
Lo más fácil en estos momentos es sentarse frente al teclado y empezar a escribir cosas negativas de Uruguay, porque al fin y al cabo acaba de perder su tercer partido consecutivo y caer al sexto lugar de la tabla de posiciones en las Eliminatorias. Pero no es el caso. Es deber del periodista analizar y si bien la frustración es grande, no es igual esta derrota a la sufrida hace un mes en Buenos Aires.
Entonces la Celeste fue un equipo sin fútbol y sin rebeldía, que una vez que estuvo abajo en el marcador se dio cuenta que ya no podría rescatar nada. En el Monumental de Núñez se entregó rápido, pero en el Campeón del Siglo la peleó hasta el final y hasta debe decirse que no mereció perder.
Haber recuperado la actitud requerida fue solo una de las cosas positivas que mostró Uruguay ante Argentina. Otra, y quizás la más importante, fue el estreno de una sociedad que de aquí al futuro Oscar Tabárez sabe que puede utilizar con más frecuencia: el doble nueve formado por Luis Suárez y Agustín Álvarez Martínez.
Por primera vez ambos futbolistas estuvieron juntos en cancha, porque en las fechas anteriores cuando jugó el Canario fue porque el Pistolero no había venido, en tanto cuando lo hizo el delantero de Atlético de Madrid, el de Peñarol esperó en el banco sin tener minutos.
La presencia conjunta de ambos futbolistas es también todo un símbolo de recambio, pues se trata del goleador histórico de la selección uruguaya (Suárez tiene 65 tantos en 127 partidos) y el incipiente, porque Álvarez Martínez (20 años) tiene solo tres partidos con la Celeste y ya anotó un gol en la victoria ante Bolivia por estas mismas Eliminatorias.
Pero no fue un simple simbolismo lo que ocurrió en el campo de juego. Los 26 minutos que coincidieron en el ataque el Pistolero y el Canario fueron los mejores de Uruguay en el partido, sometiendo a Argentina en el control de la pelota, metiéndolo en su área y generando una importante cantidad de jugadas de gol.
Claro que no todo es mérito de ellos dos, porque el mediocampo hizo un buen partido y el ingreso de Mauro Arambarri dotó a la zona central de desdoble y velocidad, pero las claras situaciones para anotar fueron obra de Suárez y Álvarez Martínez, aunque la primera del Pistolero fue en la etapa inicial, cuando a los 31 minutos metió un disparo en el caño ya con el partido 0-1.
No lo tenían al Canario
El futbolista de Peñarol tuvo tres muy claras situaciones, lo que no es poco para un equipo celeste al que últimamente le cuesta generarlas. Quizás la explicación pase porque en Argentina no lo tenían tanto y allí también juega mucho la inteligencia de Suárez, quien al ser referencia en el área se llevó toda la atención y en un par de ocasiones arrastró marcas para luego habilitar al joven.
Un cabezazo que dejó la pelota en el techo del arco, un disparo desde afuera del área con una media vuelta espontánea que se le escurrió entre las manos y las piernas a Dibu Martínez -pero con la mala suerte de que no llegó a cruzar la línea de gol- y una volea de sobrepique que se perdió por el segundo palo fueron las tres claras que tuvo el futbolista de Peñarol.
Suárez, en tanto, se dedicó más a jugar para el Canario que para él mismo. Fue un poco más de simbolismo, en este caso como que el máximo artillero histórico de la Celeste le pasa la posta a quien fuera el goleador de la Copa Sudamericana.
Más allá de la sensación de que el recambio ya comenzó, para una selección que precisa gol fue una señal muy positiva para el presente el buen entendimiento entre los dos en el primer partido juntos.