TORNEO CLAUSURA
Más que gris y lluviosa, fue una tarde negra para el aurinegro, que sumó su tercer empate en línea y perdió jugadores para la última fecha.
Desbordar, mandar el centro y definir en el área. Esa es la fórmula más efectiva en la historia del fútbol mundial y la que aplicó Peñarol ante Progreso. Tuvo dos problemas que fueron los causantes del 0-0: careció de eficacia para cerrar la jugadas que generó y que fue el único plan. Hubo un tercer elemento: el penal no cobrado al minuto 76'.
El Peñarol de Mauricio Larriera ha tenido como gran virtud saber a qué juega. Tiene un plan, un estilo, pero cuando se entra en la parte final de un torneo que se tiene la obligación de ganar hay que tener al menos una alternativa por si las cosas no salen. La lluvia incesante y muy fuerte por momentos y el viento complicaron, es verdad, y eso jugó a favor de Progreso, que con un menor caudal de talento en su plantel debía contener primero para luego aspirar a meter un contraataque salvador.
Sin embargo, al no haber alternativas al Gaucho se le hizo sencillo contener, porque consciente del estilo aurinegro trató de tapar las llegadas por las bandas (no lo consiguió) y se hizo fuerte en el juego aéreo. Entonces Peñarol no encontró caminos al gol. ¿Qué le faltó? Ir por el medio, postear a algún jugador, ponerlo de espaldas al arco y generar pelotas para los volantes que llegaran de frente. Con el campo como estaba era muy recomendable ejecutar desde lejos, pero lo más cercano a esto fue un disparo de Ignacio Laquintana (quien le dio más potencia ofensiva al equipo cuando ingresó para jugar el complemento) a los 73' que Rodrigo Formento (un cuarto elemento a la explicación del 0-0) mandó al córner.
Todo lo anterior se habría disimulado y de hecho quedado en la nada si el árbitro José Burgos hubiera señalado el claro penal por mano de Gonzalo Andrada a los 76', pero el juez hizo el gesto que el balón dio en el hombro cuando claramente dio en el brazo. Y así se fue el partido, entre la desesperación de Peñarol por llegar al gol y la expectativa de Progreso de que le quedara una de contraataque que nunca llegó.
La quinta amarilla de Giovanni González y Walter Gargano que les impedirá jugar en la última jornada ante Sud América y la aparente grave lesión de rodilla de Valentín Rodríguez en el final del partido fueron el corolario de una tarde negra, más que gris.
Peñarol sumó su tercer empate consecutivo y perdió dos puntos cuando le queda un partido por jugar. Progreso sumó uno en su lucha por permanecer en Primera, aunque todavía no está salvado. De cualquier manera el resultado le dejó un mejor sabor de boca al Gaucho. Para el aurinegro el cierre del Torneo Clausura es una agonía.
La previa
Tras la polémica que se generó luego del Consejo de Liga y la votación en la que no se llegó a suspender la etapa del Torneo Clausura a raíz del fallo pendiente del encuentro entre Cerro Largo y Nacional, Peñarol sale a escena y visita a Progreso en el Parque Capurro.
El equipo de Mauricio Larriera lidera este certamen y la Tabla Anual, y esta tarde va por retomar el camino de la victoria ya que viene de empatar los últimos dos juegos y necesita un triunfo sino podrá en riesgo el liderazgo en ambas clasificaciones. Llega con variantes, porque están suspendidos Gary Kagelmacher y el goleador Agustín Álvarez Martínez. A ellos se sumó la duda de Kevin Dawson en el arco, quien presentaba molestias musculares que pudo superar durante el calentamiento, por lo cual jugará.
Se trata de un partido clave para los dos porque Peñarol está obligado a ganar y Progreso viene de cuatro sin perder en procura de lograr la permanencia y también buscando la clasificación a la Copa Sudamericana.