Por Pablo Cupese
Emoción, beso al escudo y luego dedicatoria a la tribuna. Así vivió Abel Hernández los instantes posteriores a un gol que se le negó bastante. El gol que necesitaba para su confianza. El gol que fue una nueva muestra del cariño que le tiene a la institución y que entre semana ya le había dado a conocer rechazando una oferta millonaria.
Es cierto que a Peñarol le costó y mucho, primero abrir el marcador y luego llevarse los tres puntos, pero una vez obtenidos, el aurinegro supo que la fecha tres la terminará como líder en solitario del Apertura y que le sacó cinco puntos a Nacional en ese mano a mano innegable que tienen los grandes de nuestro fútbol.
Santiago Silva fue quien le hizo la noche difícil. Primero porque a los 22’ le atajó un penal a Matías Arezo y después porque repitió cuando Abel Hernández remató a los 39’, aunque esta vez el rebote le quedó largo y la Joya solo tuvo que empujar la pelota para poner el 1-0 que iba a ser definitivo.
En el medio de ambos tiros, el tercero que se falló, pero esta vez para el otro lado. A los 31’, Hernán Novick pudo adelantar al Sastre, pero Thiago Cardozo adivinó la intención del volante y contuvo el disparo para tranquilizar a sus compañeros.
De todas maneras, Peñarol fue el gol y poco más. Más allá de que hizo un buen primer tiempo y que dominó la posesión, en el complemento se lo vio muy atrás, lo que ilusionó a Boston River que tuvo chances de empatar como el cabezazo de Martín Fernández apenas ancho a falta de 10 minutos para el final.
El tanto no llegó y Peñarol se quedó con los tres puntos. Puntos que lo dejan bien arriba en el Apertura. Puntos que le vienen Joya.