Enviado a Kansas - Estados Unidos
"Los sentimientos no se pueden expresar en palabras, se sienten, y la selección para nosotros es un sentimiento”, dice Gastón Arnaldo, sentado sobre una conservadora, entre una bandera de Luis Suárez y otra de Edinson Cavani, atrás de una camioneta blanca que será en parte su casa durante la Copa América.

Gastón, junto a Álvaro Martínez y Sebastián Barolin, van a seguir a Uruguay por todo Estados Unidos en una camioneta. De llegar a la final recorrerán más de 10.000 kilómetros, lo que traducido en horas es más de 110 de manejo. En cada uno de los destinos se les suma Eduardo Jaime, que vive en Wisconsin, y viaja a cada encuentro.

El viaje de esta camioneta no empezó en Miami sino que empezó en Rusia en 2018. Sebastián junto a su hermano Federico “adoptaron” a Álvaro, que había armado ese viaje solo. “Yo siempre digo que ellos me adoptaron porque tenía mate”, dice entre risas Álvaro, también conocido como el “Bandido”.

Ese Mundial generó varios hitos de este viaje. En primer lugar junto a Álvaro y Sebastián, que antes de eso no se conocían. En segundo, les confirmó que acompañar a la selección en el exterior tiene un gusto especial. “Cuando cantamos el himno contra Egipto lloramos como unos bebés porque era lo que siempre habíamos soñado”, recuerda Sebastián.

La aparición de Gastón fue en Qatar, cuando conoció a los otros dos. La eliminación en fase de grupos fue una situación amarga pero no opacó la experiencia. Todos sabían que iban a estar en la edición siguiente. “Esta Copa América, en Estados Unidos, va a ser una especie de experimento de la dinámica del Mundial 2026”, cuenta Álvaro, que hizo el viaje de Ciencias Económicas y conocía los beneficios de viajar en camioneta.

Foto: Mateo Vázquez.

El trayecto recorrido durante los dos primeros partidos dejó varias anécdotas. En Filadelfia visitaron las históricas escaleras de la película de Rocky Balboa y emularon su entrenamiento. En Washington fueron a la Casa Blanca e hicieron sonar el himno nacional.

Armar la carga para cada viaje se asemeja a un tetris donde cada lugar debe encajar de forma perfecta. Generalmente Gastón, por su estatura, va en los asientos delanteros. Álvaro y Sebastián se turnan para ir en el asiento trasero, que tiene un solo lugar, entre cajas, conservadoras y más de cinco banderas.

“Somos una especie de embajadores”, dice entre risas el “Bandido”, antes de empezar a contar la cantidad de trapos que trajeron. Tienen uno en homenaje a Luis Suárez y otro a Edinson Cavani. Él trajo uno con la imagen de su perro, Tano. También tienen uno con el nombre de sus ciudades, otros con leyendas e incluso uno de un amigo que no viajó y se los dio para que esté presente.

“Queremos intentar de unir a todos los que tienen este sentimiento para la selección y organizar cosas lindas”, dice Gastón.

Tras el partido ante Bolivia se tomaron un día para recorrer Nueva York y luego partirán hacia Kansas City. Luego seguirán hacia la ciudad en la que se jueguen los cuartos de final y existe una posibilidad que puede presentarles un gran desafío.

Foto: Mateo Vázquez.

Si Uruguay clasifica en la primera posición y luego gana el partido de cuartos de final deberán viajar desde Paradise a Charlotte, unos 3.500 kilómetros. Entre un partido y otro hay cuatro dias y el viaje les llevaría unas 36 horas de manejo constante.

Junto a la idea del viaje también surgió hacer una cuenta de Instagram (@celestesrodando) en la que cuentan el día a día y buscan generar una comunidad. Además hicieron merchandising y lo venden en las previas a los partidos para tener un ingreso extra.

Los Bandidos tienen una amistad, una camioneta, una pasión, varias banderas y un viaje siguiendo a Uruguay que se va a convertir en una anécdota para toda su vida.