HISTORIAS
El DT de la selección uruguaya contó una anécdota del momento en el que su exentrenador decidió darle una lección y dijo que a los 21 años decidió que iba a ser DT por haberlo tenido a él.
Diego Alonso, director técnico de la selección uruguaya, participó de la presentación del libro "Hasta el final" de Daniel Baldi, que tuvo lugar en el Hotel Costanero y también contó con espectadores de lujo como Sebastián Abreu, Diego Lugano, Diego Scotti, Sebastián Fernández, Darío Rodríguez y Emiliano Alfaro.
El DT de la Celeste tomó el micrófono y contó una divertida anécdota de cuando era futbolista y compartió vestuario con Julio Ribas, su entrenador y modelo de inspiración. "Muchas veces me preguntan qué similitudes tenemos con Julio (Ribas) y yo siempre digo que lo que más me marcó a mí fue la forma de entender la vida y de sentir el fútbol. No se trata de cómo lo jugás o de qué sistema tenés. Yo me hice entrenador porque lo tuve a él, a los 21 años decidí que iba a ser entrenador por tenerlo a él de DT y porque me despertó un montón de cosas", expresó como prólogo de su historia.
"Iban tres o cuatro fechas del campeonato de la B de 1997, yo llevaría tres o cuatro goles y salimos caminando del vestuario en fila hacia la cancha, me abrazó y me preguntó: 'Diego, ¿para vos quién es el mejor jugador del fútbol uruguayo?' Y cuando yo le iba a contestar me dice: 'Pará, ¿quién es el mejor delantero de todos los uruguayos que hay?'. Y yo empecé a pensar quién era el que tenía características parecidas a mí y me gustaba. Y en ese momento jugaba Lucho Romero en Peñarol, que la rompía, e inclusive jugaba en la selección, entonces le dije: 'El Lucho Romero'. Porque aparte era muy parecido en cuanto a cómo corría e iba bien de cabeza, me sentía identificado. Ah, cuando le dije el Lucho Romero… Ja", inició el técnico.
Y prosiguió contando cómo fue en detalle la reacción de Ribas: "Me pegó un empujón y dijo: ¿'Cómo? ¿El lucho Romero? ¡El mejor tenés que ser vos!'. E imagínense la catarata de insultos que me tiró, ¿no? Me dijo de todo, y bueno, yo quedé un poco perplejo por esa situación porque esperaba otra respuesta de él. Y bueno, pasó, estuvo un mes sin saludarme, no me habló, yo era el capitán del equipo. Entonces pasaba, saludaba a todos y decía buen día, pero me miraba a mí y seguía de largo. ¡Un mes sin hablarme! Seguía jugando pero no me hablaba".
Per su entrenador en ese momento quería dejarle una lección específica al Tornado: "Y un día estábamos jugando en el Nasazzi, apareció por atrás, tocó silbato y paró la práctica: 'Paren todo!', dijo. Yo me asusté porque vino por atrás. Delante de todos me dijo: 'Quién es el mejor "9" de Uruguay?'. Yo ya sabía la respuesta, ja. Respondí que era yo y dijo: 'Muy bien, siga la práctica'. Siguió el entrenamiento y cuando terminó me dijo: 'Vení, ¿así que sos el mejor nueve?'. Yo le dije que sí, que era yo. Y respondió: 'Sabés lo que hace el mejor "9" del fútbol uruguayo? Come como el mejor, descansa como el mejor y entrena como el mejor; no te quiero ver un día que no seas el mejor, porque ese día no jugás nunca más conmigo'", cerró.