Redacción El País
Este sábado no juegan los equipos grandes, que en esta séptima fecha del Torneo Clausura juega uno el viernes y el otro el domingo. Pero la jornada tiene un par de platos fuertes, por ejemplo el que se juega en el Estadio Olímpico entre Rampla Juniors y Cerro, el popular clásico de la Villa, que ya arrancó a jugarse desde hace días en los escritorios.

Es que la directiva picapiedra puso apenas 50 entradas a la venta para los hinchas visitantes a un costo de $ 4.000, en respuesta a las 100 que puso el Villero para el clásico del Apertura en el Tróccoli a $ 3.000, de las que se vendieron apenas tres.

En aquel primer clásico villero del año, Cerro no contó con el apoyo de sus hinchas porque acarreaba una sanción de cinco partidos a puertas cerradas, a causa de los incidentes en el partido frente a Defensor Sporting a principio de campeonato.

Se trató de una medida para no ser "visitante" en su cancha, pero que se transformó hoy en una batalla política entre las directivas de ambos clubes, que terminan pagando los hinchas al no poder ir a alentar a sus equipos, mientras que "la fiesta del barrio" será esta vez para una sola parcialidad.

Respecto a lo deportivo, Cerro llega con saldo a favor: ganó los dos que jugaron este año y por goleada 3-0 y 4-1. No obstante, está un pasito detrás de Rampla en la Tabla del Descenso, clasificación que le agrega a este partido un condimento extra.

Foto: Ignacio Sánchez

El equipo que dirige Edgar Martínez llega al clásico luego de caer en la fecha anterior frente a Fénix, derrota que no le permite terminar de despegarse de la zona roja, que esta temporada tiene a varios equipos con pocos puntos de diferencia y seguramente no se defina hasta las últimas fechas.

El Villero, que dirige técnicamente Ignacio Pallas, llega con tres derrotas consecutivas que desencadenó aquella goleada 0-5 ante Peñarol, y necesita sumar para no comprometes su permanencia en Primera División.

La mesa está servida para un partidazo en el mítico Estadio Olímpico de Villa del Cerro, donde el resultado puede marcar el rumbo tanto del ganador como del perdedor.