ESPAÑA
Dembélé y Vinicius aparecen como los protagonistas inesperados de un duelo clave para ambos equipos en LaLiga de España.
El fútbol a veces tiene razones que la razón no entiende. Como que el clásico en el que Barcelona y Real Madrid se juegan buena parte de sus opciones este sábado desde la hora 16:00 de Uruguay (ESPN) en LaLiga de España en este final de temporada en el que Ousmane Dembélé y Vinicius Júnior aparecen como las grandes figuras de los equipos.
Que la alineación del Barça para este encuentro sea casi un “Dembélé y diez más”, o que el madridismo haya pasado de vivir pendiente de la salud de Eden Hazard para rezar para que Vinicius no se engripe antes del enésimo duelo con el eterno rival son de los condimentos especiales. Tan especiales que hasta la tabla de posiciones habla: hay un punto de separación entre ambos equipos.
Ninguno de los dos son estrellas al uso. Ninguno de los dos lo ha tenido fácil. Genios incomprendidos, solistas excéntricos en un deporte coral, protagonistas de 'memes' en las redes sociales por encadenar inoportunas lesiones, uno, y errores de bulto de cara a la portería rival, el otro, por fin les ha llegado el momento para reivindicarse.
Un gol de Dembélé (23 años) en el último suspiro del partido salvó a los azulgranas contra el Valladolid y ponía la liga a tiro. Minutos antes, Ousmane había enviado al segundo anfiteatro una disparo desde la frontal en un acción de lo más 'dembeleniana', pues el francés es un auténtico especialista en elegir, a veces, la peor opción.
El clásico entre Real Madrid y Barcelona se juega el sábado a la hora 16:00 con televisación de ESPN.
Pero el nuevo héroe del barcelonismo ha encontrado su mejor versión después de un cambio en su dieta y un plan físico específico para prevenir las lesiones en un velocista como él. El 5-3-2 de Koeman, en el que es el punta de referencia, con libertad para moverse entre líneas y correr al espacio, ha hecho el resto.
Esta temporada por fin ha tenido la continuidad que le faltaba (lleva disputados 36 partidos) y ha empezado a ver puerta con más asiduidad. Ya lleva marcados 10 tantos: 5 en LaLiga, 3 en la Liga de Campeones y 2 en la Copa del Rey. También ha regalado 4 asistencias.
Vinicius (20 años) recuperó ante el Liverpool la versión del Madrid de las grandes noches europeas con su primer doblete en 106 partidos, colocando al conjunto blanco con un pie en las semifinales de Champions League.
Extremo izquierdo eléctrico, veloz, y más efectista que efectivo, suma 6 goles y 4 asistencias en los 37 partidos que ha disputado en este curso. Su insistencia ha hecho que finalmente Zidane se haya rendido a la evidencia y lo haya dado el protagonismo en el once del que gozaba inicialmente Marcos Asensio.
A Dembélé y Vinicius les han cargado las expectativas que en su día generaron como futbolistas llamados a marcar una época, y también el precio de sus respectivos fichajes.
El Barça pagó por Dembélé 105 millones más otros 45 en variables al Borussia Dortmund en el verano europeo de 2017. El Real Madrid abonó 61 por Vinicius un año después al Flamengo.
Tras ponerlo en el mercado los últimos veranos, pese a saber que era un fichaje casi imposible de amortizar con un traspaso, el club azulgrana piensa ahora renovarle como uno de los ejes en los que debe sustentarse su nuevo proyecto.
Vinicius, que lleva tiempo sonando como posible moneda de cambio si finalmente el Madrid acomete el fichaje de Kylian Mbappé, se reinvidicó contra el Liverpool, señalándose el escudo y besándolo tras el segundo tanto mientras mandaba un mensaje a cámara: "Yo aquí, aquí".
Ambos saben que en el fútbol todo puede cambiar de un día para otro. Pero ellos han sabido darle la vuelta. Y por eso se han ganado el derecho a disfrutar este sábado de su inesperado protagonismo en el clásico que más allá de este duelo especial, tendrá un sabor distinto para el ganador.
Es que Barcelona está a un punto del líder Atlético de Madrid, mientras que el Real aparece tercero, a tres de los colchoneros en LaLiga, por lo que se viene un partido para alquilar balcones porque hay mucho en juego.