ARGENTINA
El uruguayo anotó en la exhibición del equipo de Marcelo Gallardo que aplastó a La Academia en el Estadio Único Madre de Ciudades de Santiago del Estero.
River Plate se quedó con la Supercopa 20202 tras golear a Racing por 5-0 en el partido que inauguró el estadio Madre de Ciudades, en Santiago del Estero. El colombiano Rafael Santos Borré abrió la cuenta en el primer tiempo, y luego Julián Álvarez, el uruguayo Nicolás De la Cruz, Leonel Miranda (en contra) y Matías Suárez aumentaron para el equipo millonario, que fue superior a La Academia en todo el encuentro y terminó por sellar un triunfo claro y contundente. Fue el duodécimo título de Marcelo Gallardo como entrenador del conjunto de Núñez.
Racing llegó primero con un tiro lejano de Matías Rojas que Franco Armani despejó al córner. Fue un espejismo, porque la Academia perdió el dominio de la pelota y a partir de allí River fue más punzante. La banda izquierda, con Fabricio Angileri, fue el lugar predilecto para el conjunto millonario. Los dirigidos por Marcelo Gallardo sacaron provecho del callejón que dejaba libre Fabricio Domínguez al atacar. Dos veces llegó River con peligro, pero se mostraba incapaz de definir. En la segunda, Matías Suárez remató muy exigido desde una posición inmejorable.
River tuvo otra oportunidad a los 22 minutos, cuando Suárez ralentizó el juego tras recibir un cambio de frente de David Matínez y esperó a su compañero Nicolás De la Cruz. Puso un pase al vacío y el uruguayo se encontró solo ante el arquero Gabriel Arias. Buscó el gol con un remate al primer palo, bien contenido por el habitual integrante del seleccionado chileno.
El dominio de River redundó en el gol millonario. Fue tras un córner muy bien ejecutado por De la Cruz, que Rafael Santos Borré atacó en el corazón del área. El colombiano, que había estado en duda por una dolencia hasta último momento, encontró la pelota en el aire y la impulsó lejos del alcance del arquero. El marcador reflejaba lo que ocurría dentro de la cancha.
Racing respondió con una trepada de Domínguez por su banda, la derecha. Habilitado por Leonel Miranda, el uruguayo remató al arco, pero le salió al medio, y Armani no tuvo demasiados problemas en despejar al córner. La Academia, al menos, mostraba que estaba viva.
Minutos más tarde, la jugada más clara de los de Avellaneda: fue la primera sintonía entre Enzo Copetti y Tomás Chancalay, dos de los refuerzos. El ex Atlético Rafaela habilitó de cabeza al ex delantero de Colón, que recortó a Robert Rojas y buscó su mejor arma: el remate de derecha desde afuera del área. La pelota, lejos del alcance de Armani, dio en el palo.
Así se fueron al descanso, con dos estilos distintos: si River es elaboración, Racing era ataque mucho más directo. Al equipo millonario le bastaba una pelota parada para concretar su ventaja en el juego.
En el segundo tiempo, y luego de que Racing emparejara el trámite del partido, River encontró el segundo gol con una jugada mágica de Enzo Pérez. Si bien la Academia protestó una presunta infracción sobre Darío Cvitanich, el mediocampista millonario inventó un par de gambetas en una baldosa. Se aprovechó Julián Álvarez, que se encontró en el área rival con una marca y el arquero. Encaró hacia el interior, recortó y definió. Fue el 2-0.
Los minutos fatales de Racing continuaron con la jugada que terminó en el gol de Nicolás De la Cruz, que sentenció el partido. Instantes después, y con los de Avellaneda todavía desconcertados, fue Matías Suárez el que se inventó un slalom en el área rival y, cuando iba a rematar, Miranda terminó rematando contra su arco. Fue el 4-0 de River, y otro marcador abultado en contra para la Academia, que recibió 13 goles millonarios en los últimos tres partidos.
La debacle de Racing, completamente desarmado y expuesto, continuó. Agustín Palavecino metió un pase a la carrera para Álvarez, quien quedó mano a mano con Arias. Sin mezquindad, envió la pelota hacia la llegada solitaria de Suárez, quien definió sin marca para redondear el 5-0 del equipo millonario. La Academia ya se había entregado, pero los dirigidos por Gallardo seguían atacando como si el partido recién empezara. River, mejor equipo, también fue más ambicioso y nunca se conformó con la ventaja conseguida. Y de manera rotunda, se alzó con una nueva corona dentro de un ciclo tan histórico como exitoso con Marcelo Gallardo como entrenador.