"Apetito de algo o afición vehemente a ello. Deseo, entusiasmo, fervor, vehemencia”. Esa es la definición de la palabra pasión en el diccionario de la Real Academia Española y se ajusta a lo que sienten Adrián “Vitamina” Silva, de 53 años, y Robert Carmona, de 62, al entrar en una cancha, ya que no pueden “parar de jugar al fútbol”, como ellos le confesaron a Ovación.

“Siempre ha sido mi profesión”, dejó en claro Carmona con una sonrisa de oreja a oreja. “Desde que empecé en el baby fútbol hasta hoy siento la misma alegría, motivación, entusiasmo y nervios”, apuntó el futbolista dueño de varios Récord Guinness de longevidad en este deporte.

Silva debutó en 1986 en Cerrito y desde ese momento el fútbol pasó a ser un pilar fundamental en su vida. “Es una pasión muy grande”, contó.

“Ahora estoy en un equipo y el año siguiente en otro; quiero seguir jugando, sumando experiencia y minutos”, estableció con entusiasmo.

Este año los dos decidieron volver a un campeonato organizado por la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF): la Divisional D. Silva selló su pasaje al Club Montevideo Boca Juniors tras 10 años en el fútbol del interior. Su última experiencia en un certamen de la casa madre del fútbol uruguaya fue con la camiseta de Colón.

Su vuelta tiene una razón: mostrar que a sus 53 años puede competir. “La verdad que estoy muy contento de participar este año en la D”, comentó el lateral izquierdo.

La situación de Carmona fue distinta: estaba en el Iraklis de España, de la Comunidad Valenciana. Fue su quinta experiencia por el fútbol ibérico y al finalizar la temporada volvió para convertirse en futbolista de Nuevo Casabó.

Dejó en claro que en la AUF también estuvo en la B y en la C. “Ahora me toca estar en la D donde jugué muchísimos años y prácticamente hice toda mi carrera”, afirmó.

Ninguno de los dos cobra un sueldo en sus equipos porque son clubes amateurs.

Foto: Damián Duarte.

Silva y Carmona se enfrentan a un gran problema: la biología. Ellos juegan contra futbolistas que tienen mucho menos de la mitad de sus años.

La biología es el motivo por el que las grandes estrellas del fútbol mundial “cuelgan los botines”. Sin embargo, para Silva y Carmona no es así. Se niegan a hacerlo. En gran parte, se lo atribuyen al amor por el juego y a su profesionalismo.

“La vida sana que he tenido me permite jugar con casi 54 años”, aseveró Silva.

Carmona —que comenzó jugando de 10 y ahora lo hace de doble cinco— es consciente de sus limitaciones frente a los demás jugadores. “El tiempo te pasa factura, los años pesan, las lesiones complican, pero uno a lo largo de la vida adquiere experiencia, situaciones que puede resolver de otra manera que a los jóvenes le cuesta”, sostuvo.

“Si estoy dentro de una cancha de fútbol es porque realmente me gané un lugar, tengo las condiciones, la capacidad y el esfuerzo físico que amerita”, aseguró Carmona, que acudió a la entrevista con la camiseta de su nuevo equipo y sus Récord Guinness.

Para Carmona el fútbol está por encima de todo, incluso de su salud. Días previos al debut de Nuevo Casabó, el volante estuvo internado 20 horas por recibir “ocho inyecciones para bajar un dolor en el ciático”. Al final estuvo a la orden y jugó 38 minutos en el Estadio Charrúa. “Mi familia me dice que estoy loco”, confesó.

No solo los mueve la ambición por correr detrás de una pelota, sino que los dos tienen otro propósito: demostrar que al fútbol no se juega con la cédula. Una de las tantas frases trilladas que tiene este deporte haciendo referencia a que la edad no es determinante para estar o no en un campo de juego.

“Al fútbol no se juega con la cédula, se juega con la calidad; estuve tres años en la liga de Maldonado, de donde es Robert, y la verdad que era muy fuerte”, dijo Silva, que además del fútbol trabaja como limpia vidrios en edificios del Centro.

El partido entre Boca Juniors y Nuevo Casabó en la Divisional D se roba todas las miradas, ya que será el enfrentamiento de los dos futbolistas más longevos del campeonato. Además, será muy especial para ambos.

“Va a ser un placer y un orgullo”, inició Carmona. “Poder enfrentarnos futbolísticamente para dejar, sobre todo, un mensaje de vida, de valores, de perseverancia y conducta, más allá del resultado”, añadió.

Silva se refirió a esto: “Verlo a Robert la verdad que me lleno de orgullo porque después de más de una década, me resulta sorprendente la forma en la que está jugando y cómo se mantiene es impresionante”.

“Es un amigo y lo admiro; él me mira a mí como persona y eso es un lindo mensaje para los más jóvenes porque a veces la rivalidad no es todo”, aseguró Vitamina.

Robert Carmona y Adrián “Vitamina” Silva son dos grandes soñadores que luchan por ellos y le hacen frente a la batalla más compleja de todas: el paso del tiempo.

Son muchos años detrás de una pelota, compartiendo vestuario, disputando encuentros muy importantes que tanto Adrián Silva como Robert Carmona lograron hacer amistades y conocer leyendas de este deporte. Esto es algo que atesoran y mucho, como si se tratase de un título clave en sus carreras como futbolistas.

Carmona no titubeó al decir que Diego Armando Maradona es uno de sus grandes ídolos a nivel internacional. Se le cortó la voz, quedó con la mirada perdida y se refirió a la vez que conoció al campeón del mundo con la selección argentina en el Mundial de México en 1986. “Compartí comidas, reuniones, enseñanzas; eso fue lo mejor que me pasó en el fútbol”, subrayó. Además, mencionó a un exjugador y actual director técnico del fútbol uruguayo. “En lo local, amo a Juan Ramón Carrasco. Somos amigos y es un crack”, contó con mucho entusiasmo.

Silva comentó que es amigo de Álvaro Recoba y relató cómo se gestó su relación con uno de los últimos grandes ídolos de Nacional. “Me lo presentaron por un primo cuando él tenía 18 años y lo llevé a jugar al Artigas de Sauce. Practiqué con él un buen tiempo ahí”, indicó.

Con el transcurso del tiempo se generó “una tremenda amistad que perdura en la actualidad” con el exjugador de la selección uruguaya, Inter de Milán y Torino, entre otros equipos.

Vitamina le sacó rédito a su amistad con el Chino. “Me enseñó a pegarle a los tiros de esquina porque ya tenía ese talento; aprendí muchas cosas de esa época de la gente más joven”, resaltó el actual futbolista del Club Montevideo Boca Juniors de la Divisional D del Campeonato Uruguayo.

Foto: gentileza de Robert Carmona.

Cuando llegan a un equipo, Robert Carmona y Adrián “Vitamina” Silva tienen en claro que siempre deben cruzar una barrera para poder integrarse de la mejor forma con los jugadores más jóvenes y es la diferencia generacional.

Personas de 53 y 62 años tienen otras preocupaciones, temas y modismos al hablar muy distintos a los de 25 o menos. Es una situación a la que Vitamina y Carmona se enfrentan cuando cambian de institución para ponerse los botines y jugar al fútbol.

La música que escuchan los más chicos es algo que no les gusta. “El otro día me tenía aturdido, estaba en el vestuario, le dije a un compañero que por favor apagara un poco eso (por la música). No lo hizo y me fui para un rinconcito porque aturdía”, comentó Carmona.

“Me tocó confrontar muchas veces. Soy un viejo rezongón, siempre lo fui, pero ahora de grande me pongo más porque no te escuchan, no te captan, no les interesa”, dijo Carmona, que vive del fútbol tras su extensa carrera y los récords que batió.

Silva tampoco es ajeno a esos altercados con los futbolistas más jóvenes. Incluso se debió parar frente a varios planteles para que lo respeten y hacerles entender que “ganó algo” en su carrera. “Siempre les digo que salí campeón con el Torque y en el fútbol del interior, por lo que no hay que pasar por arriba de nadie”, afirmó.

En tal sentido, confirmó que “no es fácil relacionarse porque cada uno tiene una manera de ser”. “A ellos les gusta la música de ahora, mientras que mi me gusta algo más tranquilo, son otros tiempos y otros códigos”, cerró diciendo Silva.