Casualmente, en un día como el de ayer, pero hace siete años, Rodrigo Aguirre gritaba fuerte la palabra mágica -gol- y se desahogaba con el festejo que bajaba en forma unísona desde la tribuna. Lo que había empezado como una tarde gris, por la lluvia que cayó aquel 15 de noviembre de 2017, terminó en una noche teñida por los goles que cerraron la victoria 3-1 de Nacional frente a Cerro.

Casualmente, ese 15 de noviembre había sido la última vez que el Estadio Centenario había podido disfrutar de un gol suyo hasta ayer, que volvió a ser protagonista sacudiendo las redes del arco Luis Suárez, pero vestido por primera vez de celeste a sus 30 años.

Antes como goleador de Nacional, ahora como debutante en la selección uruguaya, hay mucho por contar del camino recorrido por Aguirre para llegar a ser el futbolista que le robó la atención a un puñado de hinchas colombianos repetían: “¿Y ese quién es?, ¿cómo se llama el 7?”, repetían.

El Lolo Favaro, el entrenador que lo hizo debutar en Primera División con Liverpool, pinta su historia de pies a cabeza: “Lo agarré con 19, 20 años. Él venía de la selección juvenil, que le habían detectado una insuficiente cardíaca. Había estado internado como tres meses, haciéndose estudios de todo tipo. Se pensaba que no podía volver a jugar. En los primeros entrenamientos, quedaba totalmente sin aire, exhausto. No podía ni caminar. El profe Fabián Díaz me decía ‘tranquilo, es el proceso’ y los médicos avalaban todo lo que hacíamos nosotros. Rápidamente, se convirtió en figura y goleador de Liverpool. A mitad de año se vendió al Udinese en US$ 4 millones, que fue la venta directa más grande de Liverpool en su momento”, recuerda. “Es muy inteligente para jugar y me dio una gran alegría que haya debutado, con gol y un triunfo importante para Uruguay”.

Foto: Darwin Borrelli.

Por fuera de la familia, otro gran responsable de sus éxitos deportivos es el entrenador Aldo Correa, que trabajando en silencio con la Sub 16 de aquel momento le dijo que en vez de lateral, como jugaba en Sexta División, iba a pasar a ser nueve. La primera prueba de fuego fue nada más y nada menos que en un partido contra Peñarol.

“‘Estás loco. Yo no soy 9”, le dijo. Meses después, el técnico se lo recomendó a Fabián Coito y así le llegó el llamado para la selección Sub 17 de Uruguay que terminó vicecampeona del Mundial de México 2011. El viaje, si bien se interrumpió por unos cuantos años, hizo que las cosas volvieran a su lugar con su estreno goleador de anoche contra Colombia.

“No sabés la alegría que me dio. Es un gurí con una humildad enorme”, le expresó a Ovación Correa, uno de sus mentores desconocidos y que en 2025 cumplirá 20 años a cargo de juveniles en Liverpool.

Tanto había soñado y deseado Aguirre tener una chance que, en su fuero íntimo, lamentaba integrar la lista de reservas sin quedar en la convocatoria definitiva. Ya le había pasado dos veces. Pero, lejos de rendirse, no bajó los brazos y en el América de México se reconcilió con el gol.

“Me dio trabajo llevarlo al América. Había hecho un solo gol en el año”, le dijo hace unos meses su agente, Pablo Bentancur, a Ovación.

El representante también entra en la bolsa de los que lo acompañaron durante toda la carrera. En el amanecer del verano, contó que tuvo hasta tres reuniones con el presidente Alejandro Balbi para conversar sobre su vuelta a Nacional, que finalmente quedó para otro capítulo.

Foto: Darwin Borrelli.

“Es un jugador muy dócil, con ganas de aprender, muy profesional y de una familia que siempre lo acompañó”, así como es lo define Favaro: “Tenía muchas prestaciones: podía jugar como 9, doble punta, como jugó hoy (por el partido de ayer) y hasta por izquierda. En la selección juvenil muchas veces hacía la banda, aunque le costaba un poquito el ida y vuelta. Tenía habilidad con pelota, un gran cabezazo, era fuerte, manejaba bastante bien la pierna derecha y era inteligente para jugar”.

Y si a sus amigos o más cercanos se les pide una definición, las palabras van en la misma línea. Solo unos pocos conocen al detalle al Rodrigo Aguirre padre, que poco cambió la humildad de ese niño que con 12, 13 años practicaba boxeo.

Foto: archivo El País.

El último gol -golazo, vale decir- de Rodrigo Aguirre en el Centenario había sido, también, un 15 de noviembre, pero del año 2017. En esa ocasión, recibió desde el sector derecho, adentro del área, y la mandó a guardar con una definición de zurda contra Cerro.

Corría el año 2011 y en una charla de Julio César “Tola” Antúnez con el plantel de jugadores, el entrenador de Liverpool del momento soltó un comentario despectivo contra Rodrigo Aguirre, que estaba dando sus primeros pasos como profesional y se perdía gran parte de los entrenamientos de la semana por estar convocado a las juveniles de la selección uruguaya. “Le propuse a (José Luis) Palma jugar con la camiseta de Uruguay los próximos partidos a ver si Rodrigo Aguirre hace un gol. Con la de Liverpool no le mete un gol a nadie”, sentenció, según contó al programa de streaming Doping Positivo, del que se declaró fanático.

Sufrió al menos cinco golpes en la cabeza durante su carrera, incluido uno con la selección Sub 17 que lo sacó del partido. Según sus propias palabras, “casi siempre” quedaba consciente y se lograba acordar de su nombre, pero sin saber qué le había pasado. A fines de 2023, tuvo una fractura de tabique nasal y su representante, Pablo Bentancur, ironizó con su parecido a Michael Jackson tras ser operado. “Está bien. Se hizo una cirugía que parece Michael Jackson”, dijo a Punto Penal (Canal 10). El jugador retrucó en el mismo tono, en diálogo con Doping Positivo: “Me la acomodaron nada más. No me hice nada. No aproveché”.

Foto: Darwin Borrelli.

Lo practicó durante tres años hasta que desembarcó en las inferiores de Liverpool. No le daban los horarios entre el liceo, la demanda del fútbol y esa otra actividad que al día de hoy tiene pospuesta, aunque ganas de volver a empezar no le faltan.