HISTORIAS DE QATAR

Su show dura menos que un video de TikTok. En poco más de un minuto Salt Baepasa por una mesa, corta una generosa porción de carne y corona con una lluvia de sal que tira desde la altura y que rebota en su antebrazo. El cocinero hace su número ante tantos celulares como comensales en la mesa. Con un cuchillo premia a uno de los clientes dándole en la boca la primera porción del pedido. Saluda, se toma una foto y se va.

Nusret Gökçe, a quien la mayoría de las personas conoce simplemente como Salt Bae, es un cocinero turco dueño de Nusr Et, su cadena de restaurantes especializados en carne que tiene sucursales en varios países y hoy cuenta con uno estrella: el de Doha.

El Nusr Et qatarí tiene mesas al aire libre y un amplio salón. A un lado hay una barra y al otro una gran vitrina con todos los cortes de carne que ofrecen. Pero, lo que hace que destaque sobre los otros es una persona de menos de 1,70 metros, remera blanca y lentes redondos. Salt Bae, el cerebro e imagen del establecimiento, quien pasea entre las mesas siempre sonriente y atento a sus clientes.

Se viralizó en redes por videos en los que cocinaba carne y terminaba con el que se hizo su sello: la lluvia de sal. Hoy tiene casi 50 millones de seguidores en Instagram.

Pero su popularidad no se debe solamente a una tendencia. Sus platos tienen bien ganada su reputación por su calidad y presentación. La carne es elegida personalmente, los cortes son generosos y es cocinada en el salón, por lo que se siente el aroma o se ve el plato mientras es preparado.

Ir al restaurante ya es toda una experiencia, aunque también puede ser irritante. Es domingo por la noche, el local está lleno desde las 19:00 y quienes tienen reserva deben esperar unos 40 minutos hasta tomar su lugar. Sin previsión la espera asciende a una hora y media.

Aguardar el turno también es interesante. En ese interín Salt Bae hace su show tres veces en mesas cercanas y muchos se arriman a verlo. Minutos después llega Roberto Carlos, el histórico jugador brasileño, para cenar junto a su familia.

Esta aventura también tiene su costo; el producto más barato del menú son las albóndigas con queso que valen cerca de $1.300; una hamburguesa con papas fritas, $1500, y puede tener un upgrade de lujo: si uno la quiere bañada en oro 24 kilates cuesta alrededor de $5.000.

Comer oro es una de las excentricidades del local. Un bife ancho bañado en el metal cuesta unos $ 11.000 mientras que un T-Bone in rib eye (una especie de costilla con un bife ancho) vale unos $23.000.

Es lunes al mediodía, Salt Bae entrenó y fue a su sesión de masajes. Desayunó carne y almorzará carne. “Como carne todos los días. Sin carne no hay vida”, contará a Ovación.

Antes de sentarse a conversar, llega al local y pasa por todas las mesas. La entrevista estaba pactada a las 13:00 y se hace a las 14:00. En ese tiempo hace su lluvia de sal casi 10 veces, se toma unas 50 fotos, habla por teléfono, nos planta dos hamburguesas en la mesa. Deja en claro que la presencia de los periodistas no le molesta. “Tranquilos, disfruten”, dijo, y se fue a charlar con un grupo de brasileños.

Minutos después vuelve y se disculpa porque su inglés no es el mejor. Igualmente lo habla fluido y puede expresarse sin problema.

Sabe que Uruguay es un país con tradición cárnica y confiesa que le gusta el asado argentino.

Además, revela que tiene vínculo con uruguayos: “Conozco a todos los jugadores de la selección. (Fernando) Muslera es mi amigo muy cercano”, cuenta. Durante la pretemporada para este Mundial de Uruguay fue a su restaurante en Abu Dhabi. Su relación con el arquero, que juega en Turquía, nació hace 10 años. “Es un gran profesional y una persona fantástica”, afirma.

Muchos latinoamericanos, incluidos argentinos, brasileños y uruguayos, visitaron el establecimiento durante la Copa del Mundo y confiesa que planea abrir sucursales en San Pablo y Buenos Aires.