San Francesco salvó a Italia del papelón

| Totti tuvo la clase y la frialdad necesaria para tirar bien el penal cuando el partido ya se moría

Jorge Savia | Enviado a Alemania

EL PAIS EN EL MUNDIAL

¿Fue? ¿No fue? Desde la tribuna, a la distancia, pareció que no, que Neill no barrió de abajo a Grosso. Por las imágenes -más en primer plano- del circuito cerrado del estadio, en cambio, quedó la sensación de que el hombro del zaguero australiano no totalmente caído le corta el paso al lateral italiano que, en el impulso, cae.

¿Fue? ¿No fue? Quedará para la polémica, si acaso. Lo real es que Medina Cantalejo -el mismo juez español que favoreció a los "aussies" contra Uruguay- lo cobró y, más cierto aun es que ¡mamma mía! ¡había que patear ese penal, como lo tuvo que rematar Totti, sabiendo que lo metía o lo erraba y enseguida se terminaba!

Francesco apuntó, le pegó de derecha para ese lado de Schwarzer, que también se tiró con decisión hacia el mismo costado, y clasificó a Italia para los cuartos de final del Mundial de Alemania con un soberano taponazo.

Así como no podría afirmarse que hay una verdad contundente en torno a la jugada clave que aparejó la sanción de la pena máxima, tampoco podría sostenerse en forma tajante que el resultado fue injusto con Australia, ya que el elenco dirigido por el holandés Guus Hiddink mostró la misma protagónica personalidad que había expuesto ante Brasil, según los indicadores técnicos de la FIFA manejó la pelota con propiedad hasta los tres cuartos de cancha en proporción de 6 a 4 en relación al tiempo que la tuvo Italia y, en el repaso general, puede contabilizarse que -sobre todo en la última media hora del complemento, por tener un hombre de ventaja- fabricó, por fuerza más que por técnica, mayor cantidad de situaciones de gol que su adversario.

Sin embargo, fue triunfo de los "azzurri" y -eso sí- podría afirmarse que, como nunca, la forma en la que se cocinó fue "a la italiana", no porque los dirigidos por Lippi hayan especulado estratégicamente con la manera de buscar el resultado a través de la base de una defensa cerrada y el contragolpe sacado de tanto en tanto, sino porque así se lo impusieron las circunstancias. Y ahí, entonces, estuvo el pecado mortal de Australia: desde el principio apostó a una fórmula ofensiva rudimentaria y casi monotemática, puesta en práctica a través del fino manejo de Cahill, las pujantes subidas de Chipperfield -que incluso remató un par de jugadas de campo adentro del área contraria- y el envió aéreo, lateral o frontal, para que el insistente Viduka se lo bajara de cabeza a un compañero que llegara de frente al arco rival.

Australia no salió de esa y, por lo tanto, no supo explotar la superioridad numérica que tuvo a favor desde que Materazzi fue bien expulsado por el árbitro a los 5` de la segunda parte. Italia, a su vez, hizo primero un cambio defensivo, protector, ingresando a Barzagli (en lugar de Toni) para que supliera al zaguero expulsado, pero para el último cuarto de hora, decidió poner toda la carne en el asador, poniendo a Totti por Del Piero, con el objetivo de acompañar mejor a Iaquinta (que había entrado por Gilardoni) en el ataque.

Así, pues, como si fuese un partido capicúa, las acciones volvieron a tener el mismo perfil que en los 45` iniciales: Australia llegó más colectivamente, empujando, forzando, mientras que Italia lo hizo con zarpazos más técnicos e individuales, como ese del desenganche de Grosso que cruzó Neill y que Medina Cantalejo entendió que fue como para cobrar penal.

¿Fue? ¿No fue? ¡Mamma mía! ¿Quién tiraba ese penal sabiendo que lo pateaba y terminaba? Totti miró fijo a Schwarzer y lo fusiló: San Francesco clasificó a Italia.

La figura

GIANLUIGI BUFFON 8

Gianluigi Buffon mantuvo un duelo con la otra gran figura del partido, el corpulento zaguero australiano Scott Chipperfield. El arquero italiano apareció con seguras intervenciones cuando el propio Chipperfield superó con sus remates el sistema defensivo planteado por Marcello Lippi. Entre los dos se repartieron los aplausos en un partido que se definió en los últimos segundos y cuando ya ambos conjuntos pensaban más en el alargue que en otra cosa. Buffon terminó haciendo pesar toda su experiencia ante el defensa que sumó al ataque.

Las claves del partido

1 Australia tuvo más la pelota y llegó más, pero su fórmula ofensiva fue poco creativa, muy elemental.

2 Italia no se desordenó en ningún instante: arrancó con 4-3-3, pasó a un 4-3-1-2 cuando Del Piero bajó como enganche y terminó con un 4-3-2.

3 Los desenganches de Chipperfield fueron un problema para la estabilidad de todo el sistema defensivo italiano, pero Gianluigi Buffon solucionó con seguridad los remates del rival.

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