Misma sangre y pasión: Javier y Lucas Morales cuentan cómo fue enfrentarse y qué clásico Nacional-Peñarol no olvidarán

Compartir esta noticia
Javier "Ojota" Morales y Lucas Morales, su hijo. Foto: Francisco Flores.

ENTREVISTA

El Ojota trabaja en la Secretaría Técnica de Nacional y oficia de nexo entre los dirigentes, el plantel y el cuerpo técnico; este domingo tuvo que medirse ante su hijo en Melo y contó cómo se sintió.

El Cerro Largo-Nacional no fue un partido más para los Morales. Fue un encuentro entre padre e hijo, que esta vez vivieron un partido desde veredas opuestas. Óscar Javier “Ojota” Morales trabaja en Nacional en el área de Secretaría Técnica como un nexo entre el cuerpo técnico, el plantel de jugadores y la directiva, mientras que Lucas es futbolista de Cerro Largo y fue el más destacado del equipo ante el tricolor.

“Es una situación media rara, primero que nada muy contento por él, por cómo le está yendo en la actualidad y todos los pasos que hizo para llegar a Primera División. Es el segundo partido que jugamos en contra y es una sensación media difícil”, dijo Ojota.

Por su parte, su hijo mostró tranquilidad en la antesala del juego a pesar de que reconoció que era un partido especial. A la hora de charlar en familia, hoy eligen otros temas que difieren del fútbol, pero Lucas recuerda un consejo particular que le dio el histórico jugador tricolor cuando él iniciaba en juveniles: “Cuando uno estaba más nervioso me decía que esté tranquilo, que diera el máximo, que si se daba bien y si no iba a estar tranquilo por haberlo dado todo”, comentó.

En tanto, su padre se refirió a su actualidad: “Él sigue mejorando y también le faltan cosas. Si bien son sus primeros años en Primera, está dando buenas señales de que tiene buen futuro”, contó con alegría.

El número 27 del arachán hizo formativas en Cerro y debutó en Primera con Villa Teresa. A pesar de que su posición natural es el lateral, suele jugar de volante externo. “Lo importante es ser polifuncional porque eso te permite adaptarte al sistema táctico y el entrenador”, expresó Ojota.

A la hora de contar qué aspectos futbolísticos los diferencian, el jugador dirigido por Bracamonte destaca el juego “aguerrido” de su padre y la “potencia” propia. Pero más allá de las diferencias, hay recuerdos clásicos que los unen.

“Me quedó marcada la semifinal de Copa Libertadores 2009 contra Estudiantes en el Centenario, es el recuerdo más grande que tengo de él en Nacional, la hinchada estaba estupenda como siempre en una semi de Copa que hace mucho no se conseguía”, dijo Lucas.

En la cuenta personal el exjugador de 47 años no olvida aquel clásico de 2002: “Porque me tocó hacer un gol y también por todo el contexto de la no concentración y el tema interno que teníamos con los dirigentes”, finalizó.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar