Santander: la confesión que lo dejó afuera del clásico, el juvenil que lo sorprendió y el "salto" en Nacional

La oportunidad de venir a Uruguay "era muy grande". "Como jugador, no la podía desaprovechar", aseguró el centrodelantero paraguayo de 32 años.

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Federico Santander corre desaforado con Ebere tras el gol del triunfo; el paraguayo metió dos goles en Nacional, ambos en el Franzini.
Federico Santander corre desaforado con Ebere gritando un gol de Nacional.
Foto: Estefanía Leal.

Pocas veces se ve a un futbolista tomar la iniciativa de una entrevista y pedirle permiso a un periodista para ser, por un momento, el entrevistador. En general, las inquietudes vienen de parte de quienes tienen el micrófono entre sus manos. Pero en el caso de Federico Santander, desde su llegada a Uruguay, al parecer, nadie le había podido responder a su duda: “Le consulto a usted ahora, como periodista: ¿por qué Mauricio Pereyra nunca fue a la selección (mayor)?”.

La pregunta antecede el resumen de una larga charla futbolera que pasó por distintos temas. Desde su adaptación a Nacional, su opinión del Chino Recoba y el juvenil que más lo sorprendió, hasta sus experiencias en el extranjero, los consejos de Pippo Inzaghi, su actual vida en Uruguay y la confesión que lo dejó afuera del clásico.

Nacido en San Lorenzo (Paraguay), hace 32 años, fue objeto de una especie de acertijo de un programa de radio a comienzos de enero. Se dieron una serie de pistas acerca de su trayectoria por Argentina, Dinamarca, Francia e Italia, sin llegar a relevar su nombre.

Ovación, por ese entonces, conoció de antemano de quién se trataba y, tras la confirmación previa con fuentes tricolores, llegó a la conclusión de que Federico Santander había sido ofrecido al área deportiva y era una opción que se estaba barajando en paralelo a la de Wanchope Ábila, que pedía un salario “demasiado alto”.

“Para mí, fue un salto, porque volver de Italia a Paraguay a jugar un año había sido un retroceso. Esta oportunidad era muy grande por el tema de la Copa Libertadores y la ilusión que tiene la institución con el Mundial de Clubes. Como jugador, no la podía desaprovechar. También en lo económico mejoraba un poco en comparación a Guaraní, pero, sabiendo que yo había rescindido un contrato muy grande en Italia, no era tanto la plata, sino por el deseo de venir a un club grande”, dice el paraguayo.

Federico Santander defendiendo la camiseta de Nacional.
Federico Santander defendiendo la camiseta de Nacional.
Foto: Estefanía Leal.

Santander había terminado la Copa Sudamericana en el podio de goleadores y tenía ofertas de varios equipos. Guaraní hizo un esfuerzo para mejorarle su salario, pero las aspiraciones deportivas no colmaban las expectativas del giro que quería darle a su carrera. Fue entonces que se decidió por Uruguay, por la cercanía y la experiencia de compañeros que se lo recomendaron.

Hernán Rodrigo López, quien fuera su entrenador, lo guió para conseguir una casa en La Tahona, donde vive actualmente. “Uruguay no me queda muy lejos de Paraguay; no es como Europa. La familia está cerca, puede venir en vehículo, y tengo un vuelo dos veces por día, que es de una hora y media. Estoy viviendo solo porque mi familia se quedó. Tengo a mis hijos que van a la escuela allá, así que cada vez que ellos tienen días libres vienen. Nacional tiene un programa (cronograma) muy exigente a corto plazo, con muchos partidos seguidos, así que irme porque sí, no. La otra vez fui a Paraguay porque era el Día del Trabajador e íbamos a tener libre, así que el Chino me dio la libertad de elegir. Él también piensa en la familia”.

De su entrenador, justamente, no solo se queda con la empatía, sino también el don de la sinceridad. Dice que le gusta “estar bien” con todos, que trata de “transmitir buena energía”, que es “positivo” y que mucho más no puede agregar porque la “calidad” del plantel “habla por sí sola”. Aunque al mismo tiempo lo complica en un ítem: elegir a los 11 jugadores iniciales.

Santander reconoce que la riqueza técnica y física de sus compañeros le facilitan el despliegue para, por momentos, no tener que correr “tanto”. “Estás en un club grande, siempre vas para adelante, los equipos se meten atrás, así que mucho recorrido no vas a tener como delantero. Lo único que te queda es apoyar y dejar espacio atrás para los que entran. Eso es una visión del juego que aprendí en Italia. Es de Inzaghi que me decía: ‘Vos al salir a apoyar, liberás a los extremos para que piquen a la espalda’. Capaz que después no les meten la pelota, pero hacés mover a los centrales. Si, en cambio, estás fijo, no hay huecos y no hay espacio para filtrar una pelota. Por eso, si te fijás, a Benzema lo veías jugando por izquierda o por derecha, porque los centrales no sabían qué hacer ni a quién marcar”.

Carneiro, Santander, Bentancourt y el árbitro Anderson Daronco.

A sus 32 años, este futbolista parece tener más claras algunas facetas del juego que cuando tenía la edad de un juvenil y se imponía por el físico. Eso no le impide tener noches negras, como le pasó el último viernes, que Nacional perdió 4-1 y, al ser consultado, precisa que los "pocos días" de descanso y el desgaste físico le pudieron haber jugado una mala pasada al equipo.

La experiencia, asume, lo ayudó a sacar provecho de sus fortalezas para hoy ser un delantero que prioriza su juego adentro del área, salvo cuando pivotea.

De su compañero Gonzalo Carneiro observa otros atributos: “Tenemos características diferentes. Carneiro tiene la velocidad y la profundidad que yo ya no tengo”. Y lo mismo en el caso de Rubén Bentancourt, que “ayuda mucho más” en movimientos que aportan al funcionamiento general del equipo. “Yo doy lo máximo. Es una teoría que me enseñaron: cuando vos estás en los 11 principales, demostrá por qué tenés que estar. Y si estás en el banco y entrás 10, 20’, tenés que demostrar por qué querés estar en los 11 iniciales”.

El motivo por el que no jugó el clásico y la ida a solo “dos estadios”

Álvaro Recoba dirigiendo a Nacional en el Estadio Campeón Del Siglo
Álvaro Recoba dirigiendo a Nacional en el Estadio Campeón Del Siglo.
Foto: Nicolás Pereyra

La baja de Santander de la convocatoria del partido clásico entre Peñarol y Nacional fue una decisión de Álvaro Recoba, apoyada en la palabra suya. El entrenador de Nacional resolvió dejarlo afuera luego de una clara confesión en la que el paraguayo le marcó que no estaba al 100%. Así lo reconoció en diálogo con Ovación: “Le dije: ‘Mirá, es un clásico y vos necesitás jugadores al 100%’. Yo estaba sobrecargado y no estaba al 100; estaba a un 70, 80. Y le dije: ‘No te sirvo para un clásico al 70%; yo quiero estar al 100. Es mejor perderme un partido y no perderme seis, que son un mes’. Él entendió esa razón y nos fue bien; no es que perdimos. Yo cuido mi integridad y el físico; no es que tengo 20 años. Si tenía esa edad, no le decía nada y jugaba. Después teníamos seis partidos en dos semanas, entonces era jugarme la vida contra Peñarol y que me pasara algo o descansar eso y jugar todo lo otro. Esa es la experiencia que toma uno después de tanto recorrido. Yo le fui sincero y él entendió”.

Al igual que lo firme que se mostró esa vez, también lo fue cuando, sin nombrar a Peñarol, dijo que era una “ventaja deportiva” que hubiera equipos que solo jugaran en dos canchas (en referencia al Estadio Centenario y al Campeón del Siglo). “Se quieren poner el saco y lo toman mal, pero creo que es una ventaja deportiva. Jugar en un estadio grande, para un club grande, es muy fácil. A nosotros nos ha tocado en estadios muy difíciles. Y creo que esos partidos que jugaron los otros equipos tuvieron ventaja y supieron aprovechar. Arrancamos parejos, ahora sacaron un poco de diferencia, pero Progreso también está haciendo un buen torneo”.

Un juvenil a destacar y su estado de ánimo en Uruguay

Banderazo de hinchada de Nacional por partido clasico
Federico Santander.
Darwin Borrelli/Archivo El Pais

Conocido como el Ropero en Paraguay, Santander dice haber enfrentado a “grandes equipos”, a los que, “a diferencia de Nacional”, no los acompañaba la hinchada: “Me tocó contra Olimpia, Cerro Porteño... te puedo nombrar varios clubes. A mí me gusta cuando la gente empieza a cantar. Creo que te da un plus, un empuje, y eso es bueno para nosotros, los jugadores. Yo, al menos, lo vivo así. Esta oportunidad que me dan no la quiero desaprovechar porque es muy linda”.

Pese a ser de los callados en el vestuario, se lleva bien con todos y no se limita a tener amistad con Antonio Galeano, a quien lo une naturalmente la nacionalidad. Por fuera de Los Céspedes, su rutina no varía mucho: de la casa va al entrenamiento, del entrenamiento a la casa, y así todos los días.

La batalla cultural del mate contra el tereré ya la perdió y, de a poco, le va tomando el gustito. Jura que siempre algún compañero está pronto para servir y compartir unos amargos.

Aunque disfruta, nada se compara a la comida de Paraguay, a las reuniones familiares y esas juntadas con amigos en las que llueven anécdotas. Está lejos de su esposa, a la que conoció en Francia hace más de 12 años y también de sus hijos. Y todo sea por el fútbol.

En lo que a la redonda se refiere, tiene como espejo a Zlatan Ibrahimovic (retirado) por su “personalidad” y de los chicos de Nacional el que más lo ha sorprendido es Lucas Sanabria: “Es técnico, va para adelante, tiene muchas cosas positivas. Para mí, se tiene que ir dentro de poco. Después tenés a Antoni, a Jere (Recoba). Son chicos que tienen calidad”.

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