Hay algo en la mística de jugar en Defensa y Justicia. Es un David ante Goliat y, junto a Talleres, el único equipo que ha logrado consagrarse campeón a nivel internacional, sin haber obtenido una competición local. Campeón de la Sudamericana y la Recopa 2021 (eliminando a Palmeiras) va de la mano de Agustín Sant’Anna (25) por recoronarse en la final en Montevideo.

El Halcón de Varela le hizo rápida la adaptación, ayudado por "la intensidad" con la que entrenaba con Marcelo Méndez en Defensor. Dice que cualquier jugador que pasa las dos puertas del complejo, en poco tiempo, siente como si hubiese “jugado ahí toda la vida”. Se ajusta a su perfil: el de un chico humilde, que salió de abajo y dejó Montevideo para vivir hasta los siete años en Artigas porque su familia estaba mal económicamente. Hoy en día viven en el Cerro, su padre trabaja en la construcción y su mamá es ama de casa. A Agustín le gusta ayudarlos, porque ellos “le dieron todo”. La esencia del lateral derecho formado en Cerro no se aleja tanto de su nuevo club, porque el equipo de Varela, antes de ser Defensa y Justicia propiamente dicho, era un equipo de choferes de la línea 148, que llegó a gozar de que Maradona se pusiera su camiseta. De ahí para adelante fue en ascenso.

Y si de ascensos se habla, el de Sant’Anna es digno de remarcar. Porque cuando se le pinchó el globo tras su salida de Nacional, se reconstruyó. Tanto así, que se metió en el radar de la selección uruguaya de Marcelo Bielsa, que, aunque lo dejó afuera de la lista de convocados, le demostró importancia con su reserva. “Una vez que estás reservado tenés la ilusión. Obvio, te pega un poco el bajón (de no estar), pero hay que seguir por este camino. Lo tomé bastante bien, sin duda que con sensaciones encontradas”, confiesa el exjugador de Defensor, que estuvo en la Sub 20 campeona de 2017 y que de todas maneras sabe que eso significa hacer las cosas bien. “Hace un tiempo atrás se venía lejos. Salir de Uruguay y en ocho meses estar en el radar de las selección, en la mira (de Bielsa), para mí es un orgullo. Creo que el trabajo de los últimos años está dando su recompensa. Te da el impulso de seguir haciendo las cosas bien para estar en alguna lista final algún día”, añade Agustín, que no habló directamente con Bielsa ni recibió correcciones como Darwin Núñez, Federico Valverde, Santiago Bueno o incluso algunos que no ingresaron a la convocatoria, caso de Ignacio Laquintana o Brian Ocampo. Más allá de eso, la Eliminatoria es larga y está “con la mira puesta en el club”, porque sabe que eso “dará sus frutos tarde o temprano para la selección”.

No será Bielsa, pero el DT de Sant’Anna trabajó con el Loco como colaborador externo teletrabajando. Julio Vaccari dijo una vez: “De Bielsa y de Heinze fui intentando incorporar muchas cosas. Después, cada uno tiene su estilo, gustos y formas. Tengo patrones futbolísticos de ellos”. Agustín lo confirma. “Me comentó que habían trabajado juntos. Hablamos de eso y creo que está bueno tener un técnico que trabajó con Bielsa. Creo que de ahí viene la intensidad que nos pone a nosotros. Vi jugar al Leeds y me acuerdo de esa intensidad”, explica sobre el DT que lo llamó para que se sume al equipo, y añade: “Te exige mucha intensidad, no te deja caminar dentro de la cancha. Trabaja con un sistema ofensivo, transiciones rápidas, tenemos un plantel competitivo”.

El sistema de juego y la impronta, que más o menos se ha mantenido con el paso de Sebastián Beccacece y Hernán Crespo, le favorece porque su equipo presiona constantemente y los laterales tienen libertad para subir.

Sobre la elección del equipo, el lateral confiesa: “No le erré, me siento cómodo, el club está en pleno crecimiento. Somos un equipo intenso, la diferencia (con Uruguay) está en las canchas, acá todo te permite trabajar”.

Foto: AFP.

Con un poco de cautela, como si tuviese miedo de invocar la mufa, dice que no esperaba estar en la semifinal de la Copa Sudamericana. Y aunque remarca que la cabeza está en lo local, dice que en su momento analizarán a Liga de Quito (27/9 y 4/10) para hacer “un gran partido”.

Si pasan, jugarán la final en Montevideo. “Vamos paso a paso, sin duda que sería hermoso jugar una final en mi país, que la familia, que muchas veces no puede venir, pueda acompañar en un partido tan especial”, sostiene el autor de dos de los goles a Peñarol en fase de grupos. “Siempre es lindo hacer goles, me tocó hacerle a Peñarol y lo disfruté el doble”.

Consultado sobre qué cree que le falta a los uruguayos en copas, explica la virtud de Defensa: “Va mucho en la identidad de cada equipo. Laburar un estilo de juego y respetarlo”. El Halcón no es River y Boca, no tiene ese bolsillo, excusa que a veces se pone para aminorar los fracasos de los equipos uruguayos en el plano internacional. ¿Cómo lo encara Defensa con su presupuesto? “Es el trabajo y contratar jugadores a lo que pide el club. Creo que somos de los pocos equipos que jugamos afuera como si fuésemos locales, fiel a nuestro estilo”, dice Sant’Anna.

River Plate argentino fue uno de los equipos que se interesó por él y llamó para consultar condiciones. Hoy en día el Millonario tiene a Sebastián Boselli, con el que se comunicó. “Lo felicité, me pone contento este paso en la carrera de él compartir desde que subió a Primera en Defensor”, expresa el lateral, que ahora que la Copa de la Liga se dividió en dos, no lo enfrentará por un tiempo.

Foto: Archivo El País

No es el mismo de 2019, aquel que en Nacional tuvo “pocas chances”. Jugó 827 minutos distribuidos en 11 partidos. “La chance que tuve quizás no la aproveché al máximo como para decirle ‘acá estoy’”, dice, y explica: “Un equipo grande, siendo de afuera, no te va a esperar. Yo hice inferiores en Cerro y cuando venís de afuera la chance tenés que aprovecharla. Los últimos seis meses ya sabía que no me iban a tener en cuenta, cuesta, pero me prepare sabiendo que me quedaba una última bala”.

La aprovechó, Deportivo Maldonado le abrió la puerta y le devolvió la confianza. Defensor lo catapultó y el Halcón empezó su revancha. Hasta Bielsa lo vio, maduró mucho y explica que ya no toma decisiones en caliente. “Después de Nacional puede mejorar, año tras año. Hoy estoy feliz, disfrutando, que antes de estar en Nacional no lo había logrado”.

Ahora vive con su pareja y su hija de un año y tres meses, que va a la cancha y cuando le preguntan “qué hace papá”, dice “¡gol!”. Ya le compró una pelota y se pone contenta cuando patea la pelota. El contrato con Defensa termina en diciembre, tiene opción de compra, pero “si se da bien" y si no " está tranquilo” de que dejó “todo por el club”.

Por el club y por su familia. Después de una infancia no tan fácil, dice que su papá “no puede creer” su presente. “Lo está disfrutando. Siempre le digo que no sufra tanto, en mis comienzos era muy intenso, cuando me iba mal, se ponía mal. Eran presiones que uno se metía. Se pone nervioso en los partidos a veces, me dicen que se va 10 minutos antes por los nervios. Igual está más tranquilo, lo hablamos y por suerte nos está tocando disfrutar de las buenas. Cuando puedo trato de estar pendiente de la casa, porque ellos me dieron todo, cada vez que pueda ayudarlos lo voy a hacer sin pensarlo”, comenta Agustín, que está feliz. “Hoy las presiones no las tengo”, concluye.