Santiago Ostolaza: el día que se sintió el "mejor del mundo", el debe de Nacional y su presente en Albion

Eligió el fútbol como forma de vida y después del retiro probó suerte como entrenador, tuvo un paso por la selección uruguaya y hoy es director deportivo.

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Santiago Ostolaza en Albion.
Santiago "Vasco" Ostolaza, director deportivo de Albion, junto a Álvaro Lois, coordinador técnico y social.
Foto: Albion.

La camiseta la tenía ensopada. Pequeñas gotas de transpiración le corrían desde la frente y el cuello hasta la punta del zapato. Su melena sobresalía. El técnico Roberto Fleitas hablaba. Dos compañeros (suplentes) le secaban el sudor con una toalla mientras ofrecían agua. Otros pedían tener cuidado con los piques a la espalda. Y el vestuario, todo, respiraba armonía.

Hasta ahí llegan algunos de los recuerdos de Santiago Ostolaza sobre la charla de vestuario que reunió en el entretiempo a los jugadores de Nacional que 45 minutos más tarde resultaron campeones de la Copa Libertadores en 1988.

Su memoria es difusa sobre algunos tramos, pero aún graba a fuego, 35 años después, los momentos más especiales de su carrera deportiva, donde en primera plana aparece aquella noche en la que el Estadio Centenario se plagó de papeles picados de color blanco y enseguida también se cuela la final intercontinental contra PSV Eindhoven y sus dos goles ante más de 62.000 personas.

No tiene al detalle, tal vez, las indicaciones que les dio el entrenador antes de jugar en lo que para Tokio era la madrugada de Uruguay, pero sí recuerda —y con mucha claridad— la liviandad que cayó sobre sus hombros al momento en que Tony Gómez metió el último penal de una extensa tanda que terminó 8-7.

—Fue grupal, pero en el tema personal sentí que cumplí uno de mis grandes sueños. Con mucha humildad, creo que me sentí, al menos por un minuto, como si fuera el mejor jugador del mundo.

Si vuelve al llano, enseguida se desdice y dice que “lo más importante”, en realidad, fue que Nacional saliera campeón del mundo, pero indudablemente que también —confiesa— el sabor tuvo un gusto especial por su suerte goleadora.

Santiago Ostolaza
Santiago Ostolaza en Nacional.

Apodado el Vasco, Ostolaza fue, en muchos sentidos, un héroe nacional para una gran parte del país en aquellos tiempos. No solo por el impacto generacional, sino también por la huella que dejó ese plantel y que hoy, cada vez, cobra más fuerza a la distancia.

Desde 1988 a la fecha, ningún otro equipo uruguayo volvió a repetir el logro continental y, aunque desde 2011 no asoma otro finalista, él mantiene las expectativas de que la tendencia se pueda revertir más temprano que tarde.

—Se puede dar. Nadie pensaba que a nivel de juveniles íbamos a ser campeones del mundo. Yo soy muy optimista en que en algún momento un equipo nuestro va a poder fortalecerse con jugadores de aquí y mantenerlos una temporada y media o dos y se pueda lograr el batacazo de volver a salir campeón. Soy de creer mucho en el jugador uruguayo, que, a pesar de que siempre ha tenido dificultades y problemas, le aflora la garra charrúa. Siempre resalta ese amor propio, el defender a la camiseta, así que sigo apostando a lo nuestro. Esta alegría que nos dieron los juveniles, para mí, fue una demostración de que se puede.

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Santiago Ostolaza en 1988 jugando para Nacional.
Foto: Archivo El País.

Lo que para la actualidad resulta casi que milagroso era moneda corriente en el Uruguay de la década del 80. Nacional inauguró el período con la Libertadores de 1980, Peñarol se rehizo en 1982 y repitió en 1987, y al año siguiente los tricolores se consagraron nuevamente.

Sin embargo, el valor que tiene tamaña hazaña para el club hoy no se condice con el reconocimiento que recibieron a posteriori los jugadores, según Ostolaza.

—Me gustaría que estuviéramos más cerca. Es lo que más deseo. Que la gente del 88 pueda estar más cerca de Nacional porque creo que se lo merece.

—¿Más cerca en qué?

— En poder tener una oportunidad, más espacios, más oportunidades. Siento que hay algunas personas que pueden darle mucho a Nacional a través de la experiencia y vivencias que han tenido. Estoy hablando de todo el grupo. Muchos podrían entrar en una parte Nacional siendo un apéndice, atendiendo al público, estando más cerca... Es un deseo que tenemos todos, pero, por como somos, de bajo perfil, a veces no se da (esa charla).

Voz experiente

Santiago Ostolaza.
Ostolaza reunido con autoridades de Albion.
Foto: Albion.

Afianzado como director deportivo en Albion desde abril, tras dejar las juveniles de Wanderers, el exfutbolista sigue minuciosamente la evolución de los juveniles del club. Pasa horas y horas en reuniones, interiorizándose en lo que lo ocupa, igual que cuando era jugador.

Así como le puso punto final a esa, al año siguiente empezó a escribir un nuevo capítulo fuera de las canchas con la misma dedicación que en sus mejores épocas.

Dirigió a River, Deportivo Maldonado y Wanderers hasta que Nacional volvió a tocarle la puerta, allá por el 2004. Una nueva historia inició, aunque esta vez duró poco más de siete meses el romance.

—Lo digo con mucho respeto: me quedo la sensación de que no me tuvieron la paciencia que le han tenido a otros técnicos. Las cosas se dieron así. Por supuesto que, si en algún momento se diera la oportunidad, la tendría que estudiar o analizar bien.

La selección juvenil

Su período al frente de la selección uruguaya Sub 17, aunque se prolongó por más tiempo, tampoco le dejó los resultados deportivos que esperaba.

La Celeste no clasificó al Mundial de 2015 en la categoría, pero Ostolaza, pasado el tiempo, prefiere quedarse con lo positivo de aquella experiencia.

A su parecer, la generación comandada por Federico Valverde, que tuvo, entre otros, a Diego Rossi, Nicolás Schiappacasse, Marcelo Saracchi, también aprendió de la derrota.

—La responsabilidad es del entrenador. No puedo decir más que eso. Los chicos estaban en un período de crecimiento y a veces se crece más en las derrotas que en los triunfos. Probablemente a varios les sirvió para algo en su carrera. Las derrotas te fortalecen más y te dan la posibilidad de buscar por qué se perdió. Fue una etapa buena. Siempre resalto lo que el maestro Tabárez nos indicaba: que teníamos que ganar jugando al fútbol, respetando las reglas, tratando de dejar una enseñanza y, por ese lado, considero que cumplí. Lógicamente, no logramos lo otro que queríamos, que era clasificar al Mundial.

OSTOLAZA
Ostolaza y Tabárez en la selección.

A los 61 años, después de una vida prendido a esa actividad que lo hacía perder la noción de las horas de niño y que lo llevó a hacerse un hombre adentro de la cancha con los años, todavía la elige. Es cierto, también tiene más tiempo para sus hijos y para su nieto, pero el trabajo lo cuida sin cerrarle las puertas a la posibilidad de tener una nueva experiencia como director técnico.

—Estoy agradecido de que los reyes magos me dejaron una pelota gracias a mis padres que sabían escribir. Cuando me muera capaz que en el cajón ya les he dicho a mi familia que quisiera una foto de mis hijos y que me metan una pelota de fútbol. Ese es uno de los pedidos que tengo para el final de mi vida.

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