Scaloni: cómo jugó la política en campaña, una "deslealtad" y por qué la relación con Tapia no será la misma

El interrogante sobre la continuidad del DT de la selección de Argentina tomó a todos por sorpresa tras el triunfo histórico en el Maracaná.

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Lionel Scaloni con el premio a mejor DT de América de la encuesta América le responde a El Pais.
Lionel Scaloni con el premio a mejor DT de América de la encuesta América le responde a El Pais.
Foto: Leonardo Mainé/Archivo El País.

La Nación/GDA
“Una cosa que quería decirles...”, comenzó Lionel Scaloni, entrenador de la selección de Argentina. Y siguió con un monólogo de casi un minuto, fuera de contexto, en el que puso en duda su continuidad al frente del equipo campeón del mundo. Las declaraciones retumbaron en todo el mundo. Del fútbol. De la política. De acá y de allá. En el vestuario albiceleste, ganador por primera vez en territorio brasileño por Eliminatorias, se festejaba aún el 1-0. El plantel tenía una certeza: su DT, el que los llevó a la gloria más grande, no se iría sin avisar. No tomaría una decisión “en caliente” sin antes explicar sus motivos. El DT no había dicho nada antes de enfrentar a la prensa. Los jugadores no sabían que haría públicas sus dudas sobre el futuro. Se enteraron por sus teléfonos celulares. Estaban “en shock”.

La primera lectura del monólogo de Scaloni remite a su relación con Claudio “Chiqui” Tapia. El entrenador, después de todo, había pensado el mensaje. Quería decir lo que dijo. Y quería hacerlo como lo hizo, aunque después haya intentado aclarar el destinatario de sus palabras: “Con Chiqui está todo bien”, dijo en La Red. No lo dirá, pero no está todo bien hace rato. Pasada la una de la mañana, la cúpula de la AFA mandó un mensaje: “Calma”. A ninguno de los dirigentes que viajó al Maracaná (Tapia, Luciano Nakis, Jorge Miadosqui) se les pasó por la cabeza que Scaloni pudiera renunciar. No después del Maracanazo. No después de los palos a los hinchas argentinos en las tribunas del estadio.

Más tarde, las preguntas eran otras. La AFA trataba de decodificar ese minuto clave (57 segundos, en rigor) del exayudante de Jorge Sampaoli, a quien Tapia le dio esa Ferrari llamada selección argentina cuando apenas tenía un par de partidos como entrenador de juveniles en Mallorca. No entendían la elección de Scaloni: hablar de “falta de energía” y de cuestiones que deben cambiar en el proceso antes que resaltar o elogiar a sus futbolistas que habían dado una muestra de carácter en uno de los coliseos deportivos más complicados del continente; del mundo. El tiempo pasaba y seguían pensando que el DT no iba a renunciar. Que era más una cuestión de “broncas momentáneas” que de interrupción del contrato.

Fanático de los códigos del fútbol, Tapia entiende que los cuestionamientos que ayer recibió de su empleado -porque fue el destinatario del mensaje, aunque no se haga cargo- deberían haberse hecho en privado. En el vestuario del predio de Ezeiza, ahora rebautizado Lionel Andrés Messi. O en la propia oficina del presidente, donde tantas veces hablaron de fútbol, tomaron mate o posaron para las redes sociales. En el universo del presidente de la AFA la palabra clave es “lealtad”. Y eso implica decir las cosas de frente.

Quienes conocen la relación entre el entrenador de la selección y el presidente (que también se jacta de ser el “hincha número 1″ del equipo nacional) de la AFA saben de los cortocircuitos recientes. Hay varias cuestiones que irritan al líder del vestuario albiceleste. Algunas, puntuales, tienen que ver con la logística de los desplazamientos de la selección, y hasta con los rivales elegidos para los partidos amistosos. Una muestra: los amistosos de la fecha FIFA de junio. Tapia eligió hacer caja y organizó un “tour de los campeones del mundo” por Asia. Un partido en Beijing contra Australia. Siete millones de dólares. Scaloni, aunque no lo diga en público, quería rodaje contra los grandes. Y, mejor aún, en Europa y no en el otro lado del mundo. Los otros rivales amistosos de este 2023 fueron Panamá y Curaçao. Ninguna potencia. En marzo del año que viene, por caso, Inglaterra estaba libre para jugar en la fecha FIFA. Lo cerró Brasil, que no tiene entrenador permanente y tambalea en las Eliminatorias.

“Tapia está todo el tiempo en el vestuario y eso a veces molesta”, cuenta un allegado al equipo nacional. En su memoria persiste el recuerdo de la gira por Estados Unidos, previa a Qatar 2022 en la que el presidente de la AFA sopló 55 velitas. Fue un día antes del primer partido de preparación, frente a Honduras. La fiesta no cayó nada bien en el entrenador, que días más tarde se sorprendió ante el anuncio de su continuidad al frente del equipo. Si bien había charlas, todavía quedaban “detalles” para rubricar la renovación de su contrato, que terminaba luego de la Copa del Mundo. La AFA (que es Tapia) lo dio por hecho. Recién se oficializó el 27 de febrero... de este año. Cinco meses después.

En ese tiempo, la relación (como toda convivencia) se desgastó. Y en las últimas semanas, dos hechos puntuales hicieron (más) ruido. Por un lado, la antesala del partido con Uruguay, parte del foco mediático estuvo puesto en el ¿debate? sobre las Sociedades Anónimas Deportivas, una polémica que la propia AFA incentivó en plena recta final de la campaña electoral. Tapia, más massista que el propio Sergio Massa, involucró a los clubes en un “#NoALasSADs” que se hizo viral. E incluso un periodista de El Destape y C5N le preguntó al entrenador por su postura en relación al tema. El DT tiró la pelota afuera.

También trascendió que los campeones del mundo y el cuerpo técnico se habrían negado a sacarse una foto con el propio Massa. Desde el entorno del todavía ministro de Economía lo desmintieron: “¡Es el colmo! La semana pasada estuvo con el cierre de campaña. Y ni siquiera pudo ver el partido con Uruguay”, contaron. La AFA, que jugó su partido a favor del candidato de Unión por la Patria bien pudo haber intentado esa instantánea sin consultarlo con el postulante peronista. Una especie de “gesto” en la antesala de las elecciones. Otra fuente, con conocimiento de causa, negó lo de la foto, pero contó que hubo un pedido de Tapia al cuerpo técnico y al plantel para que le dedicaran una camiseta al ex líder del Frente Renovador. La negativa fue rotunda. El presidente de la AFA, desacostumbrado a un “no”, habría insistido. No con los futbolistas, sino con el entrenador. Scaloni optó por no escuchar. No hubo ni foto ni casaca. Ni apoyo explícito de los campeones del mundo a ninguno de los presidenciables.

El balotaje fue el jamón del medio en los partidos de Eliminatorias. La agenda política se coló como nunca antes en la preparación de equipo nacional. Solo comparable a la foto trunca en la Casa Rosada en los festejos por el título obtenido en Qatar 2022. Con Scaloni al mando, el equipo nunca tomó partido por el oficialismo ni por la oposición. Esta semana, tras la victoria de Javier Milei en las urnas, el expresidente Mauricio Macri destrozó a Tapia en TN: “La AFA ha hecho cosas populistas muy graves como suspender descensos. No existe la meritocracia ni las reglas del juego. Lo de Tapia es imperdonable. Todas las Ligas tienen 20 equipos y acá somos más vivos y vamos a 30 equipos. El fútbol va a tener que cambiar”. Scaloni fue por esa misma línea: no nombró a su jefe, pero habló de cuestiones internas. De “energía”, emulando a uno de sus mentores, Marcelo Bielsa, quien usó esa misma palabra para justificar su salida de la AFA en 2004.

Scaloni supo al instante que sus palabras en las entrañas del Maracaná se replicarían en todo el planeta. A las 2 de la mañana (hora argentina) posteó una foto del cuerpo técnico unido, la palabra “Argentina!!!”, dijo algunas frases al salir del estadio, negó cualquier conflicto con Tapia y se subió al ómnibus rumbo al aeropuerto. De regreso a Buenos Aires, primero, y más tarde, este mismo miércoles a Mallorca vía Madrid. Los jugadores lo respaldaron al embarcarse en Ezeiza rumbo a los países donde juegan. “Scaloni es la cabeza del grupo y fue un shock lo que dijo, no lo esperábamos. Es verdad que pusimos la vara alta y que también eso es desgastante. No hablamos con él luego del partido. Queremos que siga”, dijo Rodrigo De Paul. “Estamos muy agradecidos con él, esperamos que cambie de opinión”, aportó Leandro Paredes. Los futbolistas saben que Scaloni habló “hacia afuera”. Y que “hacia adentro” -el vestuario- está todo bien. El entrenador quiere un cambio. Ese novato con un par de partidos que asumió de apuro en 2018 se graduó con honores en la Copa América de 2021. E hizo un máster inolvidable en el Mundial de Qatar. Ese Scaloni es el que advirtió que puede irse. Aunque sea campeón del mundo. Ahora, la pelota está del lado de Tapia. La buena noticia es que le sobra tiempo: Argentina recién volverá a juntarse en marzo de 2024.

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