La emoción a flor de piel. Las lágrimas que volvieron a brotar de los ojos de Luis Suárez, como seguramente ocurrió varias veces durante esta semana: la semana en la que vivió su adiós de la selección de Uruguay.

La semana que se cerró con un estadio lleno para el partido donde la Celeste enfrentó a Paraguay, con el lamento de los hinchas con su remate que dio en el palo, con el reproche de otros tantos que reclamaron cuando el árbitro no sancionó infracción sobre el Pistolero o que se rompieron las manos aplaudiendo en el momento en el que comenzó el emotivo homenaje.

Aunque no iba a ser necesario, se exhortó al público a que no se retire del Estadio Centenario porque se iba a vivir un emotivo momento y así fue. La denominada “Generación Sudáfrica” hizo un pasillo para que Suárez vea nuevamente los 69 goles que anotó con la Celeste y se vuelva a emocionar.

Foto: Darwin Borrelli.

Uno a uno, el saludo a esos jugadores con los que hizo historia y a sus actuales compañeros que no faltaron a la cita. Diego Pérez, Diego Godín, Diego Lugano y Diego Forlán, fueron los que más se emocionaron, generando así una nueva reacción en el público, pero menor a lo que fue uno de los abrazos más emocionantes cuando el Pistolero y el maestro Tabárez se dieron uno.

Ese entrenador que lo marcó le entregó la medalla de Leyenda del fútbol uruguayo, la que seguramente atesorará entre sus más importantes logros en una carrera en la que de esos abundaron.

Foto: Darwin Borrelli.

Neymar, Lionel Messi, Enzo Francescoli y Sebastián Abreu no se quisieron perder la fiesta y dejaron su mensaje con videos que se mostraron en la pantalla gigante y volvieron a generar reacción en el público y sobre todo positiva, todo lo contrario cuando autoridades de AUF y Conmebol fueron anunciadas porque se escucharon silbidos desde las tribunas. Ignacio Alonso y Nery Pumpido, representantes de cada una de las asociaciones, le otorgaron una réplica de la Copa América.

Otra instancia que hizo llorar nuevamente a todo el Centenario fue cuando se subió al escenario la hija de Walter Ferreira, kinesiólogo de la selección fallecido en 2016, pero que fue clave en la recuperación de la lesión de meniscos que el delantero sufrió previo al Mundial de Brasil 2014.

Foto: Darwin Borrelli.

El Pistolero se llevó las redes de los arcos, pero también tuvo otro gran homenaje vinculado a uno de ellos porque el que está ubicado sobre el arco de la Colombes, pasó a llamarse Luis Suárez. Una plaqueta detrás del mismo y un mensaje en la zona posterior del horizontal, transformaron a ese que recibió el primer tanto del salteño con la Celeste frente a Bolivia.

“Agradecerles por este cariño y pedirles una cosa: que Uruguay es más grande que cualquier jugador o entrenador. Uruguay es grande y a partir de mañana seré un hincha más deseando lo mejor a los compañeros que vienen. Arriba Uruguay y siempre agradecido al pueblo uruguayo”, sentenció el Pistolero.

"No tengo palabras de agradecimiento a cada uno de los uruguayos. No solo el que me brindó cariño estos días, sino desde que comencé allá en 2007, siempre me apoyaron, no solo a mí, sino que a una generación que la pasamos muy difícil", inició el Pistolero.

"Porque no se olviden que estuvimos a punto de quedar afuera del Mundial 2010 y ahí no había era, no había maestro, no había nada. Y creo que ese grupo me marcó mucho por ser un grupo sano, un grupo en el que íbamos por el mismo camino. Muchos jugaban en grandes equipos, pero nosotros teníamos una ilusión sola, de llegar a un Mundial", aseguró.

Foto: Darwin Borrelli.

"Recuerdo muchísimas cosas de ese momento, nos llegaron a decir vende patria. Y la gente no sabe lo que nosotros luchábamos por esta camiseta. Lo difícil que es... Lo difícil que es representar a un país, no es nada fácil asumir esa responsabilidad. Y nosotros, la misma ilusión y la frase que yo dije el otro día, de que llegué hecho un niño, la mayoría también acá lo hizo, y tenían ese mismo deseo, que es ver llegar a nuestro país lo más lejos posible", sostuvo.

"Pasé por momentos muy complicados en mi carrera. Una y la más difícil, la más complicada fue la lesión previa al Mundial en 2014. Y si no fuera por el negrito, en paz descanse Walter (Ferreira) yo no hubiese llegado y los compañeros saben acá. Al maestro (Tabárez), que realmente toda mi carrera es por él. Es por su gran cuerpo técnico y el nivel humano muy alto. Porque nosotros somos personas, aparte de ser jugadores de fútbol, tenemos sentimientos, sufrimos las derrotas, así como nos alegramos de las victorias y de los logros conseguidos. Sufrimos cada derrota en nuestra selección, la pasamos mal. Y el grupo que había en el cuerpo técnico, hacía un manejo que era espectacular", manifestó.

"Tengo muchísima gente a la que agradecerle, puedo seguir toda la noche. Jugadores como el Loco (Abreu), que ahí me trató como un hijo futbolístico en mis inicios, en mi carrera. A Pichichi, el goleador, Diego Forlán, él sabe lo que era para mí. Lo miraba, como hoy en día siento que algunos me miran. Íbamos, hablábamos, le preguntaba cosas de fútbol. Y tuvimos muchísimas charlas. Los dos grandes capitanes que tuve, los dos Diego, la Tota (Lugano) y Godín, fueron ejemplos de aprendizaje", agradeció.

Foto: Darwin Borrelli.

"Le intenté dejar a esta nueva generación, muchísimas cosas que nos enseñaron. Del Ruso (Pérez) qué voy a decir de ese compañero, jugó con la cabeza rota. En 2014, yo le dije a él que iba a intentar romperla por él, porque yo sabía cómo él estaba. Y el abrazo que me doy con él, ahí se ve. Y después, obviamente, toda la gente del Complejo Celeste que ustedes no la ven, pero hacen un trabajo de la concha de la madre", dijo el Pistolero.

“Agradecerles por este cariño y pedirles una cosa: que Uruguay es más grande que cualquier jugador o entrenador. Uruguay es grande y a partir de mañana seré un hincha más deseando lo mejor a los compañeros que vienen. Arriba Uruguay y siempre agradecido al pueblo uruguayo”, sentenció.