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Más allá de los entrenamientos que hacen con sus equipos, algunos profesionales se apoyan en trabajos pesonalizados con preparadores físicos.
Ser un futbolista de élite y mantenerse jugando en el máximo nivel no es una tarea sencilla. Requiere constancia, compromiso y hábitos saludables. Muchas veces, el trabajo que se hace con el equipo no es lo suficientemente personalizado y eso lleva a que los ejercicios complementarios ayuden al deportista a ser competitivo con el resto del planet.
Ahí entra a pesar el trabajo personalizado que un deportista puede hacer por su cuenta.
Un caso emblemático es probablemente el de Diego Forlán y Santiago Alfaro. En una entrevista que el preparador físico concedió a Ovación en 2020 contó que a Diego Forlán lo conoció en Biguá, a través de un colega: “Me dijo que quería hacer unos trabajos de fuerza con pesas y ese día como que empezamos a forjar esta historia que estuvo llena de cosas divertidas y otras no tanto, de tragos amargos, pero siempre acompañando ese proceso que fue de crecimiento para los dos”, dijo Alfaro.
El profesional tuvo una influencia fundamental en la carrera de Forlán, fue quien lo guió en la preparación para el Mundial de Sudáfrica 2010, Copa del Mundo en la que el delantero se llevó el premio al mejor futbolista del certamen. “De un día para el otro me encontré en Europa entrenando a Diego mientras él tenía su equipo. Él rompió un paradigma con eso. No por lo que hizo sino por la forma de entender la vida. Armó su equipo de trabajo, invirtió en él y eso hoy es normal, pero hace 15 años no”.
Y recuerda: “Lo que hicimos para Sudáfrica 2010 fue una locura si hoy miro para atrás. Éramos jóvenes y nos arriesgamos a buscar algo más grande. Pero pequé de dos cosas: anormal y no medir las consecuencias. Salió bien y eso transforma todo esto en una anécdota, pero los dos éramos conscientes de que podía salir mal. (...) De todas maneras fue algo increíble y si bien después trabajé con muchos deportistas, con ninguno jamás logré la continuidad que tuve con Diego de estar 15 años juntos”.
Hace 12 años, que un preparador físico acompañara a un futbolista para explotar sus condiciones no era tan popular ni común. Sin embargo, actualmente la mayoría de los jugadores tienen a preparadores físicos de confianza con quienes trabajar para mejorar, prepararse o, incluso, superar lesiones.
Sobre los secretos de este tipo de preparación paralela en los deportistas de élite, Ovación consultó a dos especialistas: Jorge Rey y Tabaré Papariello, quienes desde hace ya varios años realizan este tipo de tareas y son pilares fundamental en las carreras de muchos de los jugadores uruguayos que brillan y brillaron en el mundo.
Jorge Rey: de la selección uruguaya a los clubes
Jorge Rey se desempeñó como preparador físico de la selección uruguaya de fútbol siendo el número dos del Profe José Herrera en el cuerpo técnico que lideraba el maestro Óscar Washington Tabárez.
Con el primero que inició este tipo de tareas fue con Diego Lugano, quien luego del Mundial de Brasil 2014, lo convenció para hacer una puesta a punto en su pase a Suecia. Después pasaron pos sus manos Luis Mejía, Matías Vecino, Nicolás Lodeiro y Giorgian De Arrascaeta.
Sobre cómo es su trabajo con los futbolistas el especialista indica: “Estamos en contacto constante de la liga, sin importar el momento en el que está. Lo más importante es lo que viene dirigido desde el club. A raíz de lo que viene del equipo preparamos el complemento de lo que marcan ellos”.
Rey señala que a nivel institucional se reconoce que muchas veces las ligas y la competencia no permiten entrenar en individualidades y entonces entra la pata de complementar con un trabajo personalizado extra.
“Los futbolistas de élite tienen una reserva orgánica distinta a las personas que se ejercitan en su vida cotidiana y trabajamos en función de lo que cada uno necesita. La mayoría de las veces tengo la suerte de haberlo hecho de forma presencial con ellos y ya me conocen. También los superviso por videollamada para que saquen un mejor resultado”, explica el profesional a Ovación.
Rey señala que el entrenamiento complementario es muy dinámico: tiene en cuenta si se viene de una lesión o hay que trabajar en ciertos puntos que no están cubiertos en la cotidiana de los equipos.
“Normalmente las rutinas empiezan con ejercicios de movilidad, apuntando a las articulaciones de hombros, cadera, rodillas y columna; después pasamos a lo que es la estabilidad, con ejercicios que estén relacionados con lo que son los patrones de juego. Luego, en base al objetivo, que puede ser recuperarse de una lesión o lo que sea parte de correctivos. En caso de que sea una mejora o puesta a punto, se le da prioridad a lo que se llama control motor y técnicas de aprendizaje. Muchas veces, para ellos lo importante el desafío neural porque están acostumbrados a los ejercicios”, explica.
Rey señala también que llega un momento en la carrera en que los deportistas de élite reconocen que es importante que mantengan ciertos hábitos para mantenerse en un nivel destacado: “La nutrición, el consumo de alcohol, el sueño y el buen descanso, tanto activo como pasivo, es fundamental”, remarca.
Los beneficios de hacer este tipo de complemento son múltiples: “A veces va desde lo físico hasta lo mental, el profe termina convirtiéndose en un apoyo más cuando están en el alto nivel”.
Tabaré Papariello: el profe que trabaja con Pellistri y Canobbio
El licenciado en Educación Física, y preparador físico en básquetbol en las selecciones uruguayas y Peñarol, Tabaré Papariello, es uno de los profesionales que trabaja con futbolistas de élite más allá de las tareas que hacen con su equipos. Facundo Pellistri, Agustín Canobbio o Agustín Álvarez Martínez son algunos de los deportistas que comparten sus rutinas a distancia con el profe.
Tabaré Papariello destaca que cuando un profesional se acerca a él, el objetivo es conocer el punto de partida, desde hábitos a condiciones físicas. “Es clave que se preparen antes de que llegue la oportunidad. Estar preparados no es lo mismo que prepararse y ahí ganamos unos cuantos escalones”, dice el profesional a Ovación.
Papariello explica que el primer desafío que enfrenta un jugador cuando salta al exterior es la competencia interna que tiene dentro del equipo: “En el medio local, muchas veces los jugadores que se destacan no tienen tanta competencia en el equipo, son figuras, que dando el 70% les alcanza para destacar. Cuando pasan al primer nivel, todos están igual o por encima su rendimiento, entonces nace el instinto de supervivencia”, señala.
Entre los hábitos que intenta trabajar, más allá de una buena alimentación, está el de el descanso, algo que en las ligas de primer nivel es muy importante.
Papariello tiene la ayuda de la tecnología para estar presente. Es un preparador físico que prefiere seguir en vivo los ejercicios y que el trabajo sea realmente personalizado.
Su trabajo es bien recibido por los profesionales que trabajan para los equipos de los jugadores a los que orienta: “En general quieren saber todo de mí, eso les da otra tranquilidad y trabajamos siempre en contacto”, revela.
Respecto a cómo es una rutina de un futbolista de élite describe: “La planificación depende mucho de cómo fue la semana. Generalmente una sesión comienza con un trabajo de movilidad, atacando las carencias más importantes que existan, concentrado en sus restricciones. Luego una activación de la musculatura que le brinda estabilidad central para poder soportar el trabajo de carga posterior. Se realizan tres o cuatro ejercicios de balance y control motor, que son fundamentales para mejorar la coordinación. Una vez terminado ese bloque pasamos a un estímulo de fuerza estructural, que dependerá de las necesidades en función de la composición corporal y la antropometría. Las cargas no superan el siete en la percepción del esfuerzo del atleta y siempre evito sobrecargar una estructura que al entrenamiento siguiente limite su rendimiento y perjudique al equipo. La fuerza aplicada en ejercicios que repliquen gestos técnicos específicos es otro pilar de nuestras sesiones”.