La moza se acerca para preguntar qué desean. La respuesta es unánime: “Sorpréndanos”. De un lado uno y adelante el otro. Ignacio Ruglio y Alejandro Balbi, usualmente enfrentados por sus condiciones de presidentes de Peñarol y Nacional, se corrieron del barro que salpica sus escritorios por una buena causa: compartir un almuerzo a solas, en la parada 5 de la Playa Mansa de Punta del Este, que ambos terminaron definiendo como “fructífero”.
Se juntaron para hablar de la actualidad de sus clubes, dejaron a un lado las chicanas mediáticas y, a pesar de la diferencia palpable en los colores, terminaron encontrando coincidencias en su don de dirigentes.
Balbi, como siempre atareado en su agenda, llegó primero, con la oreja pegada al celular y la otra mano clavada al bolsillo. La cita era a las 13:00.
Ruglio, instalado desde el jueves, cayó poco después, con un vestuario más sport y lentes de sol que al golpe de vista ya exponían una primera coincidencia con su contraparte.
Como dos buenos presidentes instruidos, apenas se vieron, rápidamente se fundieron en un abrazo. El dueño del lugar los ubicó con una simple indicación —“ahí está su mesa”— y quedaron sentados contra una ventana, apartados hacia la derecha, en lo que fue su primer mano a mano desde que son presidentes.
La charla empezó navegando sobre algo que era un secreto a voces. Que Peñarol piensa que lo mejor es ejercer su localía del próximo clásico (fijado para la sexta fecha del Apertura) en el Campeón del Siglo con público visitante y Nacional exactamente lo contrario: o juega allí sin la presencia de sus hinchas —que es lo que finalmente pasará, confirmó Balbi— o abogará por ir al Estadio Centenario con las dos hinchadas.
Un par de horas bastaron para que ambos se despegaran de sus celulares e intercambiaran sobre otras cuestiones que probaron que muchas veces están más alineados de lo parece.
Ruglio puso arriba de la mesa algunas de las problemáticas económicas que vive Peñarol y Balbi, al corriente del pasivo que tiene Nacional y otras obligaciones financieras, ató cabos con las dificultades suyas y la “catarsis” que se presenta a último momento en cada mercado de pases. En eso, particularmente, hubo más señales de acercamiento que de desunión.
“Creo que siempre está bueno repetir. No quedamos de hacerlo, pero sería bueno que cada dos por tres lo hiciéramos”, reconoció Ruglio.
El pasó del tiempo llevó a que la conversa fluctuara entre otros tópicos en los que el intercambio fue ameno, pese que las opiniones difirieron bastante. Es el caso de la conformación de la Liga Profesional, donde Nacional tiene sus discrepancias con la forma en que está organizada; la disputa por los derechos de televisión, sobre la que ambos comparten la génesis de obtener mayores ingresos una vez que finalice el contrato de AUF con Tenfield en diciembre, pero todavía transitan caminos opuestos al entrar en los pormenores.
En otro tramo, el intercambio devino en el formato “ideal” que cada uno concibe para conformar el Campeonato Uruguayo. Luego ahondó por el mapa político de los clubes, la competitividad en copas internacionales y la relación con la Conmebol.
“Hablamos de los temas en común que tenemos afuera de la cancha, como históricamente hablaron los expresidentes (José Pedro) Damiani con (Dante) Iocco, Juan Pedro (Damiani) con (Eduardo) Ache o (Ricardo Alarcón, (José) Decurnex con (Jorge) Barrera. Obviamente que nos queremos ‘arrancar los ojos’ adentro, pero hay temas que nos unen”, expresó Balbi,
Antes de irse, hubo otro cordial saludo entre ambos y cuando llegó la cuenta, la casa invitó.
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