Por Alberto Sobrero
Serafín García (47) es un apasionado del fútbol. Su jornada arranca a las 6:00 de la mañana en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Peñarolpara liderar un proyecto de juveniles específico para defensores que creó hace cuatro años. “Hoy es más fácil llegar a Primera porque ahora tienen todo”, dijo. En entrevista con Ovación habló sobre cómo se dio su llegada al Carbonero en 1997, el miedo que le tuvo a Gregorio Pérez y el cambio que ve en el fútbol moderno.
El Corto, así le dicen ya que tan solo mide 1,66 metros, comenzó su carrera profesional en el Campeonato Uruguayo de Segunda División en Basáñez en 1996. Tras tener una buena temporada en el rojinegro le llegó la oportunidad de pasar a Peñarol. García explicó cómo se gestó ese pase.
“Esa temporada en Basáñez hice 12 goles como lateral izquierdo y fui elegido como mejor jugador de la B”, enfatizó. “En ese entonces tenía representante, que era Paco Casal, y me dijo que si mantenía el nivel él me iba a sacar de Basáñez. Se dio y fue espectacular”, agregó.
Ese año Peñarol se jugaba poder ganar su segundo quinquenio, algo que terminó ocurriendo. Era un plantel que tenía varias figuras de peso como Pablo Bengoechea y Carlos Aguilera.
García indicó que, al principio, le dio “mucha vergüenza” arribar a Peñarol porque se trataba de “un plantel pesado”. “Por suerte conocía al Lucho Romero y al Caballo (Enrique) de los Santos, quienes habían estado en Basáñez. Por ese lado fue más fácil mi adaptación, pero fue un grupo divino donde había gente joven y de experiencia”, detalló.
García recordó que sufrieron bastante para alcanzar el título que les brindó el segundo quinquenio en la historia de Peñarol. “Era una presión constante porque teníamos que ganar los últimos ocho partidos y esperar para saber qué pasaba con Nacional si ganaba, empataba o perdía. Por ello es que vivimos concentrados en Los Aromos: entrenábamos, almorzábamos, salíamos a la tarde y volvíamos de noche para dormir ahí. Todo ese esfuerzo nos sirvió para ganar el título”, afirmó.
Después de esa buena cantidad de triunfos al hilo, y tras el famoso partido que Nacional derrotó a Defensor Sporting con gol de Juan Ramón Carrasco, Peñarol ganó la Anual de la temporada 1997 y clasificó para jugar una semifinal ante el tricolor.
El carbonero venció 3-2 a Nacional y luego vapuleó a Defensor por un global de 4-0 para ganar el título.
Entrenador
García se retiró en el 2016 en Boston River y, según él, no fue traumático. “Los años más felices fueron en Peñarol, pero jamás renegué de jugar en la B y en la C ya que lo tomé con la misma importancia. Por eso, mi retiro fue algo normal. En ese momento me dije: ‘Se acabó, nos vemos’. Mucha gente sufre con el retiro, pero yo no”, evidenció.
Cuando colgó los botines siempre supo que iba a ser entrenador. Mucho tuvo que ver Gregorio Pérez, quien lo marcó tanto como jugador como director técnico en Peñarol en 1997.
No obstante, enfatizó que al principio le tenía mucho respeto a Pérez. “En mi primer año le tenía terror a Gregorio porque tenía un carácter muy especial”, sostuvo.
“Cuando Gregorio se enojaba me daban ganas de esconderme debajo de la cama”, comentó con una carcajada. “Pero era un fenómeno. La tenía clara. Cuando te nombraba era porque no estabas haciendo las cosas bien. Además, te decía las cosas estando solo o adelante de todo el grupo. Era igual con todos y no hacía diferencia con nadie”, señaló.
García contó que sigue hablando con Gregorio Pérez, a quien definió como “un tipo despegado”. “No solo conmigo sino con casi todos los jugadores porque varios me comentan que los llamó Gregorio para saber cómo andan’, añadió.
“Generó una conexión importante con casi todos los futbolistas. Porque la mayoría de los jugadores que estuvimos con él y que salimos poco al exterior van a decir lo mismo, que es un tipazo. Es uno de los entrenadores que más me marcó en mi carrera”, dijo.
Cambio
García afirmó que el fútbol de la actualidad poco tiene que ver con el que se veía cuando él jugaba.
Aseguró que en su época se trataba de un juego “más agresivo” y evidenció que los clásicos de ese entonces con VAR no se iban a poder completar. “Esos partidos no terminaban porque a los 20’ ya habrían echado más de cuatro jugadores por cuadro. Era muy físico y habían compañeros que eran muy talentosos y después estábamos nosotros que éramos unos ‘perritos’ que le pegábamos a todo”, añadió.
En 2001, Peñarol se proclamó campeón del Torneo Clausura tras empatar 1-1 ante Nacional. Sin embargo, ese encuentro estuvo marcado por la pelea generalizada que se dio al final donde varios futbolistas de ambos clubes fueron citados a declarar al Juzgado.
García contó que cuando los llamaron para ir a declarar estaba en el cumpleaños de un compañero de equipo. “Al principio no creíamos nada hasta que nos llamaron desde el Palacio Peñarol. Fuimos al Juzgado y estuvimos en un calabozo los de Peñarol y otro los de Nacional”, comentó.
Al final seis jugadores de Peñarol (Marcelo de Souza, Darío Rodríguez, Martín García, Federico Elduayen, Fabián Césaro y José de los Santos) y su entrenador, Julio Ribas, y tres de Nacional (Mario Regueiro, Richard Morales y Marco Vanzini) fueron trasladados y detenidos en Cárcel Central tras pedido del juez penal Pablo Eguren. Ninguno pudo estar en los clásicos que fueron por las finales del Uruguayo 2001, que ganó el tricolor.
García dijo cuál es el otro cambio que hay en el fútbol: el pedido de tarjeta. “Si veía a uno de mi equipo hacer eso le decía: ‘Dejate de pedir tarjeta, levantate y jugá. La próxima se la das vos’”, contó.
Actualidad
Hace cuatro años que García trabaja en las inferiores de Peñarol tras presentar un proyecto para formar a los defensores de las categorías más chicas (Sexta y Séptima). Además es ayudante de campo de Cafú en Sub 19.
“En esa edad tenés que enseñarle lo básico: cómo realizar un cierre, una cobertura, entre otros aspectos que son claves para la fase defensiva, que es de lo que me encargo”, explicó.
Remarcó cuál es su gran objetivo en Peñarol: “Querer que el club crezca y formar jugadores para que sean vendidos a la elite”.
García le pide a sus dirigidos que “valoren lo que tienen”, ya que en su época no tuvo todas las herramientas con las que cuentan en las juveniles de Peñarol. “Hoy es más fácil llegar a Primera porque si ellos están acá es porque son buenos. Lo único que tienen que hacer es perfeccionarse”, aseveró.
García demuestra toda su pasión por el fútbol. Todos los días es uno de los primeros en llegar al CAR para dejar todo pronto y así comenzar a trabajar con los juveniles. Aunque el Corto tiene una manzana que persigue y lo motiva todos los días: dirigir en Primera División.
“Cuando tuve mi primera reunión con los dirigentes les dije que me encanta trabajar con los futbolistas más chicos, pero quiero dirigir en Primera División acá o en otro lado. Lo tengo como una meta, como mi gran sueño”, expresó García, que está feliz trabajando con los juveniles de Peñarol, pero sueña con tener su gran oportunidad.
Basáñez, Peñarol (1997-1999, 2000-2001 y 2006-2007), Chacarita, Lanús, Gimnasia de la Plata, Cerro Porteño, Wanderers, Villa Española, Durazno y El Tanque Sisley.
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