Siete señales para creer que el Nacional 2021 tiene futuro

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Andrés D'Alessandro jugó su partido 92 por la Copa Libertadores y el primero con Nacional

La derrota en su estreno por la Copa Libertadores no puede ocultar algunos detalles que reflejan potencial en el equipo y en la idea de Alejandro Cappuccio.

Las quejas, por más paciencia que se quiera asumir que se tiene, siempre están a la orden del día en el fútbol. Mucho más en un equipo grande y que se forma, en base a los fichajes, como para levantar un vuelo que lo lleve a un destino más lejano que el anterior. Sin embargo, en el caso del Nacional 2021 la reacción puede esperar por algo más que el escaso tiempo que tuvo Alejandro Cappuccio para darle al Tricolor de manera inmediata una alegría futbolera.

Y no se trata de que alguien entregue algún espíritu romántico o pasional de amor a la camiseta para establecer que “Nacional es Nacional” y por eso va a salir adelante. No, muy lejos de ello. Lo que sostiene hasta la consideración del propio técnico de que “hay un margen de crecimiento muy grande” son algunas señales importantes que el equipo entregó en su derrota ante Argentinos Juniors.

Empecemos a describir entonces las 7 señales que permiten considerar que este plantel de Nacional tiene futuro. Y muy bueno.

1

La actitud de los jugadores

En la Paternal y frente a un elenco que está formado desde hace un tiempo (incluso mejorado), el equipo de Cappuccio procuró asumir el dominio del partido desde el inicio. Propuso juego, se plantó en campo rival. Quedó claro que ni el DT ni los futbolistas tomaron la decisión de entrar a jugar con extremo cuidado por el poco tiempo de trabajo. La figura táctica y la manera en la que se encausaron sus acciones fueron reveladoras de la idea original.

Joaquín Trasante jugó un gran partido en la Paternal
Joaquín Trasante jugó un gran partido en la Paternal. Foto: @Nacional.
2

La rebeldía para intentar empatar

El gol que se recibió en el primer disparo al arco que realizó Argentinos Juniors no desmoralizó a nadie. Aunque muchas veces no se tomó la mejor decisión o faltó precisión en las entregas, los futbolistas siempre fueron al frente. Compitieron con fuerza.

3

La firme intención de jugar por abajo

Por las características del entrenador, por sus propias afirmaciones de lo que pretende alcanzar, es fácil estimar que el nuevo Nacional quiere construir su fútbol desde las raíces mismas del conjunto. Lo bueno es que lo puso en práctica desde el vamos. Sin vueltas. Entregándole a Felipe Carballo un papel de principal escudero en la defensa del juego fluido desde abajo y pegado a línea de los zagueros.

4

Velocidad por las dos bandas

Si bien faltan ajustar algunos movimientos, porque fue notorio que a Leandro Fernández le gustó más ir hacia el medio que recostarse sobre la banda o a Brian Ocampo le faltó ayuda, los desbordes aparecieron. Camilo Cándido colaboró para que la franja izquierda entregara también buenos mensajes de que hay madera para el futuro.

5

El manejo del balón del número 10

Andrés D’Alessandro dejó traslucir que su influencia en la gestación del juego en el mediocampo será el gran aporte para el crecimiento sostenido del equipo. El 10 es muy inteligente hasta en la forma en la que se mueve para encontrarse siempre libre de marca.

Andrés D'Alessandro y Leandro Fernández, Nacional ganó en ejecutantes de pelota quieta
Andrés D'Alessandro y Leandro Fernández, Nacional ganó en ejecutantes de pelota quieta. Foto: @Nacional.
6

Ejecutantes de pelota quieta

Si bien la zurda de “Cabezón” esta vez no estuvo fina en un tiro libre, el muy buen remate de Leandro Fernández que pasó cerca abrió buenas perspectivas de conversión de goles por esa vía. Ahora hay para elegir.

La riqueza técnica de varios jugadores

La habilidad de Ocampo, Leandro Fernández, el zigzagueante desenganche de Cándido, el manejo de Carballo, “Emi” Martínez y D’Alessandro permiten creer que lo que viene será bueno.

Los puntos de local
Un deber ineludible
Christian Almeida escapando del "Cangrejo" Cabrera

Para llegar a los octavos de final de la Copa Libertadores hay que saber recibir los golpes y recuperarse de ellos. En pocas palabras, ser tan fuertes en la derrota como en el triunfo. Y levantarse rápidamente. Queda claro que resulta imperioso marcar una hegemonía en los encuentros que se oficia de local. Pero no siempre es necesario, aunque en este caso se precisan algunas variables importantes. Eso sí, Nacional tiene que asumir las etapas que vienen sabiendo que la clave está en cumplir con un deber ineludible: ganar en el Gran Parque Central.

De esa forma siempre el horizonte lucirá más brillante y poderoso. Pero, justo es reconocer que existen variantes que demuestran que ni siquiera con esa captación de unidades se podrá dar el paso hacia adelante. Y no hay que ir muy lejos en el tiempo para comprobarlo, porque la última edición de la Copa Libertadores a Peñarol no se le abrieron las puertas de los octavos de final ni ganando los 9 puntos en el Campeón del Siglo.

Pero también está la otra cara de la moneda, donde equipos que no fueron capaces de ser muy eficaces de locales consiguieron el pasaje buscado gracias a que en su llave hubo un líder que les pasó por arriba a todos: Grupo G de la Copa 2020 con Santos llegando a 16 puntos y Delfín avanzando con 7. O en el H con Boca y sus 14 puntos y Libertad segundo con 7.

Igualmente, dada la paridad que se presume que tiene la llave F, a Nacional no le queda más remedio que arrimarse con todas sus fuerzas a una facturación perfecta en su escenario. Y tiene una ventaja: le pondrá punto final a la campaña justamente en su cancha.

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