Sin juego ni heroica y con la excepción del gol de Canobbio: explicaciones a la derrota de Uruguay en Quito

La Celeste dejó una pálida imagen en la caída 2-1 ante Ecuador en el Estadio Rodrigo Paz Delgado por la segunda fecha de las Eliminatorias al Mundial de México, Estados Unidos y Canadá 2026.

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Agustín Canobbio ante la marca de dos jugadores ecuatorianos.
Agustín Canobbio ante la marca de dos jugadores ecuatorianos.
Foto: AFP.

Redacción El País
Uno de los puntos flojos de Uruguay ayer en Quito fue la escasa precisión para jugar la pelota, sobre todo en la salida desde el fondo y por los laterales. Por eso costó acercarse al área rival, incluso cuando Ecuador prefirió cuidar su ventaja y regaló la iniciativa a los celestes. En ese momento tampoco apareció la vieja “heroica”, la pelota lanzada al área, porque no había delanteros altos ante la temprana salida de Darwin Núñez.

En algún momento pareció que la cancha de la Casa Blanca tenía un desnivel por los laterales, porque la mayor parte de las veces que los celestes quisieron jugar por los costados la pelota se les terminó perdiendo afuera por pases desacertados. Y, para hacerlo más dramático, la jugada se cerraba con un futbolista uruguayo tropezando y rodando por el césped.

Uno de los mandamientos que deben cumplir los equipos visitantes en la altura es manejar correctamente la pelota y, sobre todo, no perderla por errores no forzados. Se sabe que en Quito y sobre todo La Paz para los de afuera se vuelve muy difícil jugar en velocidad. Por eso el negocio es lograr que el partido tenga un trámite lento.

Manuel Ugarte.
Manuel Ugarte.
Foto: AFP.

Con esa premisa, los visitantes deben saber cuidar la pelota con parsimonia, aunque sea necesario tocar veinte veces para atrás y para los costados. Tocar y tocar, hasta que el equipo local en su intención de acelerar deje un hueco, y entonces tratar de aprovecharlo. Los conjuntos argentinos y brasileños, que vienen tan del llano como los uruguayos, saben hacerlo y por eso sufren mucho menos la altitud.

Uruguay supo tocar en velocidad ante Chile, cuando el rival dejó algún espacio o cuando se recuperó la pelota. En Quito alcanzar esa quinta velocidad era casi imposible, pero no se supo jugar la pelota ni siquiera en tercera velocidad.

Un problema de base fue el flojo partido de los laterales. Nández y Piquerez tuvieron problemas defensivos pero sobre todo con la pelota. Hasta los saques de costado resultaron un inconveniete, porque el balón se perdía ante la mínima presión del rival.

Las estadísticas del partido que brinda Sofascore son engañosas. Dicen que la posesión se repartió por mitades entre cada equipo. Eso se niveló en la media hora final, cuando Ecuador se refugió en su zona. Los números dicen que Ecuador perdió 124 posesiones contra 120 de Uruguay, pero mientras las del local fueron arriesgando la pelota para ir al ataque, muchas de las celestes se fueron en pases fáciles, desde escasa distancia, mal realizados.

Darwin Núñez en el encuentro entre Ecuador y Uruguay.
Darwin Núñez en el encuentro entre Ecuador y Uruguay.
Foto: AFP.

Los cambios realizados por Bielsa determinaron que Uruguay jugara el segundo tiempo con tres puntas hábiles y veloces, pero que por errores propios y por mérito del agrupamiento defensivo ecuatoriano no encontraron espacio para acercarse al área con peligro.

Entonces, todo ese lapso de dominio territorial celeste transcurrió sin que se pudiera llegar con real peligro. Ni siquiera quedó el último recurso del centro (salvo esa jugada polémica del final). Habrá que analizar si gravitó la altura en las bajas actuaciones y esa “pelea” con la pelota, o si todavía queda mucho por ajustar.

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