El tiempo vuela es una frase que se usa para hablar del intangible más valioso que tiene el ser humano. Ese enunciado se puede emplear en el caso de Tabaré Silva (50), que vuelve a dirigir en el fútbol uruguayo después de 12 años al asumir en Cerro, ya que su última experiencia había sido en 2013 al trabajar en Defensor Sporting. El DT le confesó a Ovación que durante estos años en el exterior contó con ofertas para regresar al medio local, aunque “los clubes optaron por otros técnicos”. Ahora, vuelve con algo valiosísimo para él: la experiencia.

Silva trae vivencias increíbles de mercados como el boliviano, peruano y ecuatoriano. Una de ellas fue la vez que dirigió a un equipo estando cedido por otro. Esa situación insólita se generó en 2019 cuando tomó las riendas del Barcelona de Guayaquil a préstamo desde Deportivo Cuenca y fue gracias a la colaboración de otro entrenador uruguayo, Leonardo Ramos.

“Los primeros ocho equipos del torneo clasificaban a los playoffs. En el Cuenca tuvimos algunos inconvenientes, nos quitaron puntos porque en Ecuador si un equipo no paga tiene una denuncia. Por ejemplo: tenían una semana para saldar las deudas y si no lo hacían, no se le fijaba fecha y perdía los tres puntos. Eso nos pasó a nosotros por lo que quedamos afuera de los playoffs, mientras que Barcelona sí clasificó”, detalló Silva.

Ramos era el entrenador del Barcelona de Guayaquil, dejó el club y le “dio una mano” a Silva para que lo sucediera. “Para dejarme ir, Cuenca me renovó el contrato porque se me terminaba en diciembre de ese año”, indicó. Su ciclo en uno de los equipos más grandes del fútbol ecuatoriano fue de dos partidos, debido a que fue eliminado a manos de Aucas.

Le tocó dirigir a futbolistas de la selección peruana y ecuatoriana. Nombró a dos: Walter Vílchez de Perú y Franklin Salas de Ecuador. Sin embargo, al momento de mencionar cuáles fueron los mejores jugadores que pasaron por sus manos recordó una particular situación que vivió en Deportivo Quito cuando debió hacer “campamentos por la dura situación económica del club”.

Silva explicó que esos campamentos fueron “prácticas de fútbol con aspirantes”. Rememoró que llegó a ver más de 1500 futbolistas. Bajo esa modalidad sacó dos exponentes: Rojas y Calderón. Ambos hicieron largas carreras en el fútbol ecuatoriano, pero lo más increíble fue cómo tras un error descubrió al primero.

“Con el caso de Rojas hubo una particularidad; en un momento eran tantos futbolistas, que hacíamos partidos de 20 o 30 minutos y luego llegaba la parte fea que era la de cortar a ciertos jugadores. En una primera instancia lo habíamos cortado a Rojas, pero al otro día se nos coló y volvió al campamento”, comentó.

“Nos dimos cuenta que lo habíamos bajado, pero observamos que tenía condiciones y lo dejamos”, puntualizó con una sonrisa Silva. “El fútbol es increíble”, añadió por ese episodio que le tocó pasar en el Deportivo de Quito.

Foto: Archivo El País.

En los últimos días el mundo del fútbol uruguayo estuvo eclipsado por un hecho histórico: la oferta que le presentó Peñarol a Toluca de siete millones de dólares para comprar el 80% del pase de Leonardo Fernández. No solo eso, sino que el club mexicano aceptó la propuesta de la institución aurinegra.

Silva enfatizó que le pareció “rara” esa operación por el máximo goleador del Campeonato Uruguayo 2024 y dio sus argumentos: “Porque es muy difícil que nuestro mercado pueda absorber una compra de siete o 10 millones de dólares por un jugador”, explicó el DT y, además, definió a Fernández como uno de “los mejores pateadores de Sudamérica”.

A la hora de buscar una razón de esa semejante oferta, Silva enfatizó que el 2024 del equipo de Diego Aguirre pudo ayudar en eso y, sobre todo, por llegar a las semifinales de la Copa Libertadores.

“Los premios de la Libertadores han aumentado muchísimo y Peñarol también generó que la gente llenara el Campeón del Siglo en varias oportunidades”, instó. “El club tenía un respaldo económico generado por la Copa que hizo, y tal vez le permitió desembolsar ese dinero por un jugador que participó en la mayoría de los partidos y fue la figura excluyente del pasado Campeonato Uruguayo”, agregó el técnico.

Silva expuso que todo esto por el pase de Fernández no aumentó la complejidad para los equipos chicos, ya que “siempre fue difícil competir con Peñarol y Nacional”.

“Más allá de que los equipos en desarrollo trabajan, intentan y a veces ganan algún torneo, generalmente el poderío económico que tienen Nacional y Peñarol lleva a que hagan grandes inversiones y traigan jugadores importantes como es el caso de Fernández”, dijo.

Silva sostuvo que a pesar de la continuidad de Fernández en el club mirasol, no le garantiza a Peñarol volver a ser campeón Uruguayo. “¿Es más difícil para todos los demás? Sí, es más difícil. Tampoco es imposible y no le asegura a Peñarol salir campeón”, ahondó.

Con la cabeza puesta en su vuelta a Uruguay, el campeón de América con la Celeste en 1995 le “agradeció a la gente de Cerro porque realmente tenía muchas ganas de trabajar”.

Silva se tiene mucha confianza de cara a la dura temporada 2025 que se le avecina con el albiceleste, quien está muy comprometido con el tema del descenso.

“Quiero generar un esquema de juego, tratar de dejar el tema del descenso atrás lo más rápido posible y poder luchar por acceder a una copa internacional”, concluyó Tabaré Silva.

Ayer, comenzó los entrenamientos Cerro para lo que será la temporada 2025 donde tendrá el gran objetivo de evitar descenso.

La práctica fue comandado por su nuevo director técnico, Tabaré Silva, que vivió unos días previos de mucha planificación por el armado del plantel y la confección de la pretemporada.

Silva arribó al Villero después de analizar algunas ofertas y con el propósito de no revivir una de las experiencias que tuvo en Perú y fue que no le cumplieron con la pactado.

“Me dijeron una cosa y no era tan así”, recordó. Se refirió a algunos de esos ítems: “Temas de logística. Por ejemplo, me prometieron una cancha que tenía las medidas necesarias, pero al final no era así”.

Silva se tomó un tiempo, vio las posibilidades que tenía y decidió volver al fútbol uruguayo para ir a Cerro.

Recorrió las instalaciones del club villero, elogió el estado del campo de juego del Tróccoli y consiguió otro complejo para entrenar una vez por semana.

Silva tiene puesta la ilusión en su trabajo, pero, sobre todo, está muy feliz por volver a dirigir en su país.

Foto: Estefanía Leal.

Tabaré Silva recalcó que tanto en Bolivia, Ecuador como en Perú elogian un pilar fundamental del futbolista uruguayo: “Su fortaleza mental”.

“Conviví con jugadores de la selección ecuatoriana y peruana, y una de las cosas que recordaban cuando se enfrentaban a Uruguay era eso de la entrega. Más allá de la calidad de los jugadores que siempre tuvo Uruguay, ellos destacan y respetan muchísimo el fútbol uruguayo”, señaló el DT.

Si bien estuvo 12 años trabajando afuera, el campeón de la Copa América en 1995 evidenció que siempre siguió la realidad del certamen uruguayo. Además, apuntó que durante esos años hubo muchos cambios en el fútbol local y los enumeró. “Desde que me inicié como entrenador se cambió mucho y esto se ve en la conformación de los planteles de los equipos, sacando a Peñarol y Nacional, donde la mayoría son jugadores de las inferiores”, mencionó. “Los clubes que tienen muy buenas inferiores sacan constantemente futbolistas y los meten en el equipo principal”, añadió.

Esa no fue la única modificación que resaltó el entrenador del fútbol doméstico, porque esgrimió otra y tiene que ver con la metodología de juego. “Cambió un poco por la dinámica y también en el hecho de cómo vos técnico te vas adaptando a las situaciones. Por ejemplo: el salir jugando desde el fondo”, contó.

Silva quedó sorprendido con esa situación porque se ve que lo realizan “tanto los equipos de la A como los de la B”.

“Eso hace 10 años atrás era impensado en Uruguay”, afirmó. “Viene de Europa debido a que la mayoría de los equipos de ese continente salen jugando desde el área chica”, agregó.