Un trayecto solo para resilientes: conocé la historia de Richard Núñez, jugador de Fénix

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Richard Núñez, mediocampista de Fénix. Foto: Marcelo Bonjour.

HISTORIAS

El mediocampista pasó varias peripecias, pero en Cerro se ganó su lugar y hoy disfruta de estar en Fénix buscando "jugar en un grande" o dar el salto hacia el exterior.

La historia de Richard Núñez, mediocampista de Fénix, es sinónimo de resiliencia y tuvo un inicio particular: a diferencia del típico niño que descubre su gusto por la redonda en el baby fútbol, el futbolista prefería jugar en el barrio, pero no le apasionaba entrenar.

“A los 13 años Nicolás Silva, un amigo, me dijo para ir a una prueba de preséptima con Liverpool, fui y no quedé. Después, al otro año, me dijo para ir y no quise porque ya me habían echado”. Sin embargo, su colega logró convencerlo para que probara otra vez al año siguiente y el resultado no fue el esperado.

Sin embargo, Núñez continuó ligado al fútbol porque Silva, junto con otro chico, volvió a invitarlo a otra prueba, que en esta ocasión fue en Peñarol. “Ellos dos quedaron y yo no, ahí le dije que no me invite a ninguna prueba más porque no quería jugar al fútbol, quería estar ahí nomás en el barrio y pasarla bien”, comentó ya resignado. A esa oportunidad había ido gracias a un contacto que les había conseguido la chance de probarse. Fue como un balde de agua fría, porque era la segunda vez que no quedaba en un equipo y el sueño empezaba a desvanecerse.

Fue un momento duro por su expectativa de ser profesional, pero también por la que depositaba en él su madre cada vez que regresaba a su hogar. “Me preguntaba qué me habían dicho porque estaba emocionada de que yo me vaya a probar a algún cuadro, pero cuando yo le decía que no quedaba era un bajón”.

Fueron dos veces las que su madre obtuvo la misma respuesta. “Me sentía mal, como que no servía para jugar al fútbol”, contó Núñez.
El centrocampista ya estaba resignado, su amigo, que ya jugaba en Cerro, le pedía que fuera a probarse que estaban necesitando a un jugador como él, pero la respuesta siempre era negativa.

Sin embargo, los propios jugadores de Cerro reconocieron a simple vista el talento de Núñez. En un fútbol cinco con los jugadores de la Séptima que se disputó en la cancha de Stockolmo, los jugadores albicelestes le hicieron un pedido específico a Silva: “'¿Por qué no lo llevás para Cerro para que juegue con nosotros?‘”.

Tras un largo tiempo de insistencia por parte de Nicolás y de Jorge Alfaro, quien lo llevaba a entrenar, Núñez decidió ir a la prueba definitiva.
Lo ficharon en Sexta División y no se detuvo hasta llegar a Primera, donde lo hizo debutar el Petete Correa con 18 años. El punto más álgido de su rendimiento en el club lo tuvo con Julio César Antúnez como director técnico, quien incluso le cedió la cinta de capitán y fue un reconocimiento para él.

“Richard Pellejero no jugaba porque tenía cinco amarillas, yo estaba sentado en el vestuario y pasó el Tola, me saludó y me dijo: ‘Mirá que hoy vas a llevar la cinta’”, obviamente que me puse medio nervioso y ahí se me pasó todo por lo que había luchado por la cabeza, las dos situaciones de Liverpool y lo de Peñarol, la lucha de mi madre, la de mi abuela y la mía; siempre estuvieron ellas para darme todo, porque mi padre estuvo toda la vida preso; sigue hasta ahora”.

En sus momentos más críticos, Núñez encontró una motivación especial: “Pensaba en que no me gustaría que mi padre salga y no me vea jugar al fútbol. Tengo la suerte de que me puede ver por la tele, porque él me llama y me felicita”.

Hoy el jugador vive un buen presente en Fénix, donde está “cómodo”, pero también sueña con ir por más: “Quiero jugar en un grande de Uruguay, pero si no se da, me gustaría jugar en el exterior”.

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