Uruguay tuvo más la pelota (55% a 45% de posesión), dispuso de mayor cantidad de tiros de esquina y realizó más pases que Argentina, 447 a 356. Pero no generó nada en ataque, ya que no tuvo ninguna situación clara de gol; apenas se pueden destacar un tiro frontal de Giorgian de Arrascaeta y otro de Federico Valverde que atajó sin problemas el Dibu Martínez. Muy poco para una selección con el nivel de jugadores que tiene la Celeste, sin dejar de desconocer que enfrente estaba Argentina, el campeón del mundo. Fue 1-0 a favor de la visita en el Centenario por un golazo de Thiago Almada a los 67’.

Y el resultado fue justo, porque en la sumatoria de minutos Argentina fue más. Después de un primer tiempo parejo, con poco peligro sobre los arcos, y con un ritmo bastante más bajo de lo pensado por lo que proponen ambas selecciones, los de Lionel Scaloni mejoraron ostensiblemente en el complemento y crecieron en intensidad, lo que ayudó a que el equipo se posicionara más arriba en el campo, apoyado por la buena tarea de los mediocampistas, tanto de Leandro Paredes, como de Alexis Mac Allister y Enzo Fernández.
La Celeste mermó su rendimiento físico y no pudo adelantarse. Ni siquiera cuando estaba abajo en el marcador. Tampoco con los cambios que buscó Marcelo Bielsa, sacando sorpresivamente a Pajarito Valverde y a Darwin Núñez cuando todavía quedaban más de 20 minutos de partido.

Uruguay quedó cuarto en la Eliminatoria, con la misma cantidad de puntos que Paraguay (20), pero con una mejor diferencia de goles (+ 7 a +2). A falta de cinco fechas para finalizar las clasificatorias, y con un partido de riesgo por delante (contra Bolivia, a 4.150 metros de altura), la Celeste está todavía a siete unidades de la selección que hoy está clasificando al repechaje, que es, precisamente, el rival del martes. Y está a ocho de Venezuela, la selección más cercana en puntos que está quedando afuera del Mundial.
El debe del Uruguay de Bielsa: la generación de juego en ofensiva
No es nuevo. A pesar de los cuatro puntos sobre seis posibles de la doble fecha pasada (contra Colombia y Brasil), desde la Copa América Uruguay está en el debe en, por lo menos, un ítem: se trata de la generación de juego en ofensiva. Lo reflejó el 0-0 contra Paraguay y Venezuela, el 0-1 ante Perú en Lima, en el 0-0 con Ecuador y hasta en el 1-1 frente a Brasil, donde las situaciones claras de gol que generó fueron escasas. Si bien en el medio estuvo el 3-2 a Colombia, con el gol en tiempo de adición de Manuel Ugarte, ayer fue muy pobre lo de Uruguay en la generación de juego. Pero, ¿cuáles son los motivos?
En primer lugar hay que decir que Argentina estuvo un escalón arriba en intensidad, lo que generó que en varias oportunidades había dos marcadores para un jugador, y para lograr eso fue muy importante el trabajo de sus volantes. En segundo orden, Uruguay no encontró los mejores caminos para atacar, porque si bien Valverde y Rodrigo Bentancur buscaron en algún momento del primer período filtrar pelotas, no se llegaba con claridad a tres cuartos de cancha.

También hay que hacer referencia a la mala toma de decisiones de algunos jugadores en el cuarto final del campo de juego y hay dos ejemplos claros: cuando a Maxi Araújo le quedó limpio el tiro de derecha y no se animó a hacerlo en el primer tiempo buscando su mejor perfil; y cuando en el complemento Federico Viñas tomó el callejón central y cuando tenía para abrir el balón, se lo quitaron entre dos argentinos.
Claro que el hecho de no generar es multicausal, porque, por ejemplo, también hay que mencionar algunos rendimientos individuales, como el de los extremos -Araújo y Facundo Pellistri-, que de un tiempo a esta parte no vienen incidiendo como sí lo lograron en el comienzo del proceso Bielsa. A su vez, De Arrascaeta tuvo una muy pobre actuación, y no justificó su titularidad, algo que se terminó de decantar el mismo día del partido (salió a los 41’ por una molestia, según lo que dijo Bielsa en la conferencia, entró Nico De la Cruz y, aunque se mostró más, tampoco pudo gravitar).

El que sí lo pudo hacer fue Almada, que fue el mejor exponente de Argentina. Avisó en un par de oportunidades hasta que metió el único gol del partido. Antes, el que se transformó en figura fue Sergio Rochet. El arquero uruguayo había evitado la caída de su arco con flor de atajada (a Almada) en el inicio del segundo tiempo, le sacó con sus pies el gol a Enzo Fernández y otro mano a mano a Almada, cuando la defensa había fallado dejando enormes espacios entre los defensores centrales.
Después del gol, Argentina durmió el partido, Uruguay no encontró los caminos para ofender, ni siquiera con pelotas quietas, donde también hubo mucha imprecisión y no se aprovechó la altura de algunos de los jugadores celestes, acostumbrados a ganar en el juego aéreo. También se fue expulsado Nicolás González en tiempo de adición por una dura falta contra Nahitan Nández que, pese a lo que se había especulado, fue titular en el Centenario.
Uruguay estará en el Mundial, pero pensando en ese torneo, debe crecer en muchos aspectos del juego.
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