Suenan las bocinas a lo largo y ancho de la Rambla de Montevideo. Vecinos sonrientes de un lado, niños alocados a los gritos del otro. Es 31 de julio de 2022 y Luis Suárez cantó regreso. Regreso a las raíces, a los vestuarios a medio hacer, a las chicanas, al roce propio del fútbol uruguayo y también al dulce de leche, las tortas fritas, los asados, el mate.
Todas las miradas, todas las expectativas, y sobre todo todas las emociones, recaen sobre un único protagonista. Uno que aparece como el héroe de un cuento de hadas atípico en un mercado de pases célebre para Nacional y su gente. Es él, y únicamente él. Pero a su espalda se esconde el nombre de otro jugador que, pese a ser anunciado dos semanas antes, quedó opacado con una llegada que fue invisible.
Francisco Ginella(24), sin una queja, sin una mala cara, sin pretensiones por demás y trabajando en silencio desde el primer día, fue un futbolista que entendió su lugar en el plantel y puso todo de sí. Razones tenía. Y así lo dijo frente a las cámaras: “Desde que llegué era consciente de que en el mediocampo había un muy buen nivel. Y si se está ganando, es difícil insertarse”.
Hoy es miércoles 13 de junio de 2023. Pasó casi un año de aquel suceso y nada parece haber cambiado demasiado. Lo de Suárez movió cielo y tierra, porque en su vuelta estuvo a la altura de lo esperado. Pero lo de Ginella, condicionado por las lesiones, ha sido un camino de luces y sombras que desde lo numérico hasta parece un tanto apresurado de juzgar.
En sus primeros seis meses
Llegó para secundar un mediocampo conformado por el dúo Felipe Carballo-Yonatan Rodríguez y al que por momentos se intercalaba Diego Rodríguez. Tras la partida del primero a Gremio, quedó, naturalmente por características, como sucesor del puesto.
Dotado técnicamente, Ginella encontró su lugar en un once que a mediados de semestre se recitaba de memoria. Solo fue titular en los últimos dos partidos del Torneo Clausura y en otro frente a Montevideo City Torque, a mitad de campeonato, cuando el DT Pablo Repetto optó por darle oxígeno a algunos de los jugadores titulares.
Con la 17 a su espalda, el volante con pasado en Wanderers superó la prueba, pero dejó ganas de más. Cerró sus primeros seis meses con la sensación de que aún tenía mucho por mostrar.
En la presente campaña (2023/24)
Para la siguiente temporada, con Ricardo Zielinski al mando, pintaba para ser un nombre puesto. Comenzó el primer entrenamiento corriendo a la par de sus compañeros con un horizonte incierto de que una semana después llegarían las (primeras) malas noticias: una fractura de un hueso del tobillo de la pierna derecha.
Ese dolor es el mismo que lo aqueja seis meses después, luego de una frustrada vuelta en marzo que lo obligó a ser intervenido quirúrgicamente con tornillos.
Ayer, a pocos días de que se oficializara su renovación por un año, Nacional hizo saber de manera pública que sufrió una “refractura” en la zona,por lo que deberá volver a operarse y nuevamente estará al menos dos meses afuera de las canchas.
Es así que hasta hoy, aún en la casilla del debe, Ginella apenas jugó el 28% de minutos posibles (19 partidos).