Corría el minuto 85 de la final en el Campeón del Siglo cuando Diego Aguirre llamó a Bruno Bentancor para entrar a la cancha. Se esfumaba el título que tres meses atrás parecía imperdible y se manifestaba en el humor de las tribunas, repletas de gente que fue ilusionada con una remontada, pero a la que el equipo de nuevo no respondió. Salvo el de siempre: Matías Arezo.

De los 45 partidos oficiales que jugó Peñarol en 2023, el goleador solo se perdió ocho. Entre los 37 que estuvo en cancha sumó 3.296 minutos, metió 21 goles (dos hat-tricks) y repartió seis asistencias. Su cuota goleadora valió puntos clave para mantener al Carbonero siempre arriba en las tablas del campeonato y llevarlo a la definición. Como los ocho goles que anotó en las primeras seis fechas, que sirvieron para ganar el Torneo Apertura pese al declive de los últimos juegos.

La tapa de Ovación del 14 de febrero titulaba “Arezo y 10 más”, luego de su hattrick para la victoria 4-3 sobre La Luz.

La del 8 de marzo: “De otra galaxia”, tras otro hattrick, esta vez ante River Plate por la primera fase de la Copa Sudamericana.

La del 29 de noviembre: “Club Atlético Arezo”, luego de su gol a Fénix, en medio de la crisis del último trimestre que terminó costando la Tabla Anual.

Jugó bajo las órdenes de Alfredo Arias, Juan Manuel Olivera, Darío Rodríguez y Diego Aguirre. En el primer semestre jugó a veces como único delantero, otras de doble nueve junto a Abel Hernández y otras de extremo.

Con las lesiones de la Joya, para la segunda mitad del año fue en general el delantero de referencia, pero en casi tantos sistemas como partidos: 4-3-3, 4-4-2, 4-2-3-1, para terminar en un 5-3-2.

Compartió ataque con Abel Hernández, Ignacio Laquintana, Diego Rolan, Óscar Cruz, Bruno Bentancor, Brian Mansilla, Máximo Alonso, Nicolás Rossi, Kevin Méndez, Ángel González, Franco González y José Neris. La única constante entre todos es Arezo.

Se destacó tanto por sus goles como por su sacrificio. Presionó, marcó, corrió, asistió: tiró del carro de un Peñarol sin funcionamiento colectivo desde la primera fecha hasta la final, y los hinchas se lo agradecieron en el que fue posiblemente su último partido en de esta etapa con la camiseta aurinegra, porque todo indica que volverá al Granada de España en las próximas semanas.

En una tarde oscura en la que llovieron insultos y silbidos para toda la estructura del club, él se llevó aplausos.