La aparición del presidente de la República, Luis Lacalle Pou, en los televisores de miles y miles de hogares uruguayos, el 13 de marzo de 2020, fue para anunciar lo que hace un par de horas ya se sabía. Que el coronavirus -que ya era una realidad en el mundo- había llegado a Uruguay, que los primeros cuatro casos estaban confirmados y que, por lo tanto, se decretaba a partir de ese momento la emergencia sanitaria.
Un día como hoy, pero cuatro años atrás, Juan Manuel Izquierdo era un soldador aficionado y se ganaba la vida peleando por un lugar en el primer equipo de Wanderers. Se enteró por su madre de la noticia, la corroboró mirando la conferencia posterior en el informativo y enseguida le llegó el aviso de que se habían suspendido las prácticas.
—Yo vivía en un apartamento en Sayago y a raíz de eso me mudé a una casa con patio. Quería más espacio y aproveché: empecé a descubrir otros roles que me gustaban, me compré soldadora, moladora, taladro y me hice un taller en casa. Pasaba el tiempo haciendo otras cosas.
Había estudiado soldadura en la UTU naval, en un simple curso que duró dos años. Fue "muy básico" -recuerda- pero la idea le quedó y la puso a prueba durante un tiempo, antes de que naciera su hija, que ya tiene dos años.
"¿Te acordás qué estabas haciendo el 13 de marzo de 2020?", fue la pregunta para Lucas Sanabria, que vivía una realidad muy distinta a la actual y todavía jugaba en Nacional de Florida cuando le hablaron del inicio de una pandemia.
—Me acuerdo que al principio empezamos a entrenar por Zoom. Después estuve de vuelta entrenando por Zoom, pero con el otro Nacional (Montevideo).
Recién con 17 años, y todavía con el coronavirus en circulación, el floridense empezó a viajar a la capital. Por las mañanas, salía camino a Los Céspedes en una camioneta que lo pasaba a buscar por la puerta de su casa a las 6:30 y volvía pasada la una de la tarde. Ni se imaginaba que iba a ser padre.
A fines del año pasado nació su bebé y en este 2024, además de aprender a cambiar pañales, vivió la experiencia de jugar su primer clásico y ganarse un lugar como titular en el primer equipo.
Otros que tenían edad de liceales en su momento, y que por aquel entonces jugaban en la Quinta División de Nacional, eran los juveniles Ignacio Suárez y Guillermo López, hoy asentados en el plantel de Primera.
El arquero se enteró del anuncio de los primeros cuatro casos en su casa, a partir de un anuncio formal de Nacional. La notificación cayó al grupo de WhatsApp que tenía con sus compañeros en el teléfono.
—Cuando salió lo del covid estaba en mi casa. Me enteré por Nacional que enseguida avisó cuando saltó todo. Desde ahí fue muy complicado para vivir y jugar al fútbol.
El nacido en Paysandú siguió escalando en las divisionales y llegó hasta la Tercera División, de la que se convirtió en capitán cuando quedó al frente Álvaro Recoba, quien hoy dirige al equipo principal.
—Nacho siempre tuvo mucha personalidad, que, por suerte, ahora le está jugando a favor. Es muy hincha, sin duda, y en algún momento, cuando era juvenil, a veces le jugó en contra porque en muchos partidos lo expulsaron. Creo que el Chino le hizo muy bien porque lo puso como capitán de la Tercera e hizo un clic. Estamos muy contentos con su trabajo —dijo a Ovación el dirigente Antonio Palma.
López, aunque también hizo el recorrido escalando en las inferiores, el año pasado se fue cedido a Rentistas en busca de minutos. Cumplió con las expectativas, al igual que Felipe Cairus, y regresó a Nacional a pedido de la gerencia deportiva. Ese día en que comenzó a propagarse oficialmente el virus hace cuatro años, también fue inolvidable para él.
—Estaba en Quinta y me acuerdo que llegué a mi casa y mis padres me comentaron, pero no entendía muy bien. Nacional sacó un comunicado suspendiendo los entrenamientos y ahí sí me preocupé. Después ya arrancamos los entrenamientos por Zoom para no perder la forma física y, por suerte, se fueron tomando las medidas para poder volver.
En otra parte del mundo, pero también inmerso en el ruedo futbolístico mientras el panorama sanitario interrumpía las actividades, estaba el nigeriano Christian Ebere. El inicio de su recorrido por clubes de Brasil lo había mandado a parar en el FC Cascavel, de la Cuarta División.
La confirmación del primer caso de covid-19, si bien lo tomó por sorpresa, ya no era novedad el 13 de marzo de 2020. Sucede que el entonces presidente, Jair Bolsonaro, había confirmado la llegada del virus el 26 de febrero, lo que convirtió a Brasil en el primer país de América Latina en reportar un contagio. Hasta el día de hoy, Ebere lo recuerda perfectamente.
—Estábamos concentrando con mis compañeros y salimos a comer. Ahí se comenzó a hablar y vimos en la televisión que en China había una situación complicada, con un virus que se llamaba covid y estaba molestando. Ya hablábamos de eso, pero nadie sabía que iba a llegar hasta Brasil u otros países. Cuando llegó a Brasil, ya muchas personas tenían el virus. Yo estaba en un club que liberó a todo el mundo para ir a la casa a cuidarse, y me tuve que ir a otra ciudad a quedarme. Pasé en mi casa, cuidándome, comiendo muchas verduras, tomando vitaminas, entrenando. Salía solo cuando quería ir al supermercado y así fue hasta que dijeron que todo estaba más tranquilo y las personas podían salir.
Párrafo aparte merece el caso de Thiago Helguera, que por ese entonces era solo un chico de 14 años. Ya había deslumbrado en Paysandú, donde terminó la escuela rural, y al momento del anuncio de los casos de covid estaba instalado en la residencia de Nacional, ubicada en Montevideo. Su recuerdo, pese a la juventud, también sigue fresco.
—Nos avisaron de una posible cuarentena por todo lo que estaba pasando y aislaron a algunos que tenían síntomas parecidos. Desde ahí estuvimos un tiempo cada uno en su casa, en mi caso en el interior y no se entrenaba presencial; solo por Zoom y el profe mandaba actividades para que hagamos. Volvimos a la residencia después de cuatro meses y cambió casi todo: cada uno tenía su barbijo, comíamos separados y tratábamos de evitar los espacios compartidos, que es lo más común en la residencia. Después seguí normal, estudiando, y a finales de 2022 me avisaron que podría subir a Primera para hacer la pretemporada con el primer equipo. Hasta el día de hoy estoy agradecido por la oportunidad y a la residencia por cuidarme.
Helguera tuvo covid-19 en 2022, pero la pandemia no impidió que su rendimiento futbolístico siguiera rompiendo los ojos en su categoría. Por eso, con el apoyo de la directriz juvenil, Ricardo Zielinski lo subió en la pretemporada que hizo el equipo el año pasado.
Aclaración: los contactos con los futbolistas de Nacional fueron realizados en días previos a la publicación de esta nota.
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