Ayer se cumplió exactamente un mes del día más oscuro para todo Nacional en mucho tiempo. Fue una noche negra, en la que el resultado contra São Paulo pasó a ser anecdótico y la frustración por la eliminación del Mundial de Clubes se evaporó al son de la imagen de Juan Izquierdo desplomado en el medio del Morumbí.

El episodio abrió una herida eterna para los corazones tricolores que de a poco se va cicatrizando. Sin embargo -y aunque todo siga pareciendo muy reciente-, el grupo logró dar vuelta la página en la cancha y anoche, por primera vez en mucho tiempo, volvió a sonreír, como si se tratara de una paradoja que le estaba rindiendo homenaje a la faceta por la que más era reconocido su excompañero.

Una fuente tricolor dijo a Ovación que, de todas formas, la nostalgia en la gran mayoría de los casos prevalece: "Los días, para nosotros, siguen siendo cuesta arriba".

Foto: Ignacio Sánchez.

Wanderers, al igual que en marzo cuando visitó el Gran Parque Central, fue testigo de una perfomance perfecta de un Nacional que ganó 2-0 en el Parque Viera (pudo haber goleado) y encontró respuestas en su banco de suplentes.

El argentino Gastón González, que no había jugado un solo minuto desde el pasado 28 de julio e incluso estuvo afuera de la convocatoria contra Liverpool (por decisión técnica), entró a los 68’ derecho a hacer el gol. Y generó sorpresa en algunos despistados que estaban en el estadio y ni se percataron de que había entrado por Diego Zabala.

Fue su primer grito con la camiseta de Nacional después de una larga espera de 26 partidos en los que sí había aportado una asistencia.

Foto: Ignacio Sánchez.

Eso no fue todo. Porque, también pensado como sustituto para refrescar al equipo, entró Guillermo López, que a principios de agosto tenía intenciones de salir a buscar más oportunidades en Boston River.

El juvenil de 21 años, protagonista de la final clásica del Torneo Intermedio por picar un penal en la definición, enfiló un contragolpe espectacular que lo finalizó Rubén Bentancourt. ¿La curiosidad? Fue el tercer gol de la noche del delantero anulado por posición adelantada.

Foto: Ignacio Sánchez.

¿Qué le dice todo esto a Lasarte? Desde luego que anímicamente su grupo ya se empezó a recuperar, a pesar de que la melancolía reflorece cada vez que aparece una fecha coincidente.

Partidos como el de ayer le dicen, a su vez, que tiene respuestas en el banco de suplentes y que el plantel, por más que en su momento parecía corto por las desgracias sanitarias que sufrieron sus centrodelanteros, en realidad tiene una riqueza ofensiva que le saca una diferencia de 10 goles a Peñarol en la tabla de los equipos que más convierten.

Como ajuste, se desprende que a comparación de otros años Nacional no había recibido la cantidad de goles que tiene en contra a esta altura de la temporada (38). Pero, en ese sentido, el hábito del arco en cero -que inició hace dos domingos con Liverpool y se repitió con Wanderers- ya estuvo presente en siete de los 11 partidos de este nuevo ciclo y puede ser una buena señal. El tiempo dirá si se convierte en su fortaleza.