La Bombonera albergará mañana uno de los partidos con más historia de todos. El clásico del Río de la Plata es el más antiguo fuera de las islas británicas, el que enfrenta al primer campeón del mundo y al último, y el clásico que más veces se disputó, incluso más que el único más viejo entre Inglaterra y Escocia. Uruguay y Argentina se enfrentaron 212 veces desde 1902, de las que 96 fueron para la albiceleste, 63 para la Celeste y 53 terminaron en empate.

Pero de esa enorme cantidad de duelos, se destacan cuatro: los que –como en este caso– jugaron cuando uno de los dos venía de ser campeón del mundo. En esos partidos, todas las veces ganó el otro.

Foto: Archivo/El País

El primero de esos cuatro cruces fue el 15 de mayo de 1932. Uruguay venía de coronarse como el primer campeón del mundo FIFA de la historia del fútbol, precisamente venciendo en la final a Argentina en el Estadio Centenario, en el Mundial de Uruguay 1930. Poco menos de dos años después, se vieron las caras en el extinto estadio del Sportivo Barracas de Buenos Aires, donde la albiceleste tuvo su revancha.

Argentina ganó 2-0 con goles de Horacio Martínez y Roberto Cherro, con la particularidad de que el único futbolista que también estuvo en la final del mundo fue el arquero uruguayo Enrique Ballestrero, de Rampla Juniors y multicampeón con Peñarol. Tres días más tarde, se volvieron a cruzar en el Estadio Centenario, cuando la victoria fue para Uruguay 1-0 con gol de Pablo Dorado, uno de los verdugos de Argentina en aquella final del mundo.

En los años siguientes, las selecciones rioplatenses continuaron enfrentándose en varias oportunidades, incluso dos, tres y hasta cuatro veces en un año, hasta 1948. Una huelga de los futbolistas argentinos por salarios, fichajes y otras cuestiones, activó una crisis en la vecina orilla que –sumado a una enemistad ascendente con Brasil tras varios episodios de violencia durante algunos partidos de esa década– dejó casi sin actividad a la selección albiceleste por los próximos años, perdiéndose tanto el Mundial de Brasil 1950 como el de Suiza 1954.

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La historia del Maracanazo ya la conocemos, pero luego de este Mundial se da una particularidad: Uruguay no vuelve a jugar contra su rival histórico hasta 1955, tras casi siete años desde el último enfrentamiento y cuando el campeón del mundo ya era Alemania Federal –que se había coronado en Suiza, donde la Celeste perdió en semifinales con Hungría y a la postre terminaría en la cuarta ubicación–. Los del Río de la Plata se volvieron a encontrar en suelo trasandino el 27 de marzo de ese año en una Copa América (Campeonato Sudamericano de Selecciones en ese entonces) que se terminaría quedando Argentina. El escenario fue el mítico Estadio Nacional de Santiago.

Los albicelestes fueron superiores y cerraron una de las mayores goleadas de la historia de este clásico por 6-1. Aquel partido quedó marcado por el nocaut del campeón mundial Matías González al argentino Norberto Conde, que ingresó faltando 10 minutos para el final con el partido 5-1 y enseguida recibió un golpe de puño en la cara del defensa uruguayo que lo dejó groggy (aturdido por los golpes, en términos de boxeo). Según crónicas de la época, Conde le habría preguntado irónicamente a González: Señor, ¿cómo va el partido?; aunque el argentino lo negó hasta su muerte.

Poco le importó si llegaba como el mejor del mundo o no, Argentina vencía así dos veces a su rival de siempre.

Pasaron los años y llegaron las buenas al otro lado del río. Argentina fue anfitriona del Mundial de 1978, al que Uruguay ni siquiera clasificó. Sin embargo, se enfrentaron en el último amistoso internacional previo al torneo, que fue justamente el último que disputaron en La Bombonera. En aquella ocasión la albiceleste ganó 3-0 y posteriormente levantaría su primera Copa del Mundo en su casa, con Mario Alberto Kempes como goleador y figura.

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De nuevo tuvieron que pasar varios años para que se vuelvan a enfrentar. Al ser campeón, Argentina clasificó directamente al Mundial de España 1982 –al que Uruguay otra vez no accedió– y no fue posible que se cruzaran por Eliminatorias. Tampoco coincidieron en la Copa América de 1979 ni la de 1983 –que ganó Uruguay–. El clásico del Río de la Plata tuvo que esperar hasta el 18 de julio de 1984 para volver a jugarse, esa vez en calidad de amistoso, aunque no redujo la expectativa de los uruguayos que llenaron el Estadio Centenario.

De los argentinos campeones del ‘78 ya no quedaba ninguno, ni siquiera el técnico, que a esa altura ya no era el Flaco César Luis Menotti, sino el Doctor Carlos Salvador Bilardo. Sin embargo, sí tenía algunos nombres conocidos: el arquero Nery Pumpido, el Tata Brown, Alejandro Sabella, Miguel Ángel Russo, Jorge Burruchaga. Del lado uruguayo, bajo la dirección técnica de Omar Borrás, estaban entre otros el Tano Nelson Gutiérrez, Eduardo Acevedo, el Pato Carlos Aguilera y el Chifle Jorge Barrios, capitán y autor del gol con el que los celestes se impusieron como locales.

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El destino quiso que dos años más tarde Argentina y Uruguay se crucen por segunda y última vez en una Copa del Mundo. La primera fue en 1930: en la final, ganó Uruguay y fue campeón. Esta última fue en el Mundial de México 1986: por octavos de final, ganó Argentina 1-0 con gol de Pedro Pasculli y luego de otros tres partidos la albiceleste fue campeona del mundo por segunda vez en su historia, con Diego Armando Maradona como su descollante figura.

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Al año siguiente, el clásico rioplatense tuvo varios condimentos extra: el primer campeón mundial contra el entonces último se enfrentaron nada menos que por semifinales de la Copa América 1987, en el Estadio Monumental de Núñez. A pesar de que Uruguay era el vigente campeón de América, habiendo llegado a 12 copas en 1983 e igualado la marca de Argentina como el país más ganador, la albiceleste era por todos lados el gran favorito tanto para el partido como para quedarse con la decimotercera, pero esa vez los de Bilardo no pudieron con los de Roberto Fleitas.

Siete de los 11 argentinos habían jugado la final del ‘86 ante Alemania Federal: Ruggeri, Brown, Cuciuffo, Giusti, Olarticoechea, Batista y Maradona. Mientras que con la Celeste -ese día de blanco- destacaban los jóvenes Pablo Bengoechea, Ruben Sosa y Enzo Francescoli. El único gol del partido llegó sobre el final del primer tiempo, cuando el 10 uruguayo picó solo por el medio y, al tiempo que lo encerraban tres argentinos, la tocó sutilmente para el Hormiga Antonio Alzamendi, quien apareció solo por la derecha y definió cruzado.

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Aquella tarde vestida de azul, la albiceleste campeona mundial no pudo quebrar la defensa uruguaya más allá de un tiro libre de Maradona y un cabezazo de Juan Gilberto Funes sobre el final, que sacó de dos voladas espectaculares Eduardo Pereira. Y por cuarta vez en la historia de este antiguo clásico, perdió el campeón del mundo.

Aunque para algunos se tratará de una casualidad estadística sin importancia, habrá otros que verán algo más en esta rica historia de países hermanos y viejos rivales, en la que cuando uno conquista y enamora al mundo entero, el otro siempre lo desafía.

Por Eliminatorias, Uruguay visitó a Argentina siete veces desde 1997 hasta hoy, pero nunca pudo lograr un triunfo.

Paradójicamente, la Argentina campeona del mundo de Lionel Messi llega a este jueves invicta a la quinta fecha de las Eliminatorias, pero muchos ven en este Uruguay al único equipo capaz de hacerle partido, con el estilo dinámico y ofensivo que ya derrotó a Brasil luego de 22 años y le cortó una racha de 37 partidos sin perder.