El gesto de los jugadores de Uruguay de ir a saludar a las cuatro tribunas marcó el final de una noche de ensueño para la Celeste, que venció bien a Brasil 2-0 en el Centenario por la cuarta fecha de las Eliminatorias, en lo que fue el segundo triunfo del ciclo de Marcelo Bielsa.

Ese gesto también marcó lo que otras generaciones transmitieron: el ser agradecidos con el que hace el sacrificio económico de ir a ver a Uruguay. Tal cual lo dijo el DT rosarino en la conferencia posterior al juego, los históricos ya no están, pero dejaron una rica herencia, entre lo que se destaca este tipo de actitudes.

No fue una noche cualquiera. Fue la noche en la que Uruguay venció a Brasil después de 22 años y en la que le cortó a los norteños una larga racha de imbatibilidad en este tipo de competencias, que llegó a su cumbre de 37 partidos y ocho años después de la derrota que había sufrido con Chile en el 2015.

El primer tiempo fue llamativamente cerrado y cortado, con varias faltas, principalmente de Uruguay, que en pocos minutos le ganaba por goleada a Brasil en ese rubro: 10-3. En ocasiones, fue una estrategia, pues cada vez que uno de los rivales quedaba con la cancha de frente y con espacios apeló al foul para rearmar las piezas y no pasar zozobras. Costó encontrar una situación de gol en el primer período, que no tuvo casi intervenciones de los arqueros.

Pese a que la Celeste no sufría, tampoco lograba generar absolutamente nada en ataque ya que Nicolás De la Cruz y Federico Valverde estaban bien marcados y los extremos no lograban encontrar ventaja en el 1 vs 1.

Hasta que Maximiliano Araújo se sacó de encima a Marquinhos -de floja actuación- y mandó el centro al medio para que Darwin Núñez anotara el 1-0 de cabeza y con mucha precisión.

Lo mejor de Uruguay llegó en el segundo tiempo, donde Brasil solo inquietó con un tiro libre que pegó en el palo en una falta inexistente pitada por el árbitro.

Foto: AFP

De la Cruz se adueñó del juego, Bielsa indicó que Manuel Ugarte retrocediera unos metros para tener superioridad ante el doble nueve que puso Fernando Diniz frente a la lesión de Neymar -Jesús y Richarlison- y Araújo hizo estragos por izquierda, dejando en evidencia al lateral Yan Couto, a tal punto que fue sustituido.

La principal virtud de Uruguay fue que en ningún momento del juego pareció correr riesgo el resultado. Menos aún cuando Darwin luchó una pelota casi perdida a la salida de un lateral de Bruno Méndez y le dejó el gol en bandeja a De la Cruz, en una sociedad que crece partido a partido.

La impotencia fue grande de Brasil, que se cargó de amarillas y que acusó el impacto de ese segundo tanto. Salieron Vinicius y Rodrygo, que lejos estuvieron del brillo que muestran cada fin de semana en Real Madrid.

La batalla táctica de los entrenadores la ganó Marcelo Bielsa. Uruguay no brilló, es cierto. Tampoco tuvo varias situaciones de gol; es verdad. Pero le ganó con justicia a Brasil, que fue totalmente inoperante.

La zaga de Ronald Araujo y Sebastián Cáceres, la apuesta de Nahitan Nández de lateral, el cambio en el lateral izquierdo, la decisión a nivel táctico con Ugarte en el complemento, la confianza en De la Cruz y la enorme apuesta por Maxi Araújo hablan a las claras de las buenas decisiones que tomó el DT para este encuentro. Hoy es fácil resaltarlas aunque no es el “diario del lunes”, pero no por ello hay que dejar de mencionarlas.

Foto: Darwin Borrelli.