"Es un sueño hecho realidad, lo soñé desde chico”, confesó Washington Aguerre al término del partido ante Cerro donde fue clave para la victoria de Peñarol, ante la consulta sobre qué significa jugar en el Campeón del Siglo y con los hinchas aurinegros en las tribunas.
En su cuarto partido como titular por el Campeonato Uruguayo, el arquero artiguense dio pruebas de su buen momento con dos atajadas extraordinarias que, cuando Peñarol no la pasaba bien, permitieron mantener la ventaja por 1-0 ante el albiceleste.
Primero fue ante Enrique Femia en el primer tiempo volando tras un remate de aire de su rival y luego en el complemento ante un foribundo disparo de Ignacio Pereira que buscó su ángulo izquierdo, pero que mandó al tiro de esquina con un manotazo.
En el mundo del fútbol suele decirse que el arquero de cuadro grande tiene que ser certero porque le pueden llegar poco, pero cuando lo hacen tiene que estar atento y Aguerre demostró que está a la altura porque el pasado sábado sumó su tercer partido consecutivo con el arco en cero luego de lograrlo ante Miramar Misiones, Rampla Juniors y Cerro.
Pero no todas han sido buenas para Aguerre con la camiseta mirasol porque mucho tuvo que esperar y mucho tuvo que pasar para que al fin le toque la oportunidad de defender la camiseta del club del que salió: “Esta vez fue la tercera oportunidad de hacerlo, y por suerte la vencida. Estoy feliz de estar en el equipo de mis amores, disfrutando en cada entrenamiento, cada momento, ayudando a mis compañeros. Es una responsabilidad muy grande vestir la camiseta de Peñarol, más siendo hincha, y porque amo al club”, confesó en diálogo con Padre y Decano Radio (Carve Deportiva).
Como si eso fuera poco, sus últimos años no habían sido los mejores porque le tocó vivir distintos altibajos. En México, donde defendió a Querétaro, vivió la insólita situación de que el equipo cambió de dueño y con ello se dio la salida de varios futbolistas y más allá de que fue de los últimos en partir de esa camada, también lo sufrió, incluso estando 10 meses sin jugar.
“Por más que entrenaba, no competía con mis compañeros de puesto porque sabía que no iba a poder jugar. Eso es feo para un jugador, porque vas a entrenar todos los días pero no te tienen en cuenta y es difícil. Sí que por momentos se me pasó por la cabeza retirarme, pero con la ayuda de mi familia, mis padres y mis hijos aguanté muchísimo”, le contó a Ovación.
Tras su salida del fútbol azteca, le llegó la oportunidad de arribar a América Mineiro de Brasil, pero también se encontró con otro obstáculo: la falta de minutos. Solo jugó dos partidos en el Brasileirao y los demás los observó desde el banco de suplentes.
Tal vez cuando menos lo esperaba le llegó la oportunidad que aguardó durante mucho tiempo y pudo jugar en Peñarol, el club de sus amores. Mucho se habló al momento de su contratación de situaciones ocurridas en años anteriores, sobre todo cuando le tocó enfrentar a Nacional, pero lo cierto es que Aguerre dejó de lado lo extradeportivo, se concentró bajo los tres palos y todo eso dio el resultado esperado porque su buen momento le permitió arrebatarle el puesto de arquero titular a quien lo tuvo durante buena parte del 2023 y que además había dejado al artiguense en el banco de suplentes en la única vez que compartieron plantel como ocurrió en el Mundial Sub 20 2013 con Uruguay.
Y es que en el primer partido oficial del aurinegro en 2024, por Copa AUF Uruguay ante Boston River, apareció como titular en lugar de Guillermo de Amores y desde ahí no salió más. Diego Aguirre le dio la confianza, él tuvo su revancha y no la desaprovechó. Sabe que la competencia que tiene no es sencilla, pero Aguerre tuvo el renacer esperado.